El 8 de febrero de 1909 el Congreso sancionó la Ley 6.286 sobre la celebración de la Revolución de Mayo. Los festejos se llevaron a cabo bajo el estado de sitio declarado por el entonces Presidente José Figueroa Alcorta, a causa del sabotaje y boicot que movimientos anarquistas buscaban realizar al mismo.
El centenario de la revolución de Mayo de 1810 coincidio con un período de auge y de prosperidad económicos; la euforia de un porvenir cada día más seguro y mejor se contagiaba en todos los sectores de la población.
El presidente Figueroa Alcorta expresó en su mensaje a las Cámaras en mayo de 1910: "Al honor insigne de presidir la Nación en esta hora conmemorativa de su advenimiento a la vida le la libertad, me corresponde también la satisfacción legítima de poderos decir que el país avanza cada día con más firmeza en el proceso de su evolución de crecimiento en todos los órdenes del progreso humano".
Embajadas de todos los países llegaron a la capital para atestiguar la simpatía que inspiraba el país; barcos de guerra extranjeros atracaron en el puerto de Buenos Aires y por las calles de la ciudad desfilaron regimientos de varios países. Chile envió a su primer mandatario, el presidente Montt, con una comitiva brillante; España estuvo presentada por la infanta Isabel; Italia, por el comendador Martini; Francia, por el senador Baudin; Alemania, por el general Von der Goltz; personalidades distinguidas fueron enviadas por Inglaterra, Estados Unidos, Uruguay, Paraguay, Perú, Austria-Hungría, etc.
Aprovechando los festejos, se realizaron en Buenos Aires varios congresos internacionales: el cuarto congreso panamericano, el de jurisprudencia y ciencias sociales, el de ferrocarriles, el de higiene, etc.
También se realizó una exposición de arte. y hubo exposiciones industrial, comercial y de ferrocarriles; torneos fiestas de toda clase; y las embajadas y enviados especiales fueron agasajados y cumplimentados.
Vista nocturna de la Plaza de Mayo con iluminación eléctrica durante el Centenario. La estructura metálica, erigida para la ocasión, es la actual cúpula de la jaula de los cóndores en el Zoológico de Buenos Aires, la estructura obeliscoide muy iluminada corresponde a la Pirámide de Mayo y en el fondo la Casa Rosada.
El centenario de la revolución de Mayo no sólo se festejó Buenos Aires, sino en todos los rincones de la República.
Figueroa Alcorta, retribuyendo la visita del presidente Montt, se dirigió a Chile en setiembre de 1910 y asistió los festejos conmemorativos de la independencia chilena, en compañía de varios ministros y de una selecta comitiva. En su ausencia, ejerció el poder ejecutivo interinamente el doctor Antonio del Pino, senador nacional por Catamarca y en aquellos momentos presidente del Senado.
La visita más esperada fue la de la Infanta Isabel de Borbón, tía del rey Alfonso XIII de España, quien se hospedó con toda la pompa en el palacio de la familia Bary, en la avenida Alvear y que inaugurara un nuevo edificio conocido como el Palacio Vera que fuera edificado por su propietario, el rico estanciero Eustoquio Díaz Vélez (hijo) -vástago del general de la Independencia Argentina Eustoquio Díaz Vélez- precisamente en la Avenida de Mayo, la nueva y más prestigiosa vía de la ciudad de Buenos Aires. En la misma avenida otra imponente edificación se inauguró el 25 de mayo de 1910: fue el Edificio La Inmobiliaria, construido por el acaudalado empresario Antonio Devoto y proyectado por el destacado arquitecto Luis Broggi, ambos de la colectividad italiana.
Arribaron también mandatarios de países hermanos como Pedro Montt, presidente de Chile y Eugenio Larraburu, vicepresidente del Perú.Italia fue representada por el profesor Ferdinando Martini y Alemania por el General Colmar von der Goltz.
El gobernador de Cuba tras la guerra hispanoamericana, Leonard Wood, delegado de Estados Unidos, llegó con una formación de cuatro cruceros y también un miembro de la familia real del Imperio del Japón, Eki Mocki.
Se realizaron desfiles militares por la nueva Avenida de Mayo y se realizo una carrera de globos conmemorativas
Vinieron además representaciones de Uruguay, Paraguay, Francia, Rusia y Holanda. Estos estados participantes asistieron a los diversos desfiles castrences.Gran Bretaña justificó su inasistencia debido al fallecimiento del Rey Eduardo VII.
Al ya inaugurado imponente Teatro Colón le siguieron las obras para la terminación del Palacio del Congreso y las correspondientes al Palacio de Tribunales.
El día 24 de mayo, el novísimo Teatro Colón fue el escenario de una gran función de la lírica en donde fue cantada la obra Rigoletto por Titta Ruffo, el impresionante barítono italiano. A su vez Carlos Thays, el arquitecto y paisajista francés era reconocido a nivel mundial por el embellecimiento del Parque Tres de Febrero y la construcción del Parque Centenario. Al mismo tiempo la tienda Gath y Chaves abría las puertas al público, ofreciendo toda clase de bienes.
Pero los festejos por el primer siglo de la Revolución de Mayo no solamente fueron a nivel estatal sino que también se sumó la Iglesia con celebraciones litúrgicas.
Además llegaron a Argentina intelectuales, escritores y periodistas: Ramón del Valle Inclán, Jacinto Benavente, Vicente Blasco Ibáñez -estos tres, españoles-, Georges Clemenceau, Jean Jaurès, Anatole France y Jules Huret -estos cuatro últimos, franceses-. Rubén Darío, poeta nicaragüense, máximo representante del modernismo literario en lengua española, también estuvo presente.
Arribaron asimismo Enrico Ferri, político, criminólogo y sociólogo; Pietro Gori, abogado, escritor y anarquista y Gina Lombroso, hija de Cesare Lombroso, médico, criminólogo y máximo representante del positivismo criminológico, todos ellos, italianos.
Las artes escénicas estuvieron representadas por Isadora Duncan, bailarina y coreógrafa estadounidense y Marguerite Moreno, la reconocida actriz francesa de teatro y cine.
En la foto de arriba se ve a la infanta María Isabel Francisca de Asís y Borbón sale de la Dársena Norte acompañada por el presidente Figueroa Alcorta.
En la foto de abajo se ve la infanta María Isabel Francisca de Asís y Borbón, el presidente Figueroa Alcorta y los jefes de las delegaciones extranjeras asisten a la revista naval desde la Fragata Sarmiento.
El Centenario también tuvo un fuerte impacto en la historiografía de la Argentina. Debido a la creciente afluencia de inmigrantes procedentes de lugares muy diferentes, se consideró que era necesario definir claramente una identidad "argentina". Los temas visto desde un punto de vista canónico, como la Guerra de Independencia, comenzaron a ser observados desde múltiples perspectivas.
En septiembre de aquel año también visitó el país el científico italiano Guillermo Marconi, ingeniero eléctrico, empresario e inventor quien había obtenido el Premio Nobel de Física en 1909.
El físico Albert Einstein, sorprendido por la preeminente ubicación alcanzada a nivel mundial, en sus cien primeros años de historia, por Argentina y la ciudad de Buenos Aires, en particular se preguntó:
¿Cómo hicieron para sacar de la nada esto que se parece a París?
Durante el Centenario tuvo lugar uno de los hitos principales en el desarrollo de la telegrafía argentina: el 3 de junio de 1910 se inauguraba el Cable Argentino a Europa Vía Ascensión con un saludo del presidente argentino José Figueroa Alcorta al rey Jorge V de Gran Bretaña.
Monumento a La Carta Magna y las Cuatro Regiones Argentinas, obsequiado por España y la Torre Monumental, por la colectividad británica.
Los deportes también integraron las actividades festivas durante el Centenario. El fútbol comenzaba a ser un juego popular. Argentina organizó para la fecha el Primer Campeonato Sudamericano de Fútbol del que participaron los hermanos países de Uruguay y Chile y donde la parcialidad local resultó la vencedora.
Para la celebración del aniversario de la Revolución de Mayo, además de la construcción de lujosos pabellones y de la inauguración de grandes edificios que dio paso a la transformación urbana, se le sumaron numerosos monumentos obsequiados por las diversas colectividades presentes en el país y que son el más claro exponente del «fomento de la inmigración» plasmado en la Constitución de la Nación Argentina y del éxito y el progreso alcanzado por los inmigrantes y sus comunidades en la inclusiva sociedad argentina de principios del siglo XX que les brindó libertad, trabajo y prosperidad.
Los festejos del Centenario también sirvieron para honrar la memoria de muchos de los patriotas que participaron de la Revolución de Mayo, en especial, de aquellos que integraron la Primera Junta, para lo cual se erigieron una "red de estatuas" en diversos barrios porteños. Así, "Juan José Castelli", de Gustavo Eberlein, en la Plaza Constitución; "Juan Larrea", de Arturo Dresco, en la Plaza Herrea; "Hipólito Vieytes", de José Llaneces, en la antigua Plaza Montserrat; "Domingo Matheu", de Mateo Alonso, en la Plaza Domingo Matheu; "Mariano Moreno", de Miguel Blay, en la Plaza Lorea; "Cornelio Saavedra", de Gustavo Eberlein, en la Plazoleta entre las avenidas Córdoba y Callao; "Nicolás Rodríguez Peña", de Gustavo Eberlein, en la Plaza Rodríguez Peña; "Miguel de Azcuénaga", de Charles Cordier, en la Plaza Primera Junta; "Juan Martín de Pueyrredón", de H. Hernández, en la Plaza Flores; "Juan José Paso", de Torcuato Tasso, en la Plaza Juan José Paso y "Presbítero Manuel Alberti", de Lucio Correa Morales, en la Plaza Manuel Alberti.
Los artistas argentinos estuvieron brillantemente representados en varias salas de la exposición artística del Centenario.
Se expusieron 205 cuadros, 33 esculturas, 19 dibujos, 15 cuadros de blanco y negro, 12 proyectos de arquitectura y 16 cuadros y dibujos de Carlos E. Pellegrini, muerto en 1875.
Trabajaron en las decoraciones de la gran sala central Carlos Ripamonte y Pío Collivadino. A esa exposición enviaron cuadros de temática histórica Pío Collivadino (juramento de los miembros de la primera junta, primer premio) ; Pedro Subercasseaux (Primera audición del himno nacional en el salón de la señora María Sánchez de Thompson, segundo premio) ; Antonio Alice (Muerte de Giiemes, tercer premio). Ripamonte mereció el primer premio por su cuadro de costumbres nacionales, Canciones del pago.
El Correo emitió el 1º de mayo de 1910 una serie de estampillas en Conmemoración del Primer Centenario de la Revolución de 1810