A bordo de la Santa Balbina

La fragata "Santa Balbina" era una fragata británica (Ex Helbrech) capturada el 9 de agosto de 1780 por la escuadra de Luis de Córdoba, junto con otros 52 buques ingleses, de ellos 5 fragatas que posteriormente sirvieron en la Armada. 1780-1794

La fragata "Santa Balbina" era una airosa embarcación velera de la Armada Real inglesa, construida en astilleros británicos, seguramente los de Plymouth. El 9 de agosto de 1780, cuando custodiaba con otras dos fragatas un importante convoy de velas, fue sorprendida y apresada junto a ellas, a la altura de las Azores por la escuadra del general Córdoba, e incorporada a la fuerzas navales españolas con el nombre de "Santa Balbina". Se la asignó al apostadero naval de Montevideo en 1781, donde efectuó diversas misiones, como la de perseguir a las naves inglesas y francesas que se dedicaban a la pesca de ballenas en aguas españolas. 

En noviembre de 1783 fue designada para trasladar a España, llevando de transporte a diverso personal del Ejército con sus familiares. Los viajeros fueron fletados partir del 5 de noviembre hasta el 6 de diciembre, en que el buque salió a la mar. La familia más numerosa de las embarcadas fue la del ayudante D. Juan de San Martín, que se presentó acompañado de su mujer, Doña Gregoria Matorras, y de sus hijos María Elena, de doce años, Manuel Tadeo, de once, Fermín de diez, Justo Rufino de ocho, y José Francisco, el futuro emancipador de Argentina, de seis.

El escribiente naval que anotó la edad de los niños consignó a José un año más del que le correspondía, suponiendo que su fecha real de nacimiento fuera la comúnmente admitida del 25 de febrero de 1778. No creemos que se equivocara, pues, en caso contrario, no hubiera podido ingresar el 21 de julio de 1789 como cadete de Regimiento de Murcia, ya que el articulo 2do., tratado 2, título XVIII de las "Ordenanzas" del Ejército, instituida por Carlos III en 1768, determinaba que el que se recibiere por cadete no había de ser menor de doce años, prescripción que se cumplía rigurosamente. El autor conoce muchos casos de influyentes militares, como el de general Conde de España, que tuvo que esperar hasta los doce años para que su hijo ingresara en el Ejercito como cadete. Se duda entonces de que un oficial de poca relevancia, como el padre de nuestro héroe, pudiera conseguir una dispensa de edad. Acompañaba a la familia San Martín un criado, esclavo negro, llamado Antonio, adquirido seguramente por D. Juan con los ahorros que pudo reunir en su destino de Yapeyú.

En total, los pasajeros eran nueve oficiales de infantería, caballería y dragones, con dos esposas y catorce hijos, una viuda de oficial, dos sargentos, cuatro cabos, un tambor con su hijo, un soldado, dos marineros ingleses, un presidiario y nueve criados.
La fragata media 69 pies de eslora y 18 de manga. Su velamen se componía de dos palos mesanos, dos mayores y dos trinquetes, y portaba treinta y cuatro cañones. Su tripulación estaba formada por once oficiales, un guardiamarina, dieciocho oficiales de mar, veintidós soldados de infantería, cincuenta y seis artilleros, cuarenta y siete marineros, treinta y seis grumetes y cuatro pajes. Transportaba también veinticinco guanacos destinados al Monarca, para los que se habilitaron a bordo divisiones, comederos y bebederos. 

Mandaba la fragata el capitán de navío D. Roman Novia de Salcedo, un vasco de cuarenta y siete años, hijo de un alcalde de Bilbao, que poco después se retiraría del servicio activo. Complementaban la oficialidad tres tenientes de navío (uno de ellos era D. Juse van Halen, el célebre aventurero, tío carnal de Juan, que coincidiría años después con San Martín en la Guerra de la Independencia de Bélgica, otro, Casimiro Lamadrid, antepasado del general Francisco Franco Bahamonde), un contador, dos capellanes, dos cirujanos y dos pilotos.
Durante el viaje, tuvieron que soportar algún temporal que les rompió por la cruz la verga mayor. Además, los guanacos enfermaron de sarna, por lo que murieron todos. El joven San Martín, que recorrería con curiosidad todos los compartimentos del buque y realizaría mil travesuras a pesar de los esfuerzos de Antonio, conservó siempre un recuerdo entrañable de la navegación y cierta inclinación a la Marina, que le movería catorce años más tarde a embarcar voluntariamente en Cartagena, en la fragata "Santa Dorotea".
A los ciento ocho días de navegación, la fragata entraba en la bahía de Cádiz, donde anclaba el 23 de marzo de 1784. Ante los ojos infantiles y asombrados de José Francisco se mostró el paisaje de las poderosas murallas de la ciudad y la blancura de sus numerosas torres y casas. El muchacho no pudo sospechar entonces el glorioso porvenir que le aguardaba. Al día siguiente desembarcó con su familia, pero eso es otra historia. 

Captura de la fragata

Captura de la fragata "Santa Balbina"
La madrugada del 9 de agosto de 1780, Luis de Córdova, director general de la Armada española, estaba a punto de hacer historia con 27 navíos y algunas fragatas, en un golpe logístico que ha quedado como el mayor sufrido en toda la historia por la Royal Navy. Acechando uno de los más grandes y ricos convoyes que partió de Portsmouth en el siglo XVIII logró la presa con una precisa mezcla de astucia y audacia sumadas a las dotes de gran navegante.
A las 5 de la mañana ha capturado 26 buques con 10 navíos, pero la caza continúa durante toda la jornada, aciaga para el inglés, trepidante para la combinada. Al anochecer cuentan 41 naves. Solo se escapa un bergantín chico por el Este y seis o siete pequeñas embarcaciones por barlovento, de las que solo se podrá dar caza a una más tarde. El mayor desastre logístico de la historia británica incluía 37 fragatas, 9 bergantines, 9 paquebotes; sumaba 294 cañones; portaba 1692 hombres de equipajes, 1159 hombres de la tropa de transporte y 244 pasajeros, entre ellos algunos importantes. De las fragatas había algunas de 700 toneladas, muchas de 400, más de 10 de 200 y el resto de 300 toneladas. Tres de ellas pasaron a la Armada española con los nombres de Colón, Santa Balbina y Santa Paula.



A bordo del Santa Balbina

A bordo del Santa Balbina
El día 6 de diciembre de 1783 zarpa de Montevideo al mando del capitán don D. Roman Novia de Salcedo. Llevando la renta de correo, entra en Cádiz el 13 de marzo de 1784 después de 108 días de navegación. Lleva a bordo cueros al pelo, tabaco y 120.000 pesos. También llevaba a bordo a militares y sus familias nueve oficiales de infantería, caballería y dragones, con dos esposas y catorce hijos, una viuda de oficial, dos sargentos, cuatro cabos, un tambor con su hijo, un soldado, dos marineros británicos, un presidiario y nueve criados. Entre ellos se encontraba José de San Martín y su familia, cuando sólo contaba con seis años.
Su tripulación estaba formada por once oficiales, un guardiamarina, dieciocho oficiales de mar, veintidós soldados de infantería, cincuenta y seis artilleros, cuarenta y siete marineros, treinta y seis grumetes y cuatro pajes.



Diario de navegación del Santa Balbina

Diario de navegación del Santa Balbina
Diario de navegación de Santiago Campomán, primer piloto de la fragata Santa Balbina al mando del capitán de navío Román de Novia y salcedo, en su viaje desde Montevideo a Cádiz.