Durante la primera presidencia de Roca, a consecuencia del apasionamiento promovido por la discusión en torno a la laicidad de la enseñanza, y la ingerencia del internuncio del Papa, monseñor Mattera, quedaron rotas las relaciones oficiales entre el gobierno argentino y el Vaticano.
La ruptura de relaciones con el Vaticano tuvo lugar durante el primer gobierno de Julio Roca y la recomposición fueron restablecidas por el presidente Roca en su segunda presidencia, habiendo servido de mediador el salesiano Juan Cagliero, que dirigía las misiones y la educación de su congregación en los territorios del sur, actividad que le valió la calificación de "apóstol de la Patagonia". Hizo un viaje a Roma en agosto de 1898 y al regresar un año más tarde la situación se ofrecía propicia a la reanudación de las relaciones. El ministro Felipe Yofré quedó encargado de la tramitación ante la Santa Sede.
El entonces canciller argentino Amancio Alcorta encomendó a su ministro en Francia y Bélgica, Carlos Calvo, la realización de algunas gestiones confidenciales ante el papa León XIII. Las mismas tuvieron éxito y las relaciones diplomáticas se reanudaron. Por decreto del 10 de junio de 1899, la representación argentina se extendió a la Santa Sede, y el ministro Calvo presentó sus credenciales ante el Sumo Pontífice el 29 de noviembre de dicho año. Por su parte, León XIII acreditó como nuncio interapostólico ante el gobierno argentino, a monseñor Antonio Sabatucci, quien presentó sus credenciales al presidente Roca y fue reconocido en dicho carácter el 23 de mayo de 1900
Caricatura de Cao de Felipe Yofré que quedó encargado de la tramitación ante la Santa Sede