Los gobiernos representativos de la organización nacional, desde Mitre a Avellaneda, que abarcan el período de 1861 a 1880, se vieron ante problemas y tareas de difícil solución, pero tuvieron fe en el porvenir y no anduvieron remisos en el esfuerzo sostenido.
El año 1863 comenzó con el papel moneda a 440 y 450, con fluctuaciones alarmantes, y con un mercado inseguro y desconfiado. El nuevo gobierno nacional tuvo que comenzar por instalar sus oficinas, para las que no cortaba con edificios ni con muebles. Lo comprobó así Vélez Sarsfield: "Nada existía: faltaban los primeros antecedentes indispensables a toda administración, faltaba local para los empleados y para el gobierno mismo ... No había tesorería, ni contaduría nacional, todo era preciso crearlo hasta para el servicio más urgente ...". En sus conversaciones particulares, Vélez Sarsfield agregaba que el nuevo gobierno había encontrado dos pesos fuertes en las cajas de la Confederación como único tesoro. Se acudió en esas circunstancias al crédito interno y hubo algunos adelantos del Banco Maui y Cía., con garantía de los ingresos por derechos aduaneros.
En el gran libro del crédito público se inscribieron fondos para puentes y caminos, pago de deudas extranjeras
auxilios prestados a los ejércitos libertadores desde 1853. El presupuesto de gastos para 1864 ascendió a 8.900.000 pesos; 3.000.000 se dedicaban al servicio de la deuda y 3.357.000 para gastos de guerra y marina. El ministro de hacienda, en esa época crítica, fue Vélez Sarsfield y presentó un proyecto de Bancos Libres, garantidos con fondos públicos, proyecto al que se opusieron Félix Frías y Valentín Alsina, pero que fue aprobado por gran mayoría, quedando sin embargo archivado por haber dejado su autor, por entonces, el ministerio.
Cuando el gobierno se encontraba consagrado completamente a la organización política, económica y financiera del país, estalló la guerra del Paraguay y hubo que movilizar fuerzas, adquirir armamentos y simultáneamente reprimir los movimientos armados en las provincias. Se echó mano a empréstitos internos; Norberto de la Riestra obtuvo en Londres un adelanto de 200.000 libras de la casa Baring; el Banco de la Provincia proporcionó un millón de pesos, otro millón el gobierno del Brasil, ya aliado para la guerra contra Francisco Solano López, etc. El empréstito interno no se realizó sino hasta 1868 al 72,5 % por ciento. En diciembre de 1866 los gastos de guerra ascendían a 5.891.000 pesos y a mediados de ese año, a pesar de la guerra, Buenos Aires dio muestras de gran actividad y el Banco de la Provincia se encontró en el apogeo del crédito. Aumentaron las importaciones y las exportaciones y comenzó a intensificarse la corriente inmigratoria.
A comienzos de 1867 se fundó la Oficina de cambio, una especie de caja de conversión, con la diferencia de que el oro que llegó a sus cajas procedía de operaciones de crédito o resultaba de las necesidades de la guerra, no del trabajo de la tierra y de la industria. El viejo papel moneda pudo consolidarse al tipo de 25 por un peso fuerte de 17 en onza.
Las rentas alcanzaron en 1863 a 6.478.000 pesos corrientes; en 1868 se habían elevado a 12.496.000, sin aumento sensible en los impuestos, lo que implicaba una reavivación de la producción y del comercio. El presupuesto ordinario de gastos para 1864 fue de 8.900.000 pe-sos; el de 1869, sumó 9.620.000.
La deuda consolidada al 31 de diciembre. de 1868 alcanzó a 40.145.000 pesos, comprendiendo en ella los fondos públicos emitidos para consolidar la deuda de la Confederación, deudas nacionales posteriores y parte del papel moneda de la provincia, el empréstito de 1824 por 9.635.000 pesos. La deuda. exigible pasó de 1868 a 1869, y fue de 5.157.000 pesos.
Con razón pudo explicar Mitre. en la transmisión del mando a su sucesor;
"La difícil situación financiera a causa de la guerra (de la Triple Alianza), no ha permitido al gobierno dar impulso a las obras de vialidad que tenía envista; sin embargo, algo se ha hecho ... La Nación ha tenido que organizar y reorganizar todo, desde la unión nacional hasta los re-cursos para mantenerla; ha pasado por una de las más serias pruebas en los últimos años transcurridos. Ha hecho frente a todos los gastos ordinarios y extraordinarios, aumentando la renta, disminuyendo en parte el impuesto, acrecentando la riqueza general, atendiendo a lo extraordinario con lo ordinario y el uso levantado del crédito, cubriendo religiosamente sus obligaciones a plazo, pagando sus servicios con la regularidad posible, sin dejar de prestar su atención, en cuanto se lo permitían tan penosas enciones, al progreso moral de la sociedad y a los grandes trabajos de utilidad general."
De no haber irrumpido la guerra del Paraguay, probablemente el gobierno de Mitre, aun tendiendo a disponer en las provincias de hombres de su partido en el gobierno, habría. permitido al país dar un salto importante en la vía progresiva, constructiva, pues Mitre era un hombre de Estado, sin dejar de ser militar, historiador y escritor.
En 1862 se instaló en Buenos Aires el Banco de Londres y Río de la Plata, un signo de confianza del comercio y de las finanzas inglesas; se comenzó la construcción de líneas ferroviarias y se intensificó el intercambio comercial, con balanza de pagos desfavorable; las importaciones se duplicaron desde 1864 a 1868.
Billetes de la provincia de Buenos Ayres de 1867 en la época que gobernaba Bartolomé Mire