Una vez más, la situación de la nación a fines de 1860 es crítica. Como sostuvimos en editoriales anteriores, la victoria militar de la Confederación Argentina en la Batalla de Cepeda del 23 de octubre de 1859) había iniciado un nuevo capítulo en nuestra historia.
El Pacto de San José de Flores 11 de noviembre de 1859), sellado gracias a la mediación de Francisco Solano López, hijo del mandatario paraguayo, permitió establecer las pautas para el reingreso del Estado porteño a la unión nacional, previa reunión de una Comisión Constituyente en Buenos Aires, encargada de formular propuestas puestas de reformas al texto constitucional de 1853.
Según lo acordado, esta Convención provincial se reunió el 5 de enero de este año, siendo designados sus miembros por las leyes electorales de la provincia.
Entre sus propuestas se cuentan: el reemplazo del término Confederación por el de Nación Argentina, la eliminación del requisito de aprobación del Congreso Nacional para la entrada en vigencia de las constituciones provinciales, la exención de impuestos nacionales para el Banco de la Provincia de Buenos Aires, el explicitación de que el Poder Ejecutivo Nacional sólo podría intervenir en las provincias para garantizar el régimen republicano o enfrentar invasiones, el reemplazo del artículo constitucional que fijaba como capital de la nación a la ciudad de Buenos Aires y la cesión de la Aduana de Buenos Aires al Estado nacional sólo en la medida en que éste garantizara a la provincia el monto del presupuesto provincial de 1858, estableciéndose que los derechos de exportación no serían considerados como rentas nacionales.
El 5 de marzo, Santiago Derqui accedió cedió a la presidencia nacional. El clima de concordia inicial era sólo aparente, ya que a nadie escapaba que los debates de los convencionales de Buenos Aires se dilataban deliberadamente, en la inteligencia de que el sucesor de Urquiza sería un gobernante más débil y propenso a aprobar las reformas que expresaban el interés porteño. Confirmando esta tesis, el gobernador provisorio Llavallol cedió a las exigencias de grupos autonomistas porteños y restableció el ministerio de Relaciones Exteriores provincial, desactivado por el Pacto de Flores.
Derqui asumió la presidencia en Paraná; la provincia de Entre Ríos había sido federalizada durante la presidencia de Urquiza, pero en 1860 había reasumido su soberanía, dejando como territorio federalizado únicamente la ciudad de Paraná. La capital entrerriana se estableció en Concepción del Uruguay, y Urquiza fue nuevamente elegido gobernador.
El nuevo presidente era un hombre capaz y tenaz, pero se decía que tenía arranques de actividad febril, alternados con períodos de inactividad casi absoluta; incluso se afirmó que despachaba su correspondencia y papeles oficiales desde la cama. El panorama de concordia en el que asumió Derqui resultó sólo aparente. Las relaciones con Buenos Aires, en las que éste había desempeñado un papel fundamental como ministro de Urquiza, no eran malas. Bartolomé Mitre, quien había sido electo gobernador del Estado de Buenos Aires por esas fechas, negoció con Derqui las modificaciones a la constitución deseadas para reincorporar la provincia a la Confederación.
Para el mes de abril, en previsión de una inminente guerra con Buenos Aires, el ministro nacional Pujol tramitó sin éxito un empréstito con el gobierno paraguayo.
Acabado su mandato como presidente Justo José de Urquiza volvió este año a ser gobernador de la provincia de Entre Ríos desde el mes de mayo, sin embargo, la intención del caudillo entrerriano es seguir gravitando en la política nacional. y para eso le impuso al actual presidente Santiago Derqui la designación de su cuñado Benjamín Victorica como ministro de Defensa.
Las primeras medidas tomadas por el flamante gobernador fueron dejar sin efecto la federalización de la provincia de Entre Ríos, con lo cual Paraná quedo fuera de la provincia, y establecer una nueva constitución provincial que decreto a Concepción del Uruguay como capital de la provincia.
Con respecto a Victorica, durante el mandato presidencial de Urquiza se desempeñó como su secretario privado y también fue diputado al Congreso Federal de Paraná como representante de Entre Ríos. Anteriormente ocupo el juzgado de la instancia en lo criminal, civil y comercial.
La designación de Bartolomé Mitre como gobernador propietario de Buenos Aires, el 1 de mayo, puso paños fríos a la situación, tratando de gestionar un acercamiento con Derqui a través del ministro porteño Vélez Sarsfield, para concluir la integración nacional.
Sin embargo, la tensión política no cedía. El acercamiento de Mitre a Derqui y el tenor de las reformas propuestas por Buenos Aires disgustaron a Urquiza.
La celebración del 9 de Julio en Buenos Aires sólo incrementó las desconfianzas entre los tres protagonistas y tal vez el único momento de concordia se constató el 21 de julio, cuando fueron investidos con el grado 33 de la masonería.
Finalmente, el 14 de septiembre, se reunió la Convención Reformadora Nacional que, a propuesta del yerno de Urquiza, Benjamín Victorica, aprobó con escasas modificaciones las sugerencias porteñas.
Tal actitud expresaba el creciente deterioro de las relaciones entre Urquiza y Derqui, lanzados ahora a una competencia para poner a Mitre de su lado. El presidente no se quedó atrás y avaló la creación de sucursales del Banco de la Provincia de Buenos Aires en el interior y el empleo de la moneda porteña en la aduana, en lugar de la nacional.
Asimismo, aceptó que Buenos Aires mantuviese el control de la Aduana y le permitió conservar un ejército autónomo.
Medalla conmemorativa para conmemrorar el primer años del Pacto de San José de Flores, para esa ocacion Urquizo realizo una celebración en su residencia del Palacio San José, en la celebración fueron invitados el presidente Santiago Derqui y el Gobernador del Estado de Buenos Aires Bartolomé Mitre
Con la anuencia del Congreso Nacional, Derqui designó como interventor provincial al gobernador de San Luis, el general Juan Saá, lo que deterioró el vínculo con Buenos Aires. Para peor, el gobierno porteño había celebrado elecciones para cubrir los cargos legislativos que le correspondían en el Congreso Nacional, aplicando la ley provincial en lugar de la norma nacional. Esto determinó que sus representantes fuesen rechazados y que el Congreso de la Nación juzgara la acción como un acto de sedición, por lo que encomendó al general Urquiza el mando de los ejércitos confederados, con la finalidad de reducir por las armas a la provincia rebelde. ¿Cómo se resolverá este conflicto? Los argentinos esperaremos el nuevo año en el marco de la angustia y la inminencia de una nueva guerra civil.
Como un intento de recrear la armonía que amenaza con resquebrajarse, Justó José de Urquiza invitó el 11 de noviembre pasado al palacio San José al presidente Santiago Derqui, y al gobernador bonaerense Bartolomé Mitre, para celebrar el primer aniversario del Pacto de Unión. Vale recordar que dicho acuerdo permitió la incorporación de Buenos Aires a la Confederación Argentina a cambio de que aquélla quedara autorizada a convocar una asamblea provincial que examine la Constitución de 1853 que está vigente en las demás provincias.
Fue así que la Convención Nacional Santa Fe aprobó en septiembre último las reformas de la Constitución, y el 21 de octubre fue jurada en la plaza de la Victoria por el gobierno y el pueblo de Buenos Aires. El proceso no fue visto con buenos ojos por Urquiza y por eso promovió este encuentro en su palacio para que nada quede fuera de su control.
El Palacio San José, que fue escenario de esta cumbre, estaba ubicado originariamente en una estancia de 2.500 hectáreas, de las cuales 20 estaban destinadas a parques, jardines y una enorme quinta de frutales.
La planta principal tiene 38 habitaciones de gran tamaño, dispuestas alrededor de dos hermosos patios. Tiene, además, dependencias de servicio, una capilla, cocheras, una pulpería (almacén de ramos generales), un palomar que podía albergar hasta 650 palomas y hasta un lago artificial de unos 20 mil metros cuadrados donde navegaban veleros ligeros y a la vera del cual se realizan suntuosas fiestas.
La obra demandó nueve años de trabajos, entre 1848 y 1857, y fue encomendada inicialmente al arquitecto italiano Jacinto Dellepiane, quien la abandonó a poco de iniciada.
En enero de 1859, Virasoro fue nombrado gobernador interino, y en septiembre fue confirmado con el carácter de gobernador titular. Sus relaciones con los unitarios sanjuaninos fueron pésimas, pero tampoco tuvo el apoyo popular en su propio partido, el federal. Gobernó rodeado de un círculo cerrado, en que la mayor parte de sus colaboradores eran correntinos. Se decía que despachaba sus asuntos de gobierno en idioma guaraní.
Los federales sanjuaninos pidieron al presidente Urquiza, y luego a su sucesor Santiago Derqui ayuda contra el “forastero”. Por su parte, los unitarios decidieron derribarlo por la fuerza.
Los conflictos por el gobierno de Virasoro tuvieron un principio de solución: una reunión entre Bartolomé Mitre, gobernador de la provincia de Buenos Aires, el presidente Derqui y Urquiza, realizada en el palacio San José en noviembre de 1860, dio como resultado un pedido de renuncia al gobernador Virasoro, firmado por todos ellos.
El mismo día, sin embargo, una banda armada, aparentemente enviada en su contra por el dirigente liberal Antonino Aberastain desde la vecina ciudad de Mendoza, lo atacó en su casa. El gobernador ensayó una débil defensa, pero fue asesinado. También murieron un hermano, un cuñado, varios oficiales y algunos funcionarios, además de provocar heridas en varias otras personas, entre ellos un niño, hijo de Virasoro, que murió con el niño en brazos.
Los diarios de Buenos Aires aplaudieron la revolución y la muerte del "tirano". Más tarde, los mismos diarios, que también habían aplaudido la muerte de Benavídez, condenarían la muerte de sus sucesores, los mismos que lo habían asesinado. Ese conflicto sería uno de los más importantes que llevarían al fracaso el Pacto de San José de Flores y a la batalla de Pavón. Esta última conduciría a una reunificación definitiva del país, pero con el partido federal proscripto.
Ante esa circunstancia la obra fue confiada al arquitecto Pietro Fossatti, quien fue asistido por su hermano de profesión escultor.
La obra fue llevada adelante por tallistas, herreros, pintores y jardineros, todos traídos del extranjero especialmente para esta construcción.
Pese a esto, la ambición porteña llevó las cosas una vez más al borde del colapso el 16 de noviembre, una revolución estalló en la provincia de San Juan, liderada por Antonio Aberastain, con el financiamiento y respaldo del ministro porteño Domingo Faustino Sarmiento, que justificó en la prensa el asesinato del gobernador José Virasoro.
El asesinato del gobernador de San Juan, el coronel federal José Virasoro, y su reemplazo por el liberal Antonio Aberastain quebró toda posibilidad de arribar a acuerdos políticos entre el presidente Derqui y los general Bartolomé Mitre y Justo José de Urquiza.
El asesinato político de Virasoro era en realidad un secreto a voces e incluso la prensa porteña adelanto que efectivamente iba a ocurrir seis días antes.
Fue por eso que Derqui, Mitre y Urquiza le enviaron una carta escrita por los tres en la que lo instaban a abandonar el poder, pero la muerte de Virasoro se produjo antes de que llegara la misiva.
Al asesinato de Virasoro le siguió la de su sucesor el liberal opositor Aberastain por parte de la gente del interventor Juan Saa.
Esto despertó la ira de Mitre quien acuso a Derqui de no proteger debidamente a su gente. Los ministros mitristas De la Riestra y Pico renunciaron con lo cual termino la cooperación porteña con el gobierno nacional. Derqui busco entonces el apoyo de Urquiza, pero las disputas internas cansaron al entrerriano quien criticó el panel recto que se arroba el gobierno de Buenos Aires.
Atraído por las posibilidades de la naciente industria argentina, Bieckert se mudó a ese país, dónde en la década de 1855 instalaría la primera fábrica de hielo del país; hasta ese momento, el hielo se importaba en barcos preparados especialmente desde Italia y Estados Unidos y se almacenaba en la gigantesca cámara del Teatro Colón, con capacidad para unas mil toneladas de material. Convencido por el éxito del proyecto, Bieckert contrató a técnicos especializados en Alsacia y montó a comienzos de la década de 1860 la primera fábrica de cerveza de la Argentina; añorando los gorriones de su ciudad natal, junto con la maquinaria hizo importar 13 jaulas de aves para soltar en Buenos Aires.
Ante el asesinato del gobernador sanjuanino Virasoro , el presidente Derqui decidió intervenir aquella provincia y para tal fin designo al gobernador de San Luis. el coronel Juan Saa.
El interventor desconoció la autoridad del nuevo gobernador Antonino Aberastain, quien intentó resistir, pero fue vencido y tomado prisionero.
La situación se complicó aún más cuando, al marchar Saa a ocupar la capital sanjuanina uno de sus jefes paso por las armas a Aberastain, temiendo una posible rebelión de los prisioneros. De alguna manera fue el propio Derqui el que promovió este desenlace al haber autorizado e luso de la fuerza.
El joven frances Emilio Bieckert instalo este año la primera fábrica de cerveza en Buenos Aires ubicada enfrente de la iglesia de Balvanera.
Para llevar a cabo esta empresa Bieckert conto con la colaboración de un peón y. para la elaboración del producto. cuenta con solamente dos pipas.
Pero como el proyecto anduvo bien desde un principio. Bieckert decidió contratar a técnicos especializados en Alsacia, su ciudad natal. Como además afloraba los gorriones de aquel lugar, se hizo importar trece jaulas de aves para soltar en Buenos Aires.
No es casualidad que Bieckert haya elegido el barrio de Balvanera para instalar su cervecería. Se trata de un lugar claramente comercial desde que en 1822 se creó el mercado libre de fruta y pieles. El auge comercial fue tan grande que. en 1853. el gobernador Pastor Obligado denomino por decreto al mercado y plaza con el nombre de "11 de septiembre" que es la fecha del levantamiento que separe a la provincia de Buenos Aires de la Confederación Argentina.
Antonino Aberastain fracasó en llegar al gobierno, desplazado por el interventor federal José Antonio Virasoro, entonces dirigió la oposición en su contra y la sublevación que terminó con el asesinato del gobernador y de su familia, en noviembre de 1860 , esto causo el festejo del estado de Buenos Aires
Entre las novedades más trascendentes que se han producido a nivel de la ciudad durante este año figuran dos temas muy distintos: las gestiones para establecer las primeras líneas de tranvías, y el crecimiento de los menesterosos en los alrededores del asilo de la Recoleta.
La instalación de tranvías ha generado reacciones dispares entre los vecinos. Si bien fue recibida por beneplácito por algunos, es boicoteada por la gran mayoría.
El principal argumento que esgrimen es que las vías van a impedir el tráfico en las calzadas angostas. A su vez, los propietarios argumentan que sus casas se desvalorizarían sin que ese perjuicio recibiera compensación.
Con respecto a los menesterosos tienen por costumbre situarse en el a trio de los templos y en la recova. Muchos de ellos resultan ser simuladores, hábiles en explotar la industria de implorar la caridad. Para combatir este abuso se está estudiando que los pobres de solemnidad sean provistos de un certificado expedido por vecinos respetables.
A partir de esto, decrece su número. Pero lo cierto es que desde hace meses se los persigue por calles y rincones de la ciudad., algunos se refugian en los conventos y otros optan por salir de Buenos Aires, hacia la Pampa, donde es posible sobrevivir.
El país parece ingresar a sin nuevo derrotero aunque manteniéndose latentes hondas diferencias. Es fundado el Instituto Histórico y Geográfico de la Confederación, el que queda a cargo de Juan Pujol.
Aparece la “Descripción Geográfica y Estadística de la, Confederación Argentina”, de Martín de Mousy, editada por la casa Fermín Didot. Costeadas por la Nación llegan desde Europa 220 familias, a fin de establecerse como colonias. Arriban numerosos visitantes de nota, entre ellos, John Lelong, autor de un libro sobre nuestro país que se llama “República Argentina”, y el profesor Amadeo Jacques, que se establece en Buenos Aires.
Se imprimen diarios extranjeros, apareciendo este año “The Standard” (El Estandarte), en idioma inglés. La política sigue siendo el desvelo de los porteños, quienes actúan a través de dos partidos - el Autonomista y el Nacionalista -, ambos derivaciones del Partido Liberal formado por los hombres de 1853.
Este año el vecindario presencia un espectáculo de vanguardia: fuegos artificiales. Un emigrante italiano – Antonio Piratte - se instala con una pequeña fábrica en un depósito de la Chacarita y se convierte en seguida en el único “maestro en el arte de fuego” que posee la ciudad. Se dice que posea fórmulas secretas. Sus creaciones le dan pronto larga fama, recurriendo a él no sólo los vecinos, particularmente, sino funcionarios del gobierno que programan las fiestas nacionales.
En la intersección de Victoria y Chacabuco se funda el Club del Plata, que see propone fines de carácter social y sus fundadores son, casi en su mayoría, disidentes del Club del Progreso. No congenian con la estrictez, “a más de haberlo invadido la política”, según afirman.
De allí que decidan hacer del Club del Plata una entidad política. Son sus iniciadores Luis Sáenz Peña, Roque Pérez, Federico Pinedo y Bernardo de Irigoyen, a quien designan como primer Presidente.
Aparece este año el primer número del “Almanaque Agrícola e Industrial de Buenos Aires”, en cuyo pie de imprenta se lee: P. Morta, editor. Calle Bolívar, Nº 54, frente al Colegio.
Debajo del título la portada anuncia su variado contenido: “Prontuario de agricultura, Jardinería, economía doméstica e higiene, medicina casera, artes, oficios, variedades y lecturas amenas”.
La publicación es aceptada de inmediato por el público porteño, quien encuentra en ella un placer periódico y abundantes estímulos culturales. No sólo por su amenidad, sino también por la información que se suma a cada entrega: nóminas de autoridades, copia de la Constitución reformada, etc.
Los inicios del tranvia ne Buenos Aires empiezan con la concesión que la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires le otorga a Eduardo A. Hopkins el 27 de junio de 1857 para la instalación de un Ferrocarril que enlazara Buenos Aires con San Fernando. El contrato se firmó el 3 de agosto de 1857, entre el entonces gobernador Valentín Alsina, y el empresario. En su artículo 1°, se especificaba que se debía construir un Ferrocarril (tranvía) de tracción a sangre (caballos) desde la Aduana Nueva (que estaba detrás de la casa Rosada), que recorriera el costado oeste de la Usina de GAS (Aproximadamente donde hoy se emplaza la Torre de los Ingleses), y desde allí por locomotoras hasta el canal de San Fernando, por el bajo del Río de La Plata. De este proyecto, se inician los estudios, determinación de traza, y planos, pero finalmente es declarado caduco por la imposibilidad de reunir los fondos correspondientes. El 28 de junio de 1859 se renueva el proyecto, mejorando su oferta, incluyendo una garantía del Estado de una ganancia del 7% sobre el capital invertido. Las obras avanzan poco a poco hasta que en 1860 llegan a Belgrano, sobre esta base se forma en Londres la "The Buenos Aires & San Fernando Railway Company Limited", cuyos estatutos son aprobados por el Estado de Buenos Aires el 26 de mayo de ese año.
El 6 de noviembre, Abraham Lincoln fue electo presidente de EE.UU., gracias a la división del voto demócrata. Éste recibió el 39,8 por ciento de los votos, mientras que sus contrincantes demócratas se repartieron el 60,2 restante.
Los Estados sureños no aceptaban un presidente republicano y antiesclavista y comenzaron el proceso de secesión. Lincoln debió hacerse cargo, rodeado de sindicalistas y de una guardia de honor de torneros alemanes, en medio de amenazas de asesinato, de hecho, tuvo que disfrazarse de inválido para atravesar la ciudad de Baltimore y llegar a Washington.
Lincoln nació en 1809, hijo de granjeros semi analfabetos de Kentucky, asistió a la escuela durante 18 meses, aunque era un gran lector y autodidacta. En 1830 la familia se mudó a Illinois por dificultades económicas. La vida de Lincoln siempre fue dura ya que fracasó como comerciante y sólo logró ser electo legislador provincial una vez; se enamoró de Ann Rutledge, que murió, y consideró suicidarse.
Lincoln no se destacó como político y si bien no fue un buen abogado su capacidad como orador lo hizo famoso.
En 1839 conoció a Mary Todd, hija de una prominente familia esclavista y se casó con ella tres años más tarde y tuvo un matrimonio no muy feliz. Mary gastaba dinero sin preocuparse de dónde provenía, lo que generó acusaciones de corrupción puesto que aceptaba "regalos" cuestionables.
Luego de varias derrotas, Lincoln regresó a la vida política como antiesclavista para ser derrotado una vez más. Durante la campaña declaró: "No estoy, ni he estado jamás, a favor de la igualdad política y racial de las razas blanca y negra. Ni tampoco de que los negros integren jurados, sean votantes, puedan ser electos o se permitan matrimonios interraciales" pero "una casa dividida contra si misma no puede existir. Creo que este gobierno no puede sobrevivir permanentemente mitad esclavista y mitad libre".
Las presidenciales de 1860 eran una oportunidad para el nuevo Partido Republicano puesto que los demócratas estaban divididos. Los caudillos se disputaron la candidatura partidaria Lincoln era el primer candidato de nadie y el segundo de todos, ya que lo percibían como una figura "débil", por lo que lo seleccionaron.
Lincoln es el primer presidente republicano y su elección significó el comienzo de la Guerra Civil. Ése fue el momento en el que Lincoln se reveló como uno de los grandes presidentes de EE.UU. Dijo:
"Si pudiera salvar la Unión sin liberar un sólo esclavo, lo haría; y si lo pudiera hacer liberándolos a todos, también lo haría; y si pudiera salvarla liberando a algunos y dejando a otros de lado, también haría eso. Lo que hago sobre la esclavitud y la raza de color lo hago porque pienso que sirve para salvar la Unión He declarado mi propósito de acuerdo a mi visión de mi deber oficial; y no intento modificar mi a menudo expresado deseo personal de que todos los hombres en todas partes fueran libres".
En 1860 Lincoln se aseguró su candidatura a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano. Aunque apenas tuvo apoyo de los estados sureños, defensores de la esclavitud, arrasó en el norte y fue nombrado presidente en 1860. Antes incluso de llegar a la Casa Blanca, su victoria y la falta de acuerdo en el tema esencial de la esclavitud provocaron que siete estados del sur se escindieran para crear los Estados Confederados de América. A continuación, el 12 de abril de 1861, un ataque confederado en Fort Sumter, inspiró a los estados norteños a unirse para formar la Unión. Como líder de la facción moderada de los republicanos, Lincoln se enfrentó al ala más radical de su partido, la cual exigía mayor dureza contra los estados del sur, a los demócratas contrarios a la guerra, que lo despreciaban, y a secesionistas irreconciliables, que conspiraron para asesinarle. Políticamente, Lincoln se defendió enfrentando a sus adversarios entre sí mediante un mecenazgo político cuidadosamente planificado y apelando al pueblo estadounidense con su habilidad oratoria. Su discurso de Gettysburg se convirtió en una icónica defensa de los principios de patriotismo, republicanismo, igualdad de derechos, libertad y democracia.
La ratificación por parte del príncipe chino Gong del Tratado de Tientsin, firmado hace dos años, puso fin a la segunda Guerra del Opio librada entre Gran Bretaña y China. A partir de este acuerdo, el comercio del opio quedó legalizado ya los cristianos les fueron concedidos todos los derechos civiles, incluyendo el de la propiedad privada y el de evangelizar.
El asedio anglo-francés se hizo evidente a lo largo de este año y poroso las autoridades chinas se vieron obligadas a ratificar el acuerdo. Las fuerzas imperiales llevaron adelante un desembarco en Pei Tang y el 6 de octubre tomaron la ciudad de Pekín, incendiaron el palacio de verano de la capital y el antiguo palacio real después de varios días de saquearlos.
Las diferentes agrupaciones que luchan a favor de lograr la unidad italiana se han sentido traicionadas por las últimas intervenciones de Napoleón III, a quien consideraban un aliado. Tal como había pactado con el conde Cavour, el ejército franco-piamontés derrotó a los austríacos en las batallas de Magenta y Solferino, y los italianos consiguieron que Austria les entregase Lombardía, que ahora quedó incorporada al reino del Piamonte. Sin embargo, Napoleón terminó firmando en julio el armisticio de Villafranca con Austria, demostrando que su interés era la independencia de Italia pero no su unidad. Esto ha sido un duro golpe para los italianos, que creyendo en la ayuda que Napoleón les prometía, le entregaron las regiones de Saboya y Niza.
Mientras la Italia septentrional quedó liberada de los austríacos, Giuseppe Garibaldi ha logrado tomar el control en el sur de la península. Primero llegó a Sicilia con cien voluntarios—a quienes solos conoce como "camisas rojas"— y consiguió el dominio de la isla rápidamente. De ahí pasó a Nápoles, que también fue ocupada con la misma celeridad. Es de esperar que, a partir de estos sucesos, las dos Sicilias reconozcan a Víctor Manuel II como su rey y por lo tanto la región se incorpore al nuevo reino de Italia.
De esta manera, se ha dado un paso importantísimo para lograr la unidad italiana, ya que la región sur de la península ha sido siempre motivo de disputas entre los diferentes reinos. Durante los primeros veinte años del siglo fue sucesivamente pretendida por los Borbones y los franceses. Desde la década del 20 surgieron diferentes movimientos revolucionarios, inspirados por el patriota Giuseppe Mazzini, que intentaron independizarse de Fernando II pero fueron brutalmente reprimidos. Pero ahora parecen soplar otros vientos en la región.
Se conoce como Tratado de Tianjin a diversos documentos firmados en Tianjin (Tientsin) en junio de 1858 dando fin a la primera parte de la Segunda Guerra del Opio (1856–1860).Las partes involucradas fueron el Segundo Imperio Francés, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, el Imperio ruso y los Estados Unidos, que forzaron la apertura al exterior de los puertos chinos, la admisión de delegaciones extranjeras en la capital china de Pekín, la admisión de misioneros cristianos y la importación legal de opio. Dichos tratados fueron inicialmente rechazados por los chinos para ser firmados, pero posteriormente fueron aprobados y ratificados por el emperador de China Tongzhi en la Convención de Pekín de 1860, tras el final de la Guerra del Opio, mientras tropas británicas y francesas ocupaban Pekín e incendiaban el Palacio de Verano.
Los siete años de gobierno de Napoleón III, conocidos como el Imperio autoritario" dieron lugar ahora a un cambio de tendencia más progresista. Las causas de este giro hay que buscarlas, por un lado, en la intervención militar a Italia llevada adelante el año pasado y por el otro en el Tratado comercial firmado hace unos meses con Inglaterra. Lo primero llevó al régimen a romper con la opinión católica y conservadora, al apoyar la unificación italiana a costa del poder temporal del papado. Y el segundo inaugura una política económica más liberal, lo que le está generando una enemistad con la clase empresarial francesa,
Sin embargo, este giro no ha modificado sustancialmente hasta el momento las instituciones políticas, que siguen marcadas por el autoritarismo.
En 1851, Napoleón protagonizó un golpe de Estado destinado a perpetuarse en la presidencia en contra de las prescripciones constitucionales. A continuación, refrendó su poder con un plebiscito que ganó abrumadoramente. Inauguró así un nuevo estilo digo de gobierno, consistente en una mezclado autoritarismo personal y apelación directa al pueblo, eliminando la intermediación de los partidos y del Parlamento. En 1852 completó la configuración de su dictadura promulgando una carta otorgada de corte cesarista, inspirada en la Constitución del año VIII (1799), y restableciendo en su persona la dignidad imperial hereditaria.
Fue así que pasó a llamarse Napoleón Ill, emperador de los franceses, vale señalar que, en su juventud, tuvo una trayectoria como conspirador liberal, participando en los movimientos revolucionarios italianos de 1831, hasta que al año siguiente heredó la “jefatura” de la dinastía Bonaparte por la muerte del duque de Reichstadt y se dedicó a intentar la conquista del poder.