La inmigración

Los primeros experimentos inmigratorios datan de finales de 1856 e incluyeron la colonia suiza de Baradero, la colonia Esperanza, que albergaba suizos, franceses y alemanes, encabezados por Aarón Castellanos en Santa Fe, y la colonia galesa de Gaimán, en Chubut, patrocinada por el ministro de Interior Guillermo Rawson.
Durante sucesivas administraciones Bartolomé Mitre (1862-1868), Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880) darían estímulo a iniciativas similares, aunque inicialmente no hubo una implicación directa del gobierno en las mismas.

Inmigración.

Las medidas para favorecer la inmigración fueron preocupación del Estado de Buenos Aires, tanto como de la Confederación. Buenos Aires en 1854 creó la Comisión de inmigración y eximió de derechos a todo buque que transportara por lo menos 50 inmigrantes; en 1856 un grupo de ciudadanos conocidos se encargó de recibir y ayudar a los inmigrantes en sus primeros días en la patria nueva, alojando y alimentando a los que lo necesitasen; así surgió la Asociación filantrópica de inmigrantes, auxiliada o bajo la protección del superior gobierno de Buenos Aires; fue nacionalizada en 1862 y sobrevivió hasta 1869, siendo reemplazada por la Comisión central de inmigración.

Cuando llegaron las primeras 200 familias, contratadas por Aarón Castellanos, para la provincia de Santa Fe, fueron entusiasta y cordialmente recibidas en Buenos Aires, a pesar de las difelencias que se ventilaban entre la Confederación y el Estado de Buenos Aires. Fue durante la presidencia de Mitre, en 1866, cuando se instaló en Chubut la colonia galense, según se ha dicho. La inmigración que en 1862 apenas sumó 6.710 inmigrantes, fue en 1868 de 29.234, un signo más de la confianza y de la atracción que ejercía la Argentina en Europa.

Mitre exaltó con elocuencia el aporte de las inversiones inglesas: 

"Cuando las Provincias Unidas, despedazadas por la guerra civil, pobres, casi sin rentas y sin crédito, no encontraban un solo argentino que les prestase un real, el capital inglés envió a una sola de sus provincias la cantidad de cinco millones de libras esterlinas para construir puertos y poblar nuestros desiertos en la frontera, bajo garantía de sus tierras públicas. Si no se aplicaron a esos objetos, no es menos cierto que confiaron en la fuerza creciente de nuestro progreso tal vez más que nosotros mismos".

Inmigracion a Argentina

Antes de la inmigración, la Argentina estaba poco poblada, durfantes la colonización española de la América España favoreció México y Perú (por el oro y metales preciosos de la zona), pero en las regiones españolas del sur no encontraron ninguna fuente de riqueza, hecho que ocasionó que hubiera menos pobladores, la población decreció aún más en el siglo XIX, durante la Guerra argentina de Independencia y las Guerras Civiles argentinas.Luego de la batalla de Caseros se comienza con un incentivo y fomento en traer inmigrantes a poblar el pais Varios argentinos de aquel período, como  Justo José de Urquiza , Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento ,Nicolas Avellaneday Juan Bautista Alberdi, creyeron importante fomentar la inmigración para así poblar el país. La Constitución de Argentina de 1853 promovió inmigración europea en su artículo 25, eliminando las barreras para la llegada de extranjeros.

Aunque se había opuesto a la candidatura presidencial de Urquiza y a la de Adolfo Alsina, en su discurso al inaugurar en 1868 las sesiones del Congreso, expresó lo siguiente:

"El presidente de la República que obtenga libremente la mayoría de sufragios o merezca vuestra suprema sanción gobernará con el poder que le dé la ley, sin que nadie pretenda levantarse más alto que él; y será obedecido y respetado por todos en nombre de la Constitución y contará con la fuerza que le dé la unión patriótica de todas las voluntades, sea que hayan contribuido o no a su elección, porque tal es la ley de un pueblo libre como el nuestro: Bajo estos auspicios y condiciones, sólo de nosotros depende nuestra grandeza o nuestro oprobio."

Triunfante Sarmiento, le entregó la presidencia el 12 de octubre de 1868 y dijo en una proclama de despedida entre otras cosas:

"Las rentas se han duplicado en este período y nuestro crédito financiero se ha consolidado en el exterior, al presentarse la República Argentina por la primera vez ante el mundo con su capacidad de Nación solvente, dando confianza a los capitales y a las empresas extranjeras."
"La inmigración se ha cuadruplicado, la vialidad de los ferrocarriles se ha sextuplicado, la riqueza general se ha multiplicado, la educación ha adelantado, y en medio de las serias dificultades con que hemos luchado y lucharemos todavía por mucho tiempo, hemos obedecido a la ley del progreso, así en el orden moral como en el material, dejando atrás a pueblos que en mejores condiciones nos habían precedido en la labor de la organización."
"La libertad ha sido una verdad, a pesar de los abusos parciales que son consiguientes a un pueblo que no ha completado su educación constitucional, pudiendo los argentinos proclamar sin orgullo, pero sí con legítima satisfacción, que hemos salido de una revolución peligrosa, hemos consolidado nuestra nacionalidad, hemos hecho frente a la guerra más gigantesca que recuerdan los anales de la América del Sur y combatido y vencido todas las resistencias interiores, sin recurrir a ninguna violencia y sin apelar a ninguna medida extraordinaria, usando con moderación hasta de las facultades constitucionales ..."