Aun cuando después de Caseros comenzó una fiebre de edificación en Buenos Aires para albergar a su población creciente, aún en 1880, cuando se puso fin a la larga disputa sobre la cuestión capital de la República, tenía como límite de su expansión por el norte la plaza del Retiro, por el sur la de Constitución, por el oeste la del Once de Septiembre o Miserere y por el este llamados paseos de Julio y Colón, sobre el río.
Las calles empedradas eran solamente las céntricas y no pasaban de la actual avenida Callao; no se contaba con las avenidas de Mayo y Alvear; Belgrano, Corrientes, Córdoba y Santa Fe eran callejuelas estrechas. Los barrios de Flores y Belgrano eran pueblecitos independientes y separados de la ciudad capital por campos pantanosos no siempre de fácil acceso los días de lluvia. Los vehículos de alquiler eran escasos y los tranvías , arrastrados por caballos , todavía eran pocos .Por la noche las calles eran iluminadas a gas las otras con lámparas de petróleo y quedaban aún 400 faroles para el alumbrado a petróleo.
El río de la Plata bañaba con sus olas hasta muy cerca de la casa de gobierno; no había obras portuarias y para tomar un buque había que valerse primero de un bote, y cuando el río estaba crecido, había que llegar hasta el bote en un carro o al hombro de changadores. Tal era la ciudad que iba a adquirir un extraordinario desarrollo desde que fue cedida por la provincia de Buenos Aires como territorio federal de la Republica, que inauguraba el general Roca como presidente, su población alcanzaba los 300.000 habitantes mientras que el país era de 2.492.000
Buenos Aires para 1880 empezó ver los resultados de la inmigración de las décadas pasadas pero ademas la ciudad tenia una falta de infraestructura reinante en la ciudad por la falta de obras que se debía a varias causas la guerra del Paraguay , y la falta de un lugar físico para el gobierno que provocaban disputas con la provincia