Durante su segunda gestión , Julio Argentino Roca privilegió, como en su primer gobierno, una política de acercamiento a Brasil, debido a las energías que la administración roquista dedicó al problema con Chile. La idea de la diplomacia argentina fue la de evitar un segundo frente de conflicto y frenar un posible cercamiento geopolítico, fruto de una eventual alianza entre las autoridades de Río de Janeiro y Santiago de Chile. Para lograr este objetivo de acercamiento, Roca no tuvo reparos en efectuar personalmente una visita a su colega brasileño Manuel Ferraz de Campos Salles en agosto de 1899, secundado por una fuerte comitiva.
Dentro de los éxitos de la presidencia de Roca fue el acercamiento con el Brasil, para lo cual puso en juego todos los recursos a su alcance y su prestigio personal. En 1899 hizo Roca una visita a Río de Janeiro acompañado por numerosas personalidades, ministros, legisladores, militares y marinos.
La presencia de esa brillante comitiva permitió al pueblo del entonces capital del Brasil exteriorizar sus deseos de confraternización.
El presidente brasileño Campos Saltes retribuyó en 1900 la visita a Buenos Aires, en cuya oportunidad fue agasajado y aclamado, quedando fortalecidas las relaciones de amistad entre los respectivos países.
Quedaban pendientes problemas limítrofes, especialmente en los territorios de la zona de Misiones. No se habían definido claramente los ríos que debían ser tomados como fronterizos. El gobierno imperial estableció en 1880 colonias militares en territorios reivindicados por la Argentina. Las gestiones hechas durante 1881 no dieron resultados positivos y en 1882 el gobierno argentino creó la gobernación de Misiones. El gobierno de Río de Janeiro se dispuso entonces a negociar y después de un gran intercambio de notas memoriales, se firmó el tratado del 28 de setiembre de 1885, que establecía el nombramiento de una comisión que reconocería la región y levantaría los planos de la misma para servir de base a arreglos definitivos. Los trabajos de dicha comisión no dieron sus frutos en todo el transcurso de la primera presidencia de Roca.
El Presidente Argentino General Julio Argentino Roca llegó el 8 de agosto de 1899 a la bahía de Río de Janeiro a bordo del acorazado San Martín con las insignias presidenciales y el pabellón brasileño, seguido por el crucero Buenos Aires y la torpedera Patria. Esta visita, de neto corte político, dejó sentado el acercamiento entre las dos naciones sudamericanas, en especial para la República Argentina luego del entredicho diplomático con Chile.
El 30 de enero de 1890 se firmó en 'Montevideo, por los cancilleres Estanislao S. Zeballos y Quintino Bocayuva, un tratado que repartía en forma equitativa el territorio en disputa, tratado desaprobado por la Cámara de diputados. La cuestión fue llevada al árbitro, el presidente Cleveland de los Estados Unidos, que resolvió el 5 de febrero de 1895 en el sentido de que el límite era el que había sostenido el Brasil, los ríos que corren más al occidente, Pepiri o Pepirí-Guazú, y el San Antonio. De ese modo todo el territorio en litigio fue cedido al Brasil por el laudo arbitral.
El tratado del 6 de octubre de 1898 fija la línea divisoria por el río Uruguay desde frente a la boca del Cuareim y sigue por el Thalweg hasta el Pepirí-Guazú; continúa por el álveo de este río hasta su cabecera principal, de allí por el terreno más alto hasta la cabecera principal del río San Antonio; por éste hasta el Iguazú y por el río Iguazú hasta el Paraná.
En 1900, Campos Sales retribuyó la visita del año anterior de Julio A Roca, siendo recibido por un mucho público, cerca de un cuarto de la población porteña, en Buenos Aires (300.000 personas de un total de 1,2 millón de habitantes de esa capital argentina). Campos Salles fue el primer presidente brasileño en viajar al exterior, en la foto se ve a Roca , Campos Salles y Mitre.