El 12 de octubre de 1868 juró Sarmiento el cargo de presidente de la Nación ante la asamblea legislativa que se había reunido expresamente.
Esbozó en esa ocasión el programa de gobierno en sus grandes líneas.
Se advierten en él algunos asomos de censura de la obra de su antecesor.
"La Constitución ha hecho del presidente el jefe único de la administración —dijo— y puedo en consecuencia anunciaros de un modo solemne, puesto que se trata de actos exclusivos míos, que la moralidad administrativa será completa durante el período de mi gobierno".
Enumeró las dificultades y los problemas urgentes del país y terminó así:
"No me arredran las dificultades de la tarea aunque no me es desconocido cuánto están destinados a sufrir en su honor y en su reposo los que están llamados a desempeñar las arduas tareas del gobierno. Una mayoría me ha traído al poder, sin que lo haya solicitado; y tengo por lo tanto derecho para pedirle, al sentarme en la dura silla que me ha deparado, que se mantenga unida y que no eche en adelante sobre mí solo las responsabilidades de su propio gobierno".
Procesa del Carmen Sarmiento la hermana del presidente fue una de las primeras pintoras argentinas y docente de educación primaria siendo una de las confidentes del presidente
Terminada la ceremonia del Congreso, Sarmiento se dirigió a pie a la Casa de Gobierno. En el trayecto, los que lo rodeaban vitoreaban su nombre, pero la multitud vitoreaba mucho más a Mitre, el presidente saliente, que hizo entrega de las insignias del mando al nuevo magistrado supremo. Terminado el acto de la entrega del mando, unas tres mil personas acompañaban a Mitre hasta su domicilio.
El triunfo electoral de Sarmiento fue una sorpresa, sin partido propio, con cierta oposición o al menos sin el apoyo de Mitre y Urquiza, los nombres más representativos del momento y los más poderosos por la opinión que controlaban y por la fuerza a que podían echar mano, terminó su período presidencial, y ésa sí que fue también una sorpresa para muchos, sobre todo para aquellos que a los pocos días de asumido el poder lo injuriaban en carteles profusamente difundidos, llamándole: loco, maniático, animal en dos patas y peludo.
Días después de asumir el mando, escribió a su hermana Procesa, en San Juan:
"Aquí me he encontrado con una oposición que no economiza críticas ridículas o calumnias procedentes de personas que creí mis amigos y a quienes yo no he hecho otra ofensa que haber aceptado la presidencia. Mi contestación serán mis actos, y como son bien intencionados, cuento con que obtengan la aprobación de las personas prudentes, dándoseme poquísimo de la popularidad del momento, que nunca consulté para nada" (31 de octubre).
Inclinado a la fastuosidad del poder, hizo Sarmiento alusión al moblaje, al coche de alquiler y a la pequeña escolta presidencial de Mitre en El Nacional; Mitre respondió en La Nación con la nota "Inventario de palacio", exaltando las realizaciones positivas al margen del boato externo; el respeto a los derechos de los pueblos en contraste con la violación de los principios fundamentales de la ley, de la Constitución y de la unidad nacional.