Intervenciones en las provincias.

No hubo ninguna alteración del orden interno en el período de Roca y no se dieron los levantamientos en las provincias a que habían tenido que hacer frente los presidentes anteriores. Por eso el arma de la intervención federal no operó más que en dos casos. 

Roca pudo declarar en su mensaje al Congreso en mayo de 1881: "Las provincias no se preocupan ya de armarse para velar por su autonomía, ni sus gobiernos de garantirse contra las acechanzas revolucionarias". 

La política anti-intervendionista se afirmó con la presencia de Bernardo de Irigoyen en el ministerio del interior.

Intervención de Santiago del Estero

En julio de 1883 se decretó la intervención a Santiago del Estero, solicitada por el gobernador Pedro Gallo, a quien la legislatura, bajo la presidencia de Pedro J. Lami, suspendió en sus funciones.

La discusión en el Senado polarizó en los criterios opuestos de Bernardo de Irigoyen y de Pablo Carrillo. Se resolvió la intervención por 15 sufragios a favor y 13 en contra. La intervención tenía por objeto restablecer el poder legislativo y constituir el poder ejecutivo, acéfalo por haber expirado el período del titular al ser sancionada la ley. La intervención estuvo a cargo del presidente de la Cámara de diputados, Isaac M. Chavarría, que dio término a su misión a los tres meses, poniendo en posesión del poder ejecutivo de la provincia al nuevo gobernador electo, Pedro F. Unzaga; la mayoría de la legislatura pertenecía al partido autonomista nacional, encabezado por Absalón Rojas; la minoría era una fracción disidente de aquel partido, y otra respondía al partido liberal encabezado por Manuel Gorostiaga. José Nicolás Matienzo fue designado por Unzaga ministro general.

Tampoco con estos hechos Santiago del Estero quedó en paz; pues los amigos de Juárez Celman decidieron deponer al gobernador Unzaga, que no se prestaba dócilmente a sus directivas. En julio de 1884 Unzaga destituyó al jefe de policía Mariano Mazza, a quien suponía complicado en propósitos sediciosos. Mazza pidió a la legislatura el enjuiciamiento del gobernador y se nombró enseguida una comisión para que emitiese dictamen; se formalizó, en consecuencia, la acusación por mayoría absoluta de sufragios, pero no con el de los 2 tercios de sus miembros. Unzaga fue suspendido en el ejercicio de sus funciones y asumió éstas el vicegobernador, que repuso a Mazza. Unzaga resistió y en el intento de un piquete policial de apresarlo fueron muertos el comandante de la fuerza y cuatro servidores del gobernador. Otro piquete cumplió la orden de detención y Unzaga reclamó la intervención. En la substanciación del juicio menudearon las incidencias y la Corte de justicia reclamó por su parte también la intervención del Congreso y fue enjuiciada por la legislatura. La petición de Unzaga y la de la Corte fueron rechazadas por el Congreso de la Nación y sólo se opuso a esa actitud Manuel Gorostiaga.

Pedro Firmo Únzaga

Únzaga asumió el mando el 1 de octubre de 1883, llevando como ministro general al tucumano José Nicolás Matienzo. Durante su gestión se reformó la constitución provincial, y entre las reformas se estableció un Poder Legislativo bicameral, la elección del gobernador por un colegio electoral, y se estableció la figura de un vicegobernador. Para ese último cargo fue elegido el presidente del Senado, el comerciante Sofanor de la Silva, un personaje muy dependiente del senador nacional Absalón Ibarra. Tanto éstos como el ministro Matienzo trabajaban activamente para la candidatura presidencial de Bernardo de Irigoyen, enfrentada a la del influyente cuñado del presidente Roca, Miguel Juárez Celman. De modo que la política nacional desestabilizó una vez más la política local: convencido de la inutilidad de oponerse a Juárez Celman, el senador Rojas se pasó al bando del presidente Roca, a quien denunció que el gobernador permitía la propaganda en favor de Irigoyen. En el mes de julio de 1884 se produjo un serio conflicto, a raíz de la separación de su cargo del jefe de policía Mariano Maza, que llevó a un complejo conflicto en la Legislatura. Cuando se promovió el juicio político del gobernador, se necesitaba de dos tercios de los votos para deponerlo, pero una mayoría simple lo declaró suspendido el 31 de julio de 1884; cuando el gobernador intentó resistir, uno de los guardias que lo custodiaba fue muerto a tiros, con lo que Únzaga debió huir. Al día siguiente asumió la gobernación interinamente el vicegobernador De la Silva. El gobernador pidió repetidamente al Congreso la intervención federal de la provincia para que lo repusiera en el mando, pero Roca y sus partidarios negaron cualquier clase de medida en favor de un gobernador considerado opositor. 

Problemas en San Juan

La provincia de San Juan fue teatro de sucesos sangrientos. Se escindieron los núcleos gobernantes en dos fracciones: una encabezada por el senador nacional Agustín Gómez, de quien se decía que simpatizaba con Rocha, y la otra por Igarzábal; esa divergencia alentó el resurgimiento del partido liberal. Gómez hizo triunfar en las elecciones de enero de 1884 a Carlos Doncel, triunfo que irritó a los opositores, los cuales buscaron un jefe en Sebastián Elizondo; la revuelta estalló el 4 de febrero, fecha en que fue asaltada la casa del vicepresidente del senado provisional, Vicente C. Mallea, donde se encontraban Gómez, Anacleto Gil, gobernador saliente, y el electo, Carlos Doncel. Gómez fue muerto de siete balazos; Gil quedó en la calle, malherido; Doncel resultó levemente herido en un brazo y Mallea salió ileso. Los sediciosos, unos 30, fueron rechazados al atacar el cuartel de policía y fueron perseguidos y muertos, entre ellos el propio Elizondo. Se detuvo a varios dirigentes, incluso al vicegobernador Juan L. Sarmiento y se inició juicio político contra él. Interinamente ocupó la gobernación Mallea. La intervención solicitada por Sarmiento no fue considerada hasta el 3 de abril y la petición fue denegada.

En esta fotografía de 1883 se ve, sentado a la izquierda, a Manuel María Moreno. A su lado, el doctor Anacleto Gil; y de pie Carlos Doncel. Moreno sería acusado de instigar el atentado contra Anacleto Gil; por su parte, Doncel asumiría como gobernador muy poco tiempo después del incidente del que Anacleto Gil salvara su vida. 

Catamarca

La otra intervención fue resuelta por ley del Congreso para Catamarca, en setiembre de 1884, a pedido de un grupo de legisladores que había instalado una doble legislatura. Tenía por objeto único la organización del poder ejecutivo y la misión fue confiada a Onésimo Leguizamón. El interventor llegó a Catamarca en setiembre y dio fin a su cometido el 12 de diciembre. El gobierno provincial, que tenía simpatías por Bernardo de Irigoyen, y del que era titular Joaquín Acuña, fue reemplazado por otro, dispuesto en favor de Juárez Celman, José Silvano Daza, que asumió sus funciones el 25 de mayo de 1885.

Las dos provincias que se hallaban intervenidas al asumir el mando en octubre de 1880, la de Buenos Aires y la de Corrientes, recuperaron su plena autonomía antes de terminar el año.