Reclamos de López

Desde setiembre de 1863 se inició la correspondencia con Asunción sobre la cuestión oriental; Solano López pidió amplias explicaciones sobre los cargos que el presidente, Bernardo P. Berro, hacía contra Buenos Aires. 

Correspondencia entre Mitre y López

Mitre negó las acusaciones y aseguro haber mantenido la neutralidad, no satisfecho el presidente paraguayo, insistió en octubre pidiendo nuevas explicaciones sobre una serie de casos concretos. 

Su nota, a causa del tono en que estaba concebida, no recibió respuesta y una carta personal de López a Mitre sirvió de base para que éste propusiera el envío de un emisario confidencial a Asunción, a lo que se opuso el presidente paraguayo. 

López volvio a pedir explicaciones el 6 de diciembre y mencionó en esa oportunidad la fortificación de Martín García y la presencia de unidades del interior del país en el litoral, pretexto para la ruptura de relaciones con Montevideo. 

No satisfecho nunca con las explicaciones de Buenos Aires, el presidente paraguayo dijo en febrero de 1864 que en "adelante sólo atenderá a sus inspiraciones sobre el alcance de los hechos"

Mitre, apelando al derecho de soberanía, rechazó el pedido de explicaciones sobre Martín García.

Mitre y Lopez

Desde septiembre de 1863 Francisco Solano López tuvo correspondencia con Bartolomé Mitre al observar las operaciones realizadas por Mitre que pese a ser neutral hacia acciones que beneficiaban al partido Colorado al que pertenecía Venancio Flores pero también muchos de los oficiales del Ejercito Argentino que habían peleado contra Rosas y luego contra Urquiza

Continuan las reclamaciones de López

Asunción volvió a sus reclamaciones ante Argentina y Brasil, pero en términos de violencia; los dos países se declararon neutrales, pero Brasil reclamó por su parte contra los atropellos de que habían sido víctimas, desde 1852, los brasileños residentes en el Uruguay, ocasionados por los blancos. La presencia en Río de Janeiro, a comienzos de 1864, del caudillo riograndense Antonio de Souza Netto, alentó la intervención brasileña en el Estado oriental, apoyada por la prensa liberal y por el Parlamento.

En apoyo de la acción diplomática que emprendió, Brasil resolvió formar un ejército de observación sobre su frontera de Rio Grande, y Saraiva, jefe de la misión diplomática en el Uruguay, fue acompañado por una escuadra al mando de Tamandaré.

Buenos Aires mandó a José Mármol a Río de Janeiro, para combinar una acción conjunta en la cuestión uruguaya, sin resultados; esas gestiones fueron interpretadas por los blancos como un intento para resolver las cuestiones de los límites con el Paraguay; para presentar esta perspectiva al gobierno de Asunción, fue enviado Vázquez Sagastume por Montevideo al Paraguay, a fin de recabar el apoyo de F Solano López.

Se afirmó que el banquero brasileño barón de Maui, que había hecho fuertes inversiones en el Río de la Plata, trabajó eficazmente para que, a cuestión oriental, en lugar de llegar a un rozamiento entre el Brasil y la Argentina, sirviese para un mejor entendimiento entre ambos países.

José Antonio Saraiva, en unión con Rufino de Elizalde y el encargado de negocios inglés, Thornton mediaron en junio de 1864 para hacer cesar la guerra civil oriental, pues, aunque la campaña era favorable a Flores, no tenía trazas de culminar en la liquidación de uno u otro de los bandos en pugna. El propio Urquiza intervino también, apoyado en su influencia personal, pero el fracaso de sus gestiones lo llevó a una enajenación de las simpatías de los blancos y a colocarse junto a Mitre en esa cuestión.

José Antonio Saraiva

El 11 de julio de 1864, llego el comisionado imperial, por el Brasil, José Antonio Saraiva, uno de los líderes de las fracciones “luzias”, el partido “liberal”, llega a Buenos Aires. Viene a “solucionar” de una vez por todas, la guerra entre colorados (amparados por Mitre) y blancos en el Gobierno.

Saraiva se retiró de Buenos Aires sin haber obtenido las satisfacciones pedidas y entonces envió un ultimátum, exigiéndolas. El gobierno oriental le devolvió la nota, y entonces los brasileños decidieron el 21 de setiembre tomar represalias terrestres y fluviales. Flores se alió entonces con los brasileños. El gobierno oriental, en manos de Aguirre, trató de interesar en favor de su causa a los Estados vecinos, argumentando que el Brasil atentaba contra su independencia en unión con la Argentina.

El presidente paraguayo se había dirigido en junio de 1864 al Brasil, ofreciéndose para mediar en la guerra civil uruguaya; su ofrecimiento fue rechazado y entonces amenazó al Imperio, condenó el ultimátum de Saraiva, y la presencia de fuerzas terrestres y navales en la frontera con Uruguay. El propio Andrés Lamas, ministro oriental en Río de Janeiro, escribió a su gobierno: 

"El Paraguay está lejos, señor; el Paraguay difícilmente mandará a sus ejércitos a respirar el aire y a beber las aguas del Río de la Plata". Pensaba que el "arbitraje del Paraguay sobre cuestiones que podrían ocurrir entre pueblos libres equivalía a que los pueblos libres puedan ir a buscar el verbo del derecho en la China".

Tenía entonces el Paraguay 18.000 hombres sobre las armas como ejército permanente, y sumados a ellos los que se hallaban en los campos de instrucción, llegaban a los 64.000, disponiéndose a poner al país entero en pie de guerra.

Ni el Brasil ni la Argentina respondieron a las amenazas y a los preparativos de Asunción con una movilización para hacer frente a cualquier contingencia. No se dio mayor importancia a la nota amenazante del Paraguay, y Buenos Aires juzgó que se podía mantener diplomáticamente la neutralidad paraguaya ante el conflicto uruguayo-brasileño.


El embajador ingles Thornton presiono e influyo para la firma de un tratado el 22 de agosto de 1864 entre el representante del imperio brasilero José Antonio Saraiva , y el argentino Rufino de Elizalde , este acuerdo permitió que Brasil invadiera al Uruguay y que Argentina no intervenga en ese tema , el documento fue el antecesor del documento secreto de la triple alianza.

El protocolo Saraiva-Elizalde y las primeras acciones brasileñas en tierra oriental

Dispuesto a arrancar del gobierno de Mitre algo más que la vaga  promesa verbal que le ofreciera éste el 11 de julio, Saraiva buscó contactarse con el presidente argentino. Antes de adoptar represalias contra el gobierno de Montevideo que podían terminar en una guerra con Paraguay, el diplomático imperial necesitaba formalizar la alianza con Buenos Aires. Saraiva logró convencer a Mitre de que firmara un documento el 22 de agosto de 1864 que dejaba claramente asentado el respaldo del gobierno argentino a las acciones brasileñas. El texto del protocolo Saraiva-Elizalde decía lo siguiente: 

Reunidos en la secretaría del Ministerio de Relaciones Exteriores S. E. el señor Ministro y Secretario de Estado de dicho departamento don Rufino de Elizalde y S. E. el Señor Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de su magestad el Emperador del Brasil en misión especial cerca del Gobierno Argentino, Consejero José Antonio Saraiva, á fin de conferenciar acerca de las eventualidades posibles en el Río de la Plata por causa de la cuestión oriental, concordaron en protocolizar las siguientes declaraciones en nombre de sus respectivos gobiernos, los cuales, en virtud de los tratados vigentes, tienen el deber y el interés de mantener la independencia, la integridad del territorio y la soberanía de la República Oriental del Uruguay:

1º Reconocen que la paz de la República Oriental del Uruguay es la condición indispensable para la solución completa y satisfactoria de sus cuestiones y dificultades internacionales con la misma República; y que auxiliando y promoviendo esa paz siempre que sea compatible con el decoro de sus respectivos países y con la soberanía de la República Oriental del Uruguay, juzgan realizar un acto provechoso no solamente á esa República, sino también á los países limítrofes que tienen con ella relaciones muy especiales; 
2º Tanto la República Argentina como el Imperio del Brasil en la plenitud de su soberanía como estados independientes, pueden en sus relaciones con la República Oriental del Uruguay, igualmente soberana é independiente, proceder en los casos de desinteligencia, como proceden todas las naciones, sirviéndose para extinguirlos de los medios que se reconocen como lícitos por el derecho de gentes, con la única limitación de que cualquiera que sea el resultado que el empleo de estos medios produzca, serán siempre respetados los tratados que garantizan la independencia, la integridad del territorio y la soberanía de la misma República. 
3º Los gobiernos argentino y de S.M. el Emperador del Brasil tratarán del ajuste de sus respectivas cuestiones con el gobierno oriental, auxiliándose mútuamente por medios amistosos, como una prueba de su sincero deseo de ver terminada la situación actual que perturba la paz del Río de la Plata. 

En su conformidad firman dos del mismo tenor, en Buenos Aires el 22 de Agosto de 1864. José Antonio Saraiva - Rufino de Elizalde

Vizconde de Tamarindaré

Joaquim Marques Lisboa siendo sus servicios reconocidos por el gobierno imperial brasileño con la concesión del título de marqués de Tamandaré, comandó  a las fuerzas navales «aliadas» en operaciones como el cruce por Paso de la Patria, logró con su poderosa flota destruir a gran parte de la flota paraguaya en la batalla del Riachuelo luego atacó nuevamente a los paraguayos en la batalla de Curuzú y tuvo una dudosa actuación en la sangrienta Batalla de Curupayty que costó la vida a más de diez mil aliados.

Brasil ataca Uruguay

Cuando las fuerzas brasileñas penetraron en el Uruguay desde Río Grande, al mando de Tamandaré, el 12 de octubre de 1864, el Paraguay respondió con hostilidades contra el Brasil; el 13 de noviembre el barco de guerra Tacuarí apresó al barco brasileño Marqués de Olinda en aguas del río Paraguay, a la altura de Concepción, y luego el gobierno lo armó y lo incorporó a la escuadra paraguaya; en diciembre, invadió Matto Grosso, con unos 3.000 hombres y 12 piezas de artillería al mando del general Barrios.

Como hubiera circulado la versión del apoyo de Urquiza al Paraguay, Mitre inició una correspondencia con el gobernador entrerriano. En una de sus cartas, el 23 de diciembre de 1864, decía:

"Si desgraciadamente nuestra neutralidad no fuese respetada por los vecinos y nuestro territorio fuese violado por cualquiera de los litigantes, si se pretendiera promover el desorden dentro de nuestro propio país, entonces los sucesos me impondrán el imprescindible deber de garantir ante todo el honor y seguridad de la nación argentina, y una vez colocado en este caso, no retrocedería ante tan sagrado deber".

Urquiza respondió a Mitre: 

"Si cualquiera de los beligerantes, si el Paraguay, si el Brasil, si alguna nación, por alta que fuera su jerarquía, desconociese los respetos que se merece la República como Estado independiente, atentase contra su soberanía, desconociese sus derechos o se atreviese a humillar su gloriosa bandera; si tal llegase a suceder, no sería posible hesitar en tomar un camino. Sólo hay uno posible para un pueblo digno y valiente, uno solo para el gobierno a quien ese pueblo ha confiado sus destinos, y ese camino sería marchar unidos y resueltos sin economizar sacrificios ni perdonar medio legítimo de tomar el justo desagravio de su honra vulnerada, la condigna satisfacción de sus derechos agredidos".