Los Primates son una clasificación de mamíferos placentarios al que pertenecen los humanos y sus parientes más cercanos. Los miembros de este grupo surgieron hace 55 - 85 millones de años (al final del Cretácico) a partir de pequeños mamíferos terrestres. Se adaptaron a la vida arborícola en las selvas tropicales; de hecho, muchas de las características de los primates constituyen adaptaciones a la vida en ese entorno: un cerebro de gran tamaño, agudeza visual, visión de colores, una cintura escapular modificada y manos que se usan con habilidad. La gama de tamaños de los primates abarca desde los aproximadamente 30 gramos de los lemures ratón (género Microcebus ) hasta los 200 kg del gorila oriental (Gorilla beringei). Continuamente aparecen nuevas especies de primates: en la primera década de este milenio se describieron más de 25, y otros once desde 2010. Algunos de los que se descubren están ya amenazados, como ocurrió con Pongo tapanuliensis, una tercera especie de orangután.
Los ojos se encuentran situados muy próximos entre sí,en la parte delantera de la cara.
Las manos son prensiles, es decir, pueden asir objetos. Los pies también son prensiles, excepto en la especie humana.
La dentadura está compuesta por incisivos, caninos, premolares y molares.
Las hembras tienen dos mamas situadas en el pecho.
Todos los primates comparten una serie de características que los diferencian del resto de los mamíferos.
Cerebro
Los primates poseen un cráneo grande, el cual protege un cerebro a su vez de gran tamaño, rasgo característico de este grupo y especialmente llamativo en el caso de los humanos: nuestra capacidad craneal (que sirve como medida del volumen cerebral) es tres veces mayor que en el primate no humano más grande. Este volumen es en promedio de 1201 centímetros cúbicos en los humanos, 469 cm³ en los gorilas, 400 cm³ en los chimpancés y 397 cm³ en los orangutanes. La principal tendencia evolutiva de los primates ha sido el desarrollo del cerebro, sobre todo el neocortex (una parte de la corteza cerebral), el cual interviene en la percepción sensorial, generación de movimientos, razonamiento espacial, pensamiento consciente y, en los humanos, el lenguaje. Mientras que otros mamíferos dependen en gran medida del olfato, el estilo de vida arborícola de los primates ha conducido a un sistema sensorial en el que dominan el sentido del tacto y sobre todo la vista a la vez que se han incrementado las áreas responsables de un comportamiento social complejo.
Visión
Los ojos de los primates se ubican en la parte frontal del cráneo apuntando en dirección anterior. Esta característica les confiere visión binocular, lo que permite calcular adecuadamente la distancia, una habilidad indispensable para todos sus antepasados que se trasladaban por braquiación. Sobre las órbitas poseen un arco superciliar que refuerza los huesos faciales, más débiles, sometidos a gran tensión cuando el animal mastica. Los estrepsirrinos tienen una barra postorbital, una estructura ósea que rodea la parte externa de la órbita; en cambio, las órbitas de los haplorrinos están completamente cerradas por un septo postorbital.
La evolución de la visión en color en los primates es única entre la mayoría de mamíferos euterios. Mientras los ancestros vertebrados más antiguos de los primates poseían visión de tres colores (tricromatismo), los ancestros más recientes de sangre caliente y hábitos nocturnos perdieron uno de los tres tipos de conos de la retina durante el periodo Mesozoico. Los peces, reptiles y aves son tricromáticos o tetracromáticos, mientras todos los mamíferos, a excepción de algunos primates y marsupiales, son dicromáticos o monocromáticos (esto último significa ceguera total a los colores). Los primates nocturnos, como los micos nocturnos y los galáguidos, son en su mayoría monocromáticos. Los catarrinos normalmente son tricromáticos debido a la duplicación cromosómica del gen de opsina rojo-verde poco después de su aparición, hace entre 30 y 40 millones de años. Los platirrinos en cambio son tricromáticos en una minoría de los casos. Específicamente, las hembras pueden ser heterocigotas para dos alelos del gen de la opsina (rojo y verde) ubicado en el mismo locus del cromosoma X. Por ello los machos son necesariamente dicromáticos, mientras las hembras pueden ser dicromáticas o tricromáticas. La visión del color en los estrepsirrinos no se comprende del todo; sin embargo, las investigaciones indican un rango en la visión del color similar al de los platirrinos.
Como los catarrinos, los monos aulladores (clasificados dentro de los platirrinos) exhiben con frecuencia tricromatismo, lo que se ha establecido como una duplicación cromosómica reciente en términos evolutivos. Los aulladores son unos de los platirrinos con una dieta más especializada, basada en hojas; las frutas no constituyen una parte importante de su dieta. Y el tipo de hojas que consumen (tiernas, nutritivas y digeribles) solo pueden detectarse por medio de la visión de tres colores. Los estudios de campo para estudiar las preferencias dietéticas de los monos aulladores sugieren que la tendencia al tricromatismo es una selección mediada por el ambiente; es un rasgo que les permite alimentarse bien a pesar de tener una dieta sin apenas fruta.
Dentadura
Los primates muestran una tendencia evolutiva hacia un hocico más corto. Los monos del Nuevo Mundo se distinguen de los del Viejo Mundo (Asia, África) por la estructura de la nariz: en aquellos, las narinas apuntan hacia los lados; en estos, hacia abajo. Por otra parte, hay diferencia entre los monos del Viejo Mundo y los hominoideos (llamados también « grandes simios ») en cuanto a la disposición de la dentadura. Existe una considerable variedad de patrones dentales entre los primates. Aunque algunos han perdido la mayoría de sus incisivos, todos tienen por los menos un incisivo inferior.
Los estrepsirrinos se caracterizan por la humedad en la punta del morro, un labio superior inmóvil y unos incisivos inferiores que apuntan hacia adelante.
En la mayoría de los estrepsirrinos, los incisivos inferiores y los caninos forman un peine dental, utilizado para acicalarse y en ocasiones para el forrajeo. Los monos del Viejo Mundo tienen ocho premolares, doce los de América. En los primates del Viejo Mundo, el número de cúspides dentales en los molares indica si son monos o grandes simios ; los primeros tienen cuatro y los segundos cinco; los humanos pueden tener cuatro o cinco.
Extremidades
Los primates generalmente tienen cinco dedos en cada extremidad (se dice que son pentadáctilos), con uñas planas (y no garras) en el extremo de cada uno de ellos. Los extremos de las manos y pies tienen almohadillas táctiles en las falanges distales de los dedos. La mayoría tienen el pulgar oponible, un carácter propio de los primates, pero no exclusivo de ellos (por ejemplo, las zarigüeyas también lo poseen). Estos pulgares permiten formar una pinza con los dedos, lo cual facilita el uso de herramientas; además, en combinación con unos dedos que pueden flexionarse por completo hacia adentro, constituyen un remanente de la práctica ancestral de asirse a las ramas, lo cual en parte permitió a algunas especies desarrollar la braquiación como un medio eficiente de transporte. Los prosimios tienen una uña similar a una garra en el segundo dedo de cada pie, llamada garra de aseo, la cual se usa para la limpieza corporal.
La clavícula de los primates se mantiene como un elemento importante de la cintura escapular, lo que le proporciona al hombro una amplia movilidad. Los hominoideos, en comparación con los cercopitécidos (monos del Viejo mundo) tienen mayor movilidad en los hombros debido a la posición dorsal de la escápula, una caja torácica ancha aplanada en el plano anteroposterior y una columna vertebral más corta y menos móvil . La mayoría de los monos del Viejo mundo se distinguen de los hominoideos por tener cola. La única familia de primates con colas prensiles son los platirrinos atélidos, que incluye a los monos aulladores, araña y lanudos
Locomoción
La manera de desplazarse de los primates está relacionada con su forma de buscar alimento. En este aspecto los primates muestran una gran diversidad de tipos de desplazamiento, que se clasifican en los siguientes modos: salto, cuadrupedismo arbóreo, cuadrupedismo terrestre, comportamiento suspensor y bipedismo.
El salto está presente en especies arborícolas que se desplazan entre apoyos discontinuos. Son ejemplos de este tipo de locomoción los sifakas (Propithecus verreauxi), en los estrepsirrinos, quien posee unas piernas largas y musculosas. Los sifakas se desplazan saltando aún si se encuentran en el suelo; los mono ardilla (género Saimiri), en los haplorrinos, posee muslos más cortos en relación con la extremidad inferior de la pata, lo cual le permite generar grandes saltos. Exceptuando los grandes lémures como los indris y los sifakas, el resto de las especies saltadoras suelen ser más livianas que aquellos primates que se desplazan por cuadrupedismo arbóreo, por ejemplo los monos ardilla tienen pesos que oscilan entre 0,5 y 1,1 kg.
El cuadrupedismo arbóreo es más apropiado para desplazarse entre una maraña de ramas continuas, y es más seguro para primates grandes. Como ejemplo se puede citar a los monos aulladores (género Alouatta) y los mangabeyes de mejillas grises (Lophocebus albigena) de 6,4 kg en hembras y 9 kg en los machos.
El cuadrupedismo terrestre permite moverse fácilmente en el suelo firme. Algunos primates se desplazan haciendo que toda la palma de sus manos entre en contacto con el suelo como los papiones, mandriles y driles, entre otros. Otros primates se desplazan en tierra firme apoyándose sobre la cara dorsal de las falanges intermedias de los dedos segundo a quinto, no sobre "los nudillos", como suele decirse. Esto ocurre en los parientes más cercanos de los humanos, los chimpancés y gorilas.
El comportamiento suspensor le permite al primate repartir el peso de su cuerpo entre diferentes soportes pequeños evitando la oscilación del cuerpo. Los orangutanes (Pongo pygmaeus y Pongo abelii) son ejemplo de ello. Algunos primates han desarrollado la braquiación como modo de desplazamiento principal entre las ramas. Los gibones (familia Hylobatidae) son hábiles en esta forma de desplazamiento. En el Nuevo Mundo los monos araña (género Ateles), el muriquí (Brachyteles) y los monos lanudos o churucos (género Lagothrix) utilizan su cola prénsil como un quinto miembro cuando están suspendidos.
El desplazamiento sobre las extremidades posteriores, o bipedismo solo está presente en una especie actual de primates: Homo sapiens. Sin embargo, entre hace 2,5 a 1,8 millones de años varias especies bípedas compartieron el planeta en África, tales como Homo habilis, Homo rudolfensis, Homo ergaster y Paranthropus boisei. Los descubrimientos de esta coexistencia han dejado atrás la idea que solo hubo una especie de homínido bípedo habitando la Tierra siendo reemplazado por otro en una secuencia lineal. La locomoción bípeda estaba ya presente hace más de 4 millones de años, siendo Ardipithecus ramidus y los famosos Australopithecus ya bípedos. Algunos científicos consideran que esta forma de desplazamiento en el linaje humano se puede remontar a 7 millones de años con Sahelanthropus. La postura bípeda requiere un cambio en la orientación del fémur sobre la tibia modificando el ángulo. También la función del músculo glúteo medio es diferente en los bípedos y los cuadrúpedos. En las especies bípedas, como el hombre, este músculo actúa como abductor en lugar de funcionar como extensor. El bipedismo apareció en otro linaje de primates, esta vez en regiones de la actual Italia que por esa época eran islas pantanosas. Hace 8 millones de años Oreopithecus bambolii presentaba un desplazamiento bípedo aunque su arreglo anatómico de las extremidades inferiores no es similar al de los humanos.
Algunos primates como el bonobo (Pan paniscus) y el násico (Nasalis larvatus) se desplazan bípedamente cuando cruzan zonas anegadas.
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), ha lanzado una campaña a nivel mundial para proteger a numerosas especies de simios, como gorilas, chimpancés y orangutanes. Este proyecto, que recibe el nombre de Proyecto para la Supervivencia de los Grandes Simios (PSGS), tiene como finalidad alertar sobre el peligro de algunas especies por la falta de protección y por el deterioro del medio ambiente.
Las principales amenazas que sufren estos mamíferos son.