En 1903, cuando era su Capitán Julián Irízar, tuvo la histórica misión de rescatar a la expedición científica sueca, que era conducida por Otto Nordenskjöld, cuya embarcación, la «Antartic», había quedado destruida por los hielos.
El ballenero sueco Antartic, al mando de Otto Nordenskjold, partió de Buenos Aires para la Antártida a fines de diciembre de 1901, y el alférez Sobral se agregó a la expedición de estudio y exploración. En una caleta de la isla Snow Hill, a 66" 30 m de latitud, desembarcaron los miem-bros del grupo de exploradores que iban a pasar allí el invierno; la ballenera regresó en marzo a Ushuaia y en noviembre de 1902 zarpó de este puerto para ir en busca de la misión científica en Snow Hill. En marzo de 1903 no se tenían noticias del Anionic y surgió viva preocupación por su destino y por el grupo entero de Nordenskjold. Fue entonces cuando el ministerio de marina acondicionó a toda prisa la cañonera Uruguay, una de las naves de la escuadra de Sarmiento, de 550 toneladas; tomó el mando de ese barco el teniente de navío Julián Irízar, a quien secundaron Ricardo J. Hermelo, Jacinto Jalour y una selección de marineros, y en octubre de 1903 partió para los mares del sur en busca de la expedición sueca, cuya ballenera había sido aprisionada y destrozada por los hielos, perdiendo toda posibilidad de salvarse.
Esto decía el diario argentino La Nación al relatar los hechos del día anterior, 8 de octubre, en que la nave partía al rescate:
Navega en estos momentos con rumbo al sur la cañonera Uruguay, que envía el gobierno argentino en auxilio del Antartic. El grupo de marinos que tripula la antigua corbeta debe ir muy satisfecho de la entusiasta despedida que le hizo el numeroso público que fue a ver la despedida de la nave. Toda la mañana, y hasta momentos antes de zarpar, circuló por la cubierta del buque un gran número de familias. Después de mediodía, cuando el espacio de que se dispone era estrecho, se prohibió el acceso a bordo. El público que a las 12 no pudo entrar en la cañonera tomó posiciones en los malecones del dique en que se halla la Uruguay y en los de Dársena Norte. Momentos antes de la hora señalada para la partida una masa de público ocupaba el coronamiento de una gran parte de los malecones del Arsenal de Marina.Después de cambiar algunas palabras con el comandante Irizar, el (presidente argentino) General Roca, con visible emoción se dirigió al personal del buque.... A las dos menos cinco (de la tarde) la cañonera comenzó a abandonar el dique lentamente, tirada de la proa por el remolcador Vigilante. Así que el público vio que la Uruguay se ponía en franquía, en toda la línea de los malecones se repitieron vivas a nuestra marina y jefes más distinguidos.
La proeza del Uruguay repercutió en el país y en Europa, y Suecia felicitó al gobierno argentino.
La corbeta ARA Uruguay en 1903, cuando era su Capitán Julián Irízar, tuvo la histórica misión de rescatar a la expedición científica sueca, que era conducida por Otto Nordenskjöld, cuya embarcación, la "Antartic", había quedado destruida por los hielos.
La nave zarpó desde Buenos Aires rumbo al sur el 8 de octubre de 1903; 12 días después alcanzó la ciudad de Ushuaia. Allí se demoró hasta el 1 de noviembre, en espera de otras dos expediciones organizadas para el rescate, enviadas por Suecia y Francia. Al no recibir ninguna información y de acuerdo con sus instrucciones, la Uruguay zarpó de Ushuaia y pocos días más tarde navegaba a corta distancia de la isla Paulet, sin saber que allí estaban los náufragos del Antartic. La travesía a Snow Hill fue rápida y sin contratiempos. El 8 de noviembre se produjo el encuentro con la expedición científica, sorprendente para estos, que esperaban al Antartic. Al día siguiente, arribaron al campamento el capitán Larsen y seis tripulantes del Antartic. Poco después, la Uruguay ponía proa hacia la isla Paulet, recogía a los náufragos y emprendía el regreso.
En el viaje de vuelta a partir del 12 de noviembre, la Uruguay sufrió todas las agresiones del mar que le habían sido evitadas en el viaje de ida. El viento soplaba constantemente, el 13 y el 14 hicieron frente a un vendaval que destrozó buena parte de las instalaciones de cubierta y provocó rolidos de hasta 40 grados, poniendo al buque en serio peligro. Un fuerte ruido precedió a la caída del palo mayor y el trinquete, que debieron ser hachados y arrojados al mar.
El 22 de noviembre arribaron a Santa Cruz, desde donde telegrafiaron la buena nueva. Al año siguiente la Uruguay volvió a rescatar la expedición francesa del sabio Jean-Baptiste Charcot porque se temía equivocadamente por su suerte. Paso Drake, Cabo de Hornos, las Islas Orcadas del Sur y las Georgias del Sur fueron por muchos años lugares transitados repetidamente por la Uruguay, hasta que en 1926 fue retirada del servicio activo. Irízar recibió el ascenso a capitán de fragata en virtud del rescate.