Fue el período presidencial de Roca un período de paz civil y marcó un paso muy importante en la articulación legal e institucional del país y simultáneamente un período de progreso material , tambien el comercio exterior alcanzó cifras jamás registradas hasta la época.
En una carta a Miguel Cané en 1882, escribe Roca:
"El país en todo sentido se abre a las corrientes del progreso, con una gran confianza en la paz y la tranquilidad pública, y una fe profunda en el porvenir; al paso que vamos, si sabemos conservar el juicio en la prosperidad, que no han sabido conservar los dilemas en sus triunfos militares, pronto hemos de ser un gran pueblo y hemos de llamar la atención del mundo".
Y en la carta del 17 de octubre de 1883, añadía:
"La revolución, el motín o el levantamiento, fraudes máximos, ya no son ni serán un derecho sagrado de los pueblos, como hemos tenido por Evangelio, por quíteme esas pajas. De Buenos Aires a Jujuy la autoridad nacional es acatada y respetada como nunca. Tejedor ha sido el último mohicano. Nuestras instituciones reciben la última mano sin peligro de cambios de sistemas, reelecciones-ni dictaduras. El mando lo transmitiré en paz, de buena gana, como quien se alivia de un gran peso, conforme a los principios constitucionales. Y ojalá, perdone la inmodestia, mi sucesor se me parezca en desinterés y templanza"...
A consecuencia de las necesidades del crecimiento de la estructura económica, las importaciones superaron a las exportaciones, pero eso no pesaba sobre la confianza en el porvenir, pues el país se armaba industrialmente y enriquecía sus posibilidades y sus fuentes de trabajo y de producción.
Los 45.535.000 pesos oro que sumaron las importaciones en 1880 llegaron a 95.408.000 en 1886; las exportaciones fueron en aumento, pero no dieron un saldo favorable: 58.380.000 pesos oro en 1880; 69.834.000 en 1886.
Se inicia en 1880, según la interpretación de José Antonio Terry, una crisis financiera que se prolonga más de dos decenios. Se quiso hacer mucho en poco tiempo, quemar etapas, recuperar los largos años de parálisis del gobierno rosista. Se abusó para ello del crédito tanto interno como externo. Desde fines de 1880, y en 1881 y 1882, se autorizaron operaciones por 41 millones para pago de servicios anteriores y la cancelación de deudas con el Banco de la Provincia, compra de material ferroviario, continuación de las obras de salubridad. En los cuatro primeros años del gobierno de Roca los créditos y empréstitos autorizados y realizados en parte totalizaban 117 millones. En 1883 se autorizó un empréstito para obras públicas por 30 millones al 5 por ciento de interés; en 1884 hubo otro nuevo empréstito por 12 millones, para las obras del Riachuelo y las de salubridad de la capital.
La deuda consolidada, que era de 57.079.000 pesos en 1880, alcanzó en 1884 a 122.603.000.
Entre los años 1881 y 1884, se caracterizan por emisiones estipuladas por el Banco Nacional, sobre una serie de billetes en pesos moneda nacional oro y habia diferentes monedas proviciales.
José A. Terry hizo las siguientes observaciones en 1910:
"Usar del crédito es conveniente y hasta necesario; pero no así el abuso, siempre perjudicial sobre los negocios en general y sobre la economía del país. Recibamos con franco regocijo todo el oro que venga en pago de nuestro trabajo, pero miremos siempre con desconfianza el que se importa por operaciones de crédito, ya sea para aumentar el capital de un banco, ya para obras públicas que no siempre consumen el dinero obtenido e importado".
Los gastos públicos siguieron un ritmo de ascenso, por la modernización de la ciudad de Buenos Aires, las nuevas dependencias gubernativas y la compra de armamentos.
1881 | 19.836.000 pesos |
1882 | 25.354.000 pesos |
1883 | 29.383.000 pesos |
1884 | 34.920.000 pesos |
1885 | 39.042.000 pesos |
1886 | 40.788.000 pesos |
Pero aunque no en la misma proporción que los gastos, aumentó también la renta nacional:
1881 | 24.000.000 pesos |
1884 | 37.826.000 pesos |
La prosperidad visible deslumbró a los gobernantes, que tenían fe en el porvenir, como también a los industriales, a los agricultores, a los ganaderos. Pero en medio de esa prosperidad se anunció en hechos graves la crisis.
Lo gastado fuera de su presupuesto, desde 1864 a 1884, había alcanzado la cifra de 198 millones de pesos, de los cuales 78 millones correspondían a los años de 1880 a 1884, suma proporcionada por los empréstitos externos y las operaciones de crédito con los bancos oficiales.
La balanza comercial desde 1882 a 1884 dio un saldo en contra de 47 millones, que debía cubrirse con moneda metálica. El capital extranjero incorporado al país se calculaba ya en 1.000 millones, lo cual implicaba un servicio anual de unos 50 millones.
Producida la inconversión del papel moneda, hubo corrida a los bancos; el Nacional emitió en pocos días giros por 6.750.000 libras para el exterior; el Banco de la Provincia por 580.000 libras. Fue necesario decretar la inconversión para defender esos establecimientos de crédito en 1885.
Sin embargo se siguió autorizando emisiones que agravaban la crisis. El Banco Nacional había acordado en descuentos y cuentas corrientes:
1883 | 188.858.000 pesos |
1884 | 253.831.000 pesos |
1885 | 412.420.000 pesos |
El Peso Moneda Nacional (Símbolo: m$n) fue la moneda vigente en la Argentina en el período 1881-1969. Fue creada mediante la Ley 1.130, sancionada el 5 de novimebre de 1881 con el objetivo de unificar el sistema monetario en el país, que hasta ese entonces, era bastante caótico, ya que habían varios tipos de moneda (pesos moneda corriente, pesos fuerte) y además circulaban libremente monedas extranjeras. Esta ley determinó que la unidad monetaria de la Argentina fuese el peso de oro y plata y que los bancos de emisión debían renovar toda su emisión de billetes a moneda nacional.
Los años entre 1881 y 1884, se caracterizan por emisiones estipuladas por el Banco Nacional, sobre una serie de billetes en pesos moneda nacional oro.
Durante la presidencia de Julio Argentino Roca el Banco Nacional emitió billetes por 5 , 10 , 20 y 50 centavos,
La disponibilidad de las utilidades de los bancos de emisión inconvertibles, la movilización de los encajes metálicos y el aumento de las emisiones, fueron las semillas del descalabro que condujo a 1890. Se habría podido todavía poner remedio, pero los errores continuaron, se aumentó el presupuesto de gastos a más de 40 millones y el papel moneda se depreció en pocos meses, desde 121 en enero a 136 en mayo y a 142 en diciembre de 1885.
En la memoria del Banco Nacional de ese año se aludía a dificultades financieras a causa de las grandes obras públicas emprendidas por los gobiernos: ferrocarriles , puertos, muelles, renovación del material de líneas férreas, edificación y fundación de ciudades, etc., etc.
Los particulares, decía la memoria, han consumido o empleado en el mismo lapso de tiempo muchos millones en nuevos y numerosos establecimientos de campo, fundados en Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, San Luis, Mendoza y en los territorios nacionales de La Pampa; en establecimientos industriales como los ingenios azucareros de Tucumán, Santiago del Estero, el Chaco y Misiones; en la especulación de tierras improductivas aún, y cuyo precio de 400 pesos la legua se ha elevado hasta 10.000; en la importación excesiva de mercaderías extranjeras, superior a las necesidades, a todo lo cual debe agregarse la decadencia de la industria saladeril, que en la República está reducida a faenar de 250 a 300 mil cabezas, cuando antes sacrificaba cerca de 900 mil. Todo esto representa centenares de millones gastados en breve espacio de tiempo, con una rapidez febril, en obras que ciertamente serán productoras de riqueza, pero que no lo son todavía, y todo país que como el nuestro desenvuelve en tan poco tiempo tanta actividad y progreso, está expuesto a estas crisis".
Pero el país avanzaba, sin embargo, según muestran las rentas en aumento:
En 1885 la renta aumentó a 38.500.000 pesos; en 1886 a 46.000.000. Las importaciones pasaron en el mismo período de 95 a 97 millones, aunque las exportaciones habían bajado a 69 millones.
Se hizo una emisión de 42 millones en enero de 1886 y enero de 1887 y produjo solamente 38 millones.
El Palacio de Correos se completó en 1878 y fue inaugurado por el Presidente Nicolás Avellaneda en 1879. El nuevo edificio opacaba sensiblemente a la sede del gobierno, por lo que el presidente Julio Argentino Roca solicitó en 1882 un proyecto de ensanche y reparaciones. El proyecto fue diseñado por el Departamento de Ingenieros a cargo de Enrique Aberg e implicaba la construcción de una nueva fachada para la Casa de Gobierno, dándole un aspecto similar al edificio de correos, cambiando las ventanas del segundo piso por una galería-balcón.
Pero en 1884 las restricciones de espacio disponible en el edificio eran ya evidentes, y se planea unificar los edificios proyectados por Aberg con el Correo y destinarlos exclusivamente a la función de gobierno y para esto se encomienda la tarea al arquitecto italiano Francesco Tamburini que proyectó la unión de los edificios gemelos mediante un gran arco monumental, que hoy constituye el acceso sobre la calle Balcarce y cuya construcción comenzó en 1886, seguido por la ampliación del edificio sobre la calle Rivadavia, terminada hacia 1890.
El capital de las sociedades anónimas pasó de 14 a 34 millones de pesos en un año. La especulación siguió en marcha por el camino que le abrió la inconversión y por el de los errores de los poderes públicos. Los descuentos y cuentas corrientes del Banco Nacional sumaban 412 millones de pesos en 1885 y llegaron a 617 millones en 1886; por su parte el Banco de la Provincia entregó en préstamo 87 millones de pesos papel y 2.900.000 pesos oro.
Propiamente, la unidad monetaria del país fue resultado de la ley sobre unidad monetaria de noviembre de 1881, con acción sobre todo el territorio de la República, que consolidó un nuevo instrumento del progreso económico. La unidad monetaria era el peso de oro de un gramo 612 diez milésimos de gramo y 900 milésimos de fino o el peso de plata de 25 gramos 900 milésimos de fino también. Las monedas de oro debían ser el argentino, equivalente a 5 pesos, y medio argentino, equivalente a 2,50 pesos.
La red ferroviaria era de 2.313 kilómetros en 1880, y al terminar el período presidencial de Roca en 1886 sumaba 5.964 kilómetros, mas del doble, siendo ampliada con la incorporación del ferrocarril Pacífico, acordado en 1582, y se inició en 1885 el Transandino y algunos ramales de las líneas anteriores.
En 1883, The River Plate Fresh Meat Co. Ltd. fue el primer frigorífico de Argentina y América Latina en exportar carne congelada a los ingleses. Con sede matriz en la localidad de Campana, fue fundada por el ingles George W. Drabble, exportaba carnes a Londres en donde tenia varias carnerías propias para comercializar la producción.
La inmigración fue en aumento; si en 1880 ingresaron al país 41.561 inmigrantes, en 1885 lo hicieron 108.000; en total en el período de seis años del gobierno de Roca, entraron al país 483.000 inmigrantes. Para la atención primera de esa corriente inmigratoria se dispuso en octubre de 1883 la construcción del primer Hotel de inmigrantes. La composición étnica del pueblo argentino se alteró radicalmente por la incorporación de las masas inmigradas.
Para albergar y distribuir los grandes contingentes que llegaban al puerto de Buenos Aires, se levantó el Hotel de inmigrantes, que podía recibir en 1883 unas cuatro mil personas a la vez, cifra que se duplicó ese mismo año con las nuevas ampliaciones.
La población de la República pasó de 2.492.866 habitantes en 1880 a 2.966.260 en 1886.
En su mensaje de 1885 al Congreso, decía Roca:
"Si se ha gastado mucho, ahí está como capital activo de la Nación. Los ferrocarriles concluidos o por concluirse, los telégrafos, puertos y puentes, los millares de leguas conquistadas al salvaje, los edificios y obras exigidas por la evolución, que hizo de la ciudad de los virreyes y de los gobiernos que declararon la independencia americana, la capital permanente de la Nación, el aumento rápido de los productos agrícolas, los rebaños de ganado mejorando su clase y multiplicándose al infinito, la inmigración que aumenta cada día y mil industrias que nacen y se desarrollan con fuerza en todo el país".
En 1882 se instalan los primeros frigoríficos, The River Plate Fresh Meat Co. y B. Terrasoik; en 1884 se fundó el de Sansinena y llegaron a Londres los primeros cerdos congelados; en 1886 se instala en Zárate el frigorífico Nelson and Co.
En 1880 se funda en Buenos Aires la primera compañía telefónica, la Pantelefónica Gower, Bell, a la que siguió poco después la Unión Telefónica.
La primera central se inauguró en 1881 con veinte abonados. La Unión Telefónica adquirió en 1886 las instalaciones y demás pertenencias de la Pantelefónica Gower Bell y se fundó la Unión Telefónica del Río de la Plata, siendo capitales ingleses los que iniciaron y desarrollaron esos servicios. Rosario tuvo su primera línea telefónica en 1883 y el primero de marzo de 1886 se estableció, por primera vez, comunicación con dos ciudades del país, Buenos Aires y La Plata.
Las obras públicas emprendidas esos años fueron numerosas e importantes y los empréstitos contratados sumaban cifras muy elevadas en su tiempo: 20 millones para la construcción del puerto de Buenos Aires, 42 millones para obras públicas diversas, 20 millones para la prolonga-ción del ferrocarril de Salta a Jujuy.
El francés Simón Gastón Sansinena instala en 1883 un matadero y grasería en la localidad bonaerense de Avellaneda. Este matadero se transforma en el año 1885 en el frigorífico La Negra a base de capitales nacionales, franceses e ingleses, sin embargo a raíz de la crisis de 1889, durante el gobierno de Juárez Celman la empresa quiebra.