La convención nacional del partido nacional reunida en Buenos Aires el 11 de julio de 1897 proclamó sin mayores inconvenientes la candidatura de Roca para la presidencia y la de Norberto Quirno Costa para la vicepresidencia.
Quirno Costa había nacido en Buenos Aires en 1844 y entró en la lucha periodística a los 22 años, con Juan Chassaing, Bonifacio Lastra, Cantilo, en la redacción de El pueblo. Abandonó el periodismo en 1868 e ingresó en la facultad de derecho mientras desempeñaba un puesto subalterno en las oficinas del Crédito Público; una vez graduado, fue designado secretario de la legación argentina en Río de Janeiro; volvió de allí para asumir la subsecretaría de relaciones exteriores, a cargo del doctor Tejedor. Fue miembro de la convención constituyente de Buenos Aires en 1871-74 y luego diputado en la legislatura provincial y desde 1878 diputado nacional. Al formar gobierno Juárez Celman en 1886, fue por tres años ministro de relaciones exteriores y desempeñó en 1889 hasta marzo de 1890 el ministerio del interior. El presidente Luis Sáenz Peña lo nombró en 1892 ministro plenipotenciario en Chile, en aquellos años de tirantez de relaciones, y firmó el protocolo del 19 de mayo de 1893. Tuvo a su cargo aun por breve tiempo el ministerio de relaciones exteriores y volvió a la legación en Chile.
La fórmula fue bastante bien recibida, aunque la Unión Cívica mitrista y la Unión Cívica Radical orientada por Alem, resistían a Roca. Éste aceptó la candidatura y expresó su programa de gobierno:
Norberto Quirno Costa como su candidato a vicepresidente. Presidió la convención constituyente de enero de 1898 (que reformó la Constitución de la Nación Argentina) y fue elegido con Roca en abril de ese mismo año, desempeñándose como Vicepresidente durante la totalidad del segundo mandato de Roca.
"Acepto el programa que a grandes rasgos me habéis trazado, como la expresión de vuestras aspiraciones; y me creo en el deber de manifestaros, al mismo tiempo, que, si el voto público consagra vuestra voluntad, seguiré esa política sana de conciliación, llamada del acuerdo que iniciamos en momentos álgidos de reciente historia ... y llamaré a los consejos del gobierno a los hombres preparados y competentes que quieran prestarme su concurso, sin tener en cuenta su color político".
Un factor importante de la campaña electoral fue Carlos Pellegrini, que puso su prestigio y su elocuencia al servicio del triunfo de la fórmula del partido nacional. El 25 de agosto de 1897 dijo en su discurso del teatro Odeón:
"En primer lugar, el candidato de la convención tenía que ser un miembro del partido. Sobre esto no puede haber controversia. Dentro del partido había que elegir un ciudadano que tuviera la capacidad del gobierno y títulos a la consideración nacional, y dentro del grupo de ciudadanos en estas condiciones, buscar aquel que reuniera mayor suma de voluntades, que van hacia un hombre por razones que ni se explican ni hay el deber de explicar, pero que una vez en el gobierno le dan el nervio, la iniciativa, la eficacia, sin lo cual el poder es una sombra estéril, algo inútil e impotente. como un cuerpo sin brazos. Pues bien: entre el grupo de miembros del partido nacional, con servicios prestados al país y con la experiencia y práctica del gobierno, todos veían, salvo que la pasión pusiese un velo ante sus ojos, destacarse la figura del general Roca".