Martín Jacobo Thompson

El Coronel de Marina Martín Jacobo Thompson fue el primer Capitán de Puertos de las Provincias Unidas del Río de la Plata y diplomático que fallecio en alta mar en el retorno de su misión en 1819
Martín Jacobo  Thompson
Martín Jacobo Thompson

Biografía

El primer Prefecto Nacional nació en Buenos Aires el 23 de abril de 1777; fueron sus padres doctor Pablo Thompson, inglés, y Tiburcia López Escribano. 

En 1787 murió su padre y su madre decidió entrar en el convento de capuchinas de Buenos Aires, por lo que Martín Thompson quedó al cuidado de su padrino y tutor José De Altolaguirre, en una chacra que poseía cerca del convento de Los Recoletos.

Estudió en el Real Colegio de San Carlos, ingresando en 1796 a la Academia Naval de El Ferrol, España, de donde egresó como guardiamarina en 1800. Luchó en la batalla de Trafalgar.

Al finalizar sus estudios en 1801 fue destinado al Real Apostadero de Montevideo, designándoselo luego como ayudante de la División Cañoneras en Buenos Aires. A fines de 1802 fue ascendido a alférez de fragata de la Armada Española. 

Estaba enamorado de su prima segunda María Sánchez, conocida en la sociedad porteña por Mariquita, hija del acaudalado español Cesáreo Sánchez de Velasco. Aunque era correspondido, la familia se oponía, por lo que optó por recurrir al Virrey Rafael de Sobremonte y a trece días de iniciado el juicio obtuvo su aval, por lo que casi un año después, el 29 de junio de 1805 finalmente se casaron. Tuvieron cinco hijos, Clementina (1807), Juan (1809), Magdalena (1811), Florencia (1812) y Albina (1815).

El 1º de julio de 1805 fue nombrado Ayudante de la Capitanía del Puerto de Buenos Aires y debió ejercer interinamente la conducción de la institución a raíz de la avanzada edad y el estado de salud del titular del cargo, el teniente de fragata español Pablo Zizur.

Tuvo destacada actuación durante las invasiones inglesas; su casa se convirtió en comité político y escondite de las armas que tenía en el arsenal del puerto, trazándose además planes para la reconquista. En 1807 intervino en el apresamiento de los bergantines británicos "Príncipe Jorge" y "Dos Hermanos".

Durante 1809 y 1810, el salón de los Thompson (actual calle Florida 271) fue centro de reunión de las artes y de las ideas; se discutían las doctrinas surgidas en Norteamérica y Europa, las que forjaron a los patriotas de la Revolución de Mayo. El 25 de mayo de 1813 se ejecutó y cantó por primera vez el Himno Nacional en aquella ilustre casa, en oportunidad de conmemorarse el tercer aniversario de la Revolución de Mayo y festejando, asimismo, los triunfos de Tucumán y Salta.

Redactó el Reglamento para las Capitanía de Puerto de las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1814, siendo su trabajo más significativo, en el que volcó toda la experiencia recogida en la función pública al frente de nuestra Institución, la que condujo hasta el 1º de noviembre de 1815, fecha en que entregó el mando al entonces coronel mayor de Artillería doctor Matías de Irigoyen, siendo agregado desde ese mismo día al Estado Mayor de Plaza.

Ascendido a coronel en 1816, el director Alvarez Thomas envió al coronel Thompson en una misión diplomática a los Estados Unidos gobernado por el presidente Madison. Sus instrucciones tenían por objeto asegurar la cooperación de este país en la lucha por la emancipación de España y el reconocimiento de la independencia de la Argentina, sin embargo de ello Martín Jacobo Thompson en su viaje hacia el Atlántico Norte fue testigo de la independencia efímera de la República de Florida en la isla Amalia.

Concretamente, le solicitaría a los Estados Unidos dos fragatas, oficiales y marinería para tripularlas y la autorización para comprar elementos de guerra en ese país. A cambio, ofrecía retribuirlos con grandes ventajas en favor del comercio de aquel país.

Llegó a Nueva York en mayo de 1816 pero por razones de salud no llegó a Washington hasta el mes de agosto, cuando la independencia argentina ya había sido declarada el 9 de julio. El presidente estadounidense Madison se encontraba entonces de vacaciones por lo que no pudo presentarle sus credenciales. Volvió a Nueva York donde inició por su cuenta tratativas para la compra de material de guerra y la contratación de oficiales.

Al tomarse conocimiento de las iniciativas del enviado, ambos gobiernos reaccionaron desfavorablemente, poniéndose fin a la misión. El gobierno estadounidense por añadidura no deseaba involucrarse en ese momento en contra de la opinión de las potencias europeas, concentrado como estaba en su propia expansión y ante una causa que consideraba aún de poca fortuna.

El 23 de octubre de 1819 cuando estaba viajando de regreso a Buenos Aires murió a bordo y su cuerpo fue arrojado al mar.