Durante la guerra de la Triple Alianza numerosos prestamistas particulares y proveedores del ejército acumularon grandes fortunas. en la compra y reventa de armamento y provisiones para las tropas del frente.
Entre ellos figuran: Otto Pedro Bemberg (1827-1895), Ambrosio Plácido Lezica (1815-1881) y Anacarsis Lanús (1818-1888).
Estos fuertes capitalistas porteños abastecían a los ejércitos de la Argentina, Brasil y Uruguay de víveres, armas, vestuarios, tabaco, yerba mate, alcohol y otros artículos. Compraban en Europa y en Estados Unidos grandes partidas de armas y vestuarios, sobrantes de la campaña de Crimea y de la guerra civil estadounidense y luego los vendían a los gobiernos aliados.
El gobierno de Buenos Aires adquirió en abril de 1865, cuando los paraguayos invadieron Corrientes, 14.000 fusiles, 7.000 carabinas, 11.000 sables y 9 cañones.
Estas armas eran sobrantes adquiridos apresuradamente en Europa y un oficial argentino en campaña, Francisco Seeber, se quejaba con estas palabras:
«Los fusiles que nos han dado son de muy mala calidad. Son de fulminante, factura alemana para la exportación y en muchos no revienta el fulminante al primer golpe de martillo. Cuando llueve se mojan los cartuchos que llevan nuestros soldados en sus defectuosas cananas. Nuestra artillería tiene defectos en su material y las espoletas no revientan...».
El tasajo que se enviaba a los campamentos para su consumo de la tropa era terrible. Se comía fariña cocida y carne vacuna asada cuando se carneaba el ganado.
Los proveedores habían instalado los vivanderos con locales en los campamentos aliados de Concordia y Paso de la Patria donde estaban concentrados 50.000 hombres. Había allí almacenes, tiendas, teatro, billares, cafés, burdeles, consultorios médicos, dentistas, embalsamadores. Todo se vendía a altos precios, y allí oficiales y soldados dejaban sus pagas.
Francisco Seeber fue un militar, político y empresario argentino, quien fue capitán del ejército argentino en la Guerra del Paraguay, Intendente de Buenos Aires durante el período 1889 - 1890, y empresario de la construcción. Se lo considera además el fundador del actual barrio porteño de Villa Urquiza.
No debe sorprendernos cuando en nuestros días se habla de corrupción en todos los estamentos de la sociedad argentina donde conviven funcionarios del gobierno y empresas privadas, muchas de las cuales están representadas por intermediarios allegados a las más altas esferas de la conducción gubernamental.
Hubo nombres que han perdurado hasta nuestros días; nombres de pueblos, ciudades, calles, parques como una manera de perpetuarse en la historia argentina, pero que la mayoría de la gente ignora sus orígenes y antecedentes siempre la historia la escriben los vencedores José Gregorio Lezama y Juan Cruz Campo hábiles comerciantes y poseedores de inmensas fortunas, obtienen del general Justo José de Urquiza, presidente de la Confederación Argentina, el negocio para la provisión del ejército.
El 25 de agosto de 1852 Urquiza por decreto, los nombra proveedores de “vestuario, armamentos, municiones, monturas, calzado y todos los artículos que el Estado necesite para rancho (alimento diario) y provisión del ejército, incluso no solo la marina y guarniciones, de la ciudad, sino también la de los departamentos de campaña, los de las fronteras y el negocio pacífico con los indios”
Ambrosio Plácido de Lezica , Anacarsís Lanus y José Gregorio Lezama estuvieron en la provisión de armamentos, uniformes, tiendas y alimentos al Ejército Argentino durante la Guerra del Paraguay. Repetidamente fue acusado de enriquecerse con negociados e incumplimientos de contratos durante la guerra llegaron a ser los hombres mas ricos del país especulando con todo lo que le vendían al ejercito , terminada la guerra se asociaron al capital ingles siendo accionistas de los nuevos ferrocarriles y en el caso de Lezica y Lanus de la primer compania de gas
En lo que concierne a la provisión de alimentos para el ejército argentino – y también para el enemigo, porque estos mercaderes triangulaban las operaciones con otros países, sobre todo para la provisión de armas – hubo varios proveedores que hicieron buenas migas con el poder.
Otro de ellos fue Anacarsis Lanús comerciante agropecuario, hacendado de gran fortuna, ganadero, poseedor de varios campos en la Provincia de Buenos Aires, que asociado con el militar y político Ambrosio Plácido Lezica, formaron en 1856 la sociedad Lanús Hermanos, más tarde proveedores del ejército en la Guerra con Paraguay.
En 1865 vuelve a aparecer el nombre de José Gregorio Lezama junto a Cándido Galván, autorizados por decreto del presidente Bartolomé Mitre, a ser proveedores del Ejército Argentino.
Estos caballeros, Lezica, Galván, Lezama y todos los que han hecho fortunas como proveedores del ejército gracias al presidente Bartolomé Mitre, cuando este deja la presidencia, terminan regalándole la casa en la que vivía en calidad de “donación”, ubicada en pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires, donde funcionaba el diario La Nación, hoy propiedad de los Mitre y convertida en museo, bajo estos términos:
“Que inspirados por los leales servicios prestados por el señor Brigadier General don Bartolomé Mitre a la libertad del país durante largos años de privaciones, sacrificios y peligros, especialmente mientras ha ejercido la primera magistratura de la República, salvando las más violentas crisis sin comprometer las garantías de la sociedad (…) Que en ejecución de ese propósito compraron con la suma recolectada con ese fin, al doctor don Ángel Medina, la finca que habita el señor Mitre, calle San Martín número ciento cuarenta y cuatro“.
Domingo Faustino Sarmiento que le sucede en la presidencia de la nación dice: “…su casa fue negociada por agentes y obtenida la suscripción de los proveedores que mediante despilfarro de la rentas han ganado millones, como Lezica, Lanús, Galván, que al fin costearon casi en su totalidad. Mitre sabe que con un poco de insistencia con amaños conocidos, con muchos hombres que le deben o la impunidad o la fortuna mal adquirida todo se puede conseguir…”
(Citado por Atilio García Mellid en Proceso al liberalismo argentino, cartas del archivo de la familia Sarratea Prats, publicado por el diario El Mercurio de Valparaíso en 1937)