Ante posibles problemas limitrofes con chile Roca decidio renovar la flota de la marina de guerra la que se convirtiría por mucho tiempo en la más poderosa de la región.
Sarmiento encargó en 1872 a Inglaterra una escuadra, que se componía de dos monitores, de 1.500 toneladas: El Plata y Los Andes; cuatro bombarderos: Pilcomayo, Bermejo, Constitución y República; dos cañoneras de vela y vapor, de 555 toneladas: el Paraná y el Uruguay. Subsistió esa escuadra durante el gobierno de Avellaneda, pero el nuevo presidente se proponía dar a la marina de guerra objetivos superiores a los de la navegación fluvial y la simple defensa y vigilancia costeras.
A partir de 1880 fueron incorporándose las siguientes unidades: el acorazado Almirante Brown, de 4.200 toneladas; la corbeta La. Argentina, que se dedicó a buque escuela; el crucero Patagonia, de 1.400 toneladas; estos dos últimos fueron construidos en Trieste; posteriormente integraron la escuadra cuatro torpederas: Py, Ferrer, Alerta y Centella, el torpedero-ariete Maipzi, y varios barcos auxiliares: el aviso Villarino, que en su primer viaje desde Europa trajo los restos de San Martín, y los transportes Rosetti, Azopardo, Ushuaia y Magallanes.
Con estas incorporaciones llego a tener la flota mas importante del cono sur.
El ARA Almirante Brown fue un acorazado de la Armada Argentina que sirvió entre los años 1880 y 1926. Fue adquirido por el Ministro Manuel Rafael García Aguirre1 a la firma Samuda & Bross, en el año 1884 a un valor de £190.000 para contrarrestar en un eventual conflicto los avances navales que experimentaba en ese entonces la escuadra chilena en la Guerra del Pacífico.