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Angel Pacheco

Angel Pacheco militar argentino, educado como oficial por José de San Martín y uno de los principales comandantes de las tropas de la Confederación Argentina durante los gobiernos de Juan Manuel de Rosas. Fue posiblemente uno de los más brillantes generales de la historia argentina, y nunca perdió una batalla en que mandara en jefe.
Angel Pacheco
Angel Pacheco

Biografía

Nació en Buenos Aires el 14 de julio de 1795, siendo sus padres José Pacheco Gómez Negrete, español, y Teresa Concha Darregrande. Antes de cumplir los 16 años, y después de haber cursado estudios de filosofía en el colegio de San Carlos, el 10 de abril de 1811, se incorporó como cadete al Regimiento de Milicias “Patricios de Buenos Aires”, pasando con esta jerarquía al Regimiento de Granaderos a Caballo, el 22 de noviembre de 1812, siendo promovido poco después a porta-estandarte del afamado cuerpo, en la 2ª Compañía del 1er Escuadrón.

Marchó con el coronel San Martín a la corta campaña siguiendo la margen derecha del río Paraná, para repeler los desembarcos que efectuaban los españoles con el objeto de hostilizar las poblaciones y de recoger ganados para los defensores de Montevideo; en esta oportunidad, el porta-estandarte Angel Pacheco, recibió la misión de su jefe, de actuar como escucha desde Rosario, y en el desempeño de esta tarea pasó todo el día 2 de febrero de 1813 tendido sobre la barranca del río, observando con su anteojo a los buques que pasaban pudiendo así contar la gente que transportaban como también las que desembarcaron frente a la isla situada frente a Rosario, donde los españoles practicaron algunos ejercicios y completaron su dotación de armamento y equipo para el desembarco que debían efectuar al día siguiente. El sagaz porta-estandarte se apresuró a comunicar a su Jefe lo que había observado, y por su digno comportamiento en el combate de San Lorenzo, fue ascendido a alférez de la 2ª Compañía del 1er Escuadrón el 26 de febrero de1813.

Después de esta acción, Pacheco quedó en aquel pueblo a cargo de los heridos que se asistieron en el convento de “San Carlos”, y con un piquete de 40 hombres estuvo encargado de custodiar la costa, teniendo oportunidad, el 23 de agosto del mismo año de rechazar un fuerte desembarco de marinos realistas, en Las Palmas, cerca de Zárate no obstante la superioridad numérica de éstos, obligándolos a abandonar al comandante militar de este último punto, José Antonio Ramírez, al que perseguían conjuntamente con los 16 milicianos que le acompañaban. Los españoles tuvieron aluna pérdida en el rechazo y Pacheco tuvo herido el caballo que montaba.

En el mes de noviembre marchó con los escuadrones de Granaderos a Caballos que fueron enviados al Ejército del Norte, siendo promovido a teniente de la 2ª Compañía del 1er Escuadrón, con fecha 4 de diciembre 1813. Se halló en una fuerte guerrilla en la provincia de Salta, a las órdenes del coronel Manuel Dorrego, que con una división cubría la retirada del Ejército derrotado en Vilcapugio y Ayohuma. En la “Cuesta Nueva”, se batió en 1814 contra una división realista mandada por el coronel Marquiegui estando Pacheco destacado en Concha (Salto), con su compañía. En una sorpresa de consideración en Mojo, el mismo año, a las órdenes del teniente Mariano Necochea, le mataron el caballo. Se encontró también en la sorpresa la 1ª División del Ejército Real en Abrapampa o Puesto del Marqués, el 17 de abril de 1815, bajo el superior comando del general Fernández de la Cruz.

Asistió al combate de Venta y Media, el 20 de octubre del mismo año, bajo la dirección del brigadier Martín Rodríguez; así como en la acción general de Sipe-Sipe, el 29 de noviembre de igual año, a las órdenes del general José Rondeau, batalla esta última en la cual Pacheco recibió una gran herida de bala en un brazo. Había ascendido a ayudante mayor el 8 de octubre de 1815.

Se halló así herido en la derrota que sufrió nuestro Ejército en los “Altos de San Lorenzo”, provincia de Salta continuando la retirada hasta Lules, en la de Tucumán, desde donde los dos escuadrones de Granaderos a Caballo, en setiembre de 1816, marcharon por La Rioja, a la ciudad de Mendoza, para incorporarse a las fuerzas que organizaba el general San Martín para emprender la campaña restauradora de Chile. En ella iba a tomar parte el ayudante Pacheco.

Iniciado el pasaje de la Cordillera, aquél formó parte de la Escolta del general José de San Martín, la que estaba mandada por el comandante Mariano Necochea, el cual adelantándose al grueso del Ejército que marchaba a las órdenes del general Soler, tuvo un encuentro con los realistas, el 7 de febrero de 1817, en las inmediaciones de las Coimas acción en la cual el ayudante Pacheco mandó la derecha de la fuerza de Necochea, arrollando la línea de tiradores enemigos con una carga furiosa. Por su conducta valerosa mereció figurar elogiosamente en el parte del combate, elevado conjuntamente con el de Chacabuco, por el general San Martín; figurando igualmente en el parte de esta última batalla, en la que se comportó con tanta distinción, que para premiarlo, el General vencedor lo mandó a Buenos Aires conduciendo la bandera del Regimiento de Talavera y el estandarte de Dragones de Chile, conjuntamente con otros dos trofeos y el parte de la acción, los que puso en manos del Director Supremo del Estado, general Pueyrredón. San Martín lo había promovido a capitán de la 1ª Compañía de Cazadores a Caballo, con fecha 27 de febrero de 1817 cuyos despachos se le extendieron el 24 de marzo del mismo. Pacheco, que había partido de Santiago de Chile con los trofeos, el 22 de este último mes, llegó a Buenos Aires el 9 de marzo y al día siguiente, Pueyrredón le otorgó el grado de sargento mayor.

De regreso a Chile, Pacheco se incorporó a su cuerpo, que continuaba a las órdenes de Necochea. Marchó a la campaña de Talcahuano, asistiendo al combate de Carapangue, el 26 y el 27 de mayo de 1817 y toma de los fuertes de Arauco. Se batió con denuedo en la sorpresa de Cancha Rayada, el 19 de marzo de 1818. En la retirada que tuvo lugar después de esta desgraciada jornada, salvó con su escuadrón los depósitos que habían quedado abandonados en San Carlos, y de los que se habían apoderado los enemigos ese mismo día. Presentado al general San Martín con lo que había salvado, éste le aumentó el escuadrón y le ordenó cubrir la retirada del ejército, lo que efectuó hasta el Río de Maipú, en donde recibió orden de reunirse al ejército el día antes de la batalla de este último nombre.

En el desempeño de su cometido tuvo un encuentro sobre el río de Rancagua, contra 3 escuadrones de cazadores “Dragones del Rey”, que batió haciéndolos retroceder, persiguiéndoles hasta la “Hacienda de la Compañía”. Se halló en la mencionada batalla de Maipú, el 5 de abril del mismo año, siendo el capitán Pacheco encargado de perseguir al general Osorio, con 40 Cazadores a Caballo, aunque sin lograr darle alcance. Por su comportamiento en esta campaña, San Martín lo promovió a sargento mayor efectivo; lo que fue confirmado por el Director Pueyrredón por despachos extendidos el 13 de mayo, con antigüedad del 15 de abril; recibiendo, igualmente, un cordón de oro y medalla del mismo metal acordado por el Gobierno de las provincias Unidas, y otra medalla otorgada por el de Chile.

Pacheco continuó `prestando servicios en la campaña del Sud de Chile, al mando inmediato del coronel Manuel de Escalada, y el 24 de diciembre de 1818 se halló en un combate en las inmediaciones del río Ñuble, mereciendo ser elogiado en el parte por su comportamiento. Se encontró en la derrota del ejército español en el Bío-Bío, el 19 de enero de 1819, cuyos restos persiguió con su escuadrón hasta bien adentro del territorio de Arauco, habiendo tomado algunos jefes, oficiales y tropa, prisioneros, y sosteniendo varias escaramuzas con los indios que le eran adictos. El 4 de junio del mismo año obtuvo su retiro a inválidos y regresó a Buenos Aires.

Fue uno de los firmantes del famoso manifiesto del general Soler al Cabildo de Buenos Aires, el 10 de febrero de 1820. El 2 de junio de aquel año fue llamado al servicio, e hizo la campaña al Norte, a las órdenes del coronel Manuel Dorrego, y al mando de un Regimiento de Lanceros, compuesto de varios piquetes de otros cuerpos, se halló en la acción de San Nicolás de los Arroyos, el 2 de agosto, contra las fuerzas anarquistas acaudilladas por Alvear, y Carrera. Igualmente se encontró en la del Arroyo Pavón, el 12 del mismo mes, contra los santafecinos de Estanislao López. Se batió en el Gamonal, el 2 de setiembre, jornada en la que fueron batidas las tropas porteñas; y también en un encuentro en las chacras del Mayor, el día 12 de este último mes. Cuando se produjo el motín del coronel Pagola, el 1º de octubre, desconociendo la autoridad del gobernador Rodríguez, Pacheco se halló entre los amotinados y fue quien impuso a Dorrego de aquellos sucesos al llegar a Luján. Después de estos acontecimientos quedó encargado del Departamento del Norte de la provincia, siempre al mando del Regimiento de Lanceros. Por haberse inutilizado por heridas recibidas en función de guerra se hallaba “retirado a dispersos” en el tiempo de la reforma. El 29 de octubre de 1822 se informó que le correspondía estar incluido en el Art. 20 de la Ley de reforma, que se le concedió (1).

El estallido de la Guerra del Brasil iba a permitir recoger nuevos laureles a este distinguido Jefe, siendo promovido a teniente coronel del 3º de Caballería “siendo sargento mayor reformado” el 20 de marzo de 1826, y al organizarse el Ejército Republicano, fue designado 2do Jefe del Regimiento Nº 3 de Caballería de Línea, llamado “Coraceros de Caballería”, cuerpo del cual pronto fue su jefe interino, asistiendo en este carácter a la batalla de Ituzaingó, el 20 de febrero de 1827, en la cual se le dio sobre el mismo campo de la acción el comando de la 1ra División de Caballería de Línea por haber caído herido de muerte, el titular, coronel Brandsen. Por su participación en esta victoria, recibió un cordón de plata con gavetes de oro, pendiente del cuello y un escudo del mismo metal en el brazo izquierdo.

Se hallo también en el combate de Camacuá, el 23 de abril del mismo año 1927, al frente de su División. En el Yaguarón, el 1º de junio, mandando la vanguardia de ejército, en cuya marcha hasta la sierra de Aceguá, en que se reunió al Ejército, tuvo que sostener día a día, fuertes encuentros con los enemigos. En el reconocimiento de los potreros del Padre Filiberto o “Casa Blanca”, en que su División se encontró con todo el ejército enemigo, el 22 de febrero de 1828. Hizo la difícil y peligrosa expedición al territorio enemigo, emprendida en este mes, en la que sostuvo varios encuentros y dispersó un regimiento que procedente de Misiones, marchaba para reforzar las fuerzas imperiales, tomándole muchos prisioneros y 5.500 caballos que remitió en varias remesas al Ejército Republicano, habiendo sido éste el principal objeto de esta expedición por la absoluta necesidad que tenían de ellos las tropas montadas. Se halló en el combate de Las Cañas, el 15 de abril de igual año, a las órdenes superiores del general Julián Laguna. El 1º de mayo de 1827 recibió los despachos de coronel efectivo.

Terminada aquella campaña regresó a Buenos Aires en octubre de 1828, ordenándosele marchara a tomar el mando de las fuerzas del Norte de la provincia de Buenos Aires. Conocida es su actuación en los sucesos que inmediatamente siguieron al motín del 1º de diciembre; el gobernador Dorrego trató de buscar amparo en el Regimiento de Húsares Nº 5, que se encontraba en Areco bajo el mando del coronel Pacheco, pero los comandantes Escribano y Acha se rebelaron contra el último y redujeron a prisión al gobernador Dorrego. Según afirmaciones hechas por el propio Pacheco días después, en un comunicado, desmintieron un párrafo del diario “El Tiempo” sobre la prisión de aquél, la captura del gobernador fue realizada por Escribano valiéndose de una torpe perfidia. Pacheco fue también arrestado en estas circunstancias pero quedó en libertad una vez que se hubo marchado Dorrego con sus aprehensores, quedando autorizado para marcharse a Buenos Aires o quedarse en Areco, si así lo deseaba.

El mes anterior al de estos sucesos, Pacheco realizó una expedición sobre los indios, al mando de una división compuesta de los regimientos: Nº 4 de Milicias, Nº 5 de Línea (Húsares), un escuadrón del 6º y una fuerza de 600 santafecinos; con la cual marchó hasta la costa del Salado, de donde regresó por orden que recibió del Superior Gobierno.

Como consecuencia de la publicación mencionada hecha por Pacheco después del fusilamiento de Dorrego, el primero fue puesto a bordo de un buque de guerra por resolución del Ministro General José Miguel Díaz Vélez, embarcándolo en el bergantín “Balcarce”, donde permaneció detenido un tiempo breve. El 27 de diciembre de 1828 pasó a revistar en la Plana Mayor del Ejército. Caído el gobierno de Lavalle, el coronel Pacheco fue nombrado el 7 de setiembre de 1829 Comandante en Jefe del Departamento Norte.

El 26 de setiembre de 1829, el coronel Angel Pacheco con 70 coraceros sorprendió a los indios en las inmediaciones de la Guardia de Rojas, quitándoles las haciendas que habían robado. El 10 de abril de 1830, al mando de las fuerzas del Departamento a sus órdenes (2), destrozó a los indios en el Salado, los que en gran número habían invadido la frontera, quitándoles las haciendas que llevaban y hasta sus propias caballadas, por lo que el Superior Gobierno le concedió una medalla de oro con el lema de su nombre y apellido. En esta acción recibió una contusión.

Formó parte del Ejército Confederado que, a las órdenes del general Estanislao López, invadió la provincia de Córdoba para destruir el poder del general Paz, y Pacheco, en su calidad de jefe de la vanguardia de aquél, derrotó en el Fraile Muerto, el 5 de febrero de 1831, a la vanguardia enemiga a las órdenes del coronel Pedernera, quedando un batallón entero entre los prisioneros tomados al enemigo. Por sus merecimientos en esta campaña fue promovido a coronel mayor el 13 de diciembre de 1831, no obstante lo cual, Pacheco siguió revistando en la Comandancia del Departamento Norte; y a pesar de esto, desde enero de 1830 figuro en la P. M. I. con la nota “Empleado en el Norte” hasta mayo de 1831, en que deja de revistar.

En la campaña al Desierto, en 1833, bajo el comando superior del general Juan Manuel de Rosas, el general Pacheco fue el 2do Jefe del ejército y estuvo a sus órdenes la vanguardia del mismo. Al llegar la División Izquierda al arroyo Napostá, el 25 de abril, permaneció allí cinco días, siguiendo su marcha recién el 1º de mayo, con rumbo al Sud, dejando Bahía Blanca a la izquierda. Una legua más afuera, Rosas destacó una división de 800 hombres al mando de Pacheco, para que remontase el Río Negro, mientras que él con el grueso de las fuerzas, siguió por la margen interior del Sauce Chico, hasta unas cinco leguas, donde acampó. El 10 de mayo, Pacheco ocupaba el Río Negro, haciendo pasar dos escuadrones a la margen opuesta, bajo el mando de los comandantes Hilario Lagos y Francisco Sosa. Pacheco remontó el río hasta cerca de Choele-Choel y el día 26 de mayo lanzó a los dos comandantes citados sobre la tribu del famoso cacique Payllaren, la que fue destruida por aquéllos, matando al propio Cacique y a casi todos los indios de pelea, y tomando prisioneras a casi todas las familias salvajes. En los primeros días de julio, Pacheco llegaba a Choele-Choel, que fue tomada por éste, después de acuchillar a todos los indios que se hallaban en la isla. Esta fue recorrida en toda su extensión, después de ser ocupada el día 3 del mismo mes, la isla principal, y dejando fuerza suficiente como guarnición en ésta última. Pacheco fue a acampar con el resto de su fuerza en la rinconada de los Malchaquies, mientras que sus subordinados, los comandantes Sosa y Lagos, se arrojaban vigorosamente contra los caciques Chocory (que murió en la acción), y Pitrioloncoy, que fue destruido completamente y tomado prisionero por Lagos. Ocho caciques fueron muertos y siete prisioneros, en esta campaña; 2.000 personas de ambos sexos tomadas en sus tolderías, y como 300 cautivas cristianas libertadas. Pacheco recibió una medalla de oro por su actuación en la misma.

El general Pacheco prosiguió su avance hasta la confluencia de los ríos Limay y Neuquén, los que forman el río Negro y de allí regresó a incorporarse a Rosas. Pacheco estuvo un año operando desde el río Colorado hasta el de Balchitas al S. del rio Negro, regresando a principios de 1834 (3). Al año siguiente ocupaba una banca en la Legislatura que votó la suma del poder público a Rosas, después de haber sido elegido Pacheco gobernador el 25 de setiembre de 1834, puesto que no aceptó. En 1839 ante el peligro del movimiento subversivo de aquel año, Pacheco fue designado por Rosas para ocupar el comando militar al Norte de la provincia de Buenos Aires. Cuando el general Lavalle desembarcó en San Pedro, el 5 de agosto de 1840, lo hizo frente al ejército de Pacheco, quien se apresuró a comunicar a Rosas la aproximación del enemigo. En la noche del 6, atacó a Lavalle con 1.500 hombres, pero malas disposiciones tácticas tomadas por Pacheco, representó para éste su ataque un verdadero peligro; la retirada de su enemigo, lo salvó de la situación difícil. Tal fue el combate de la Cañada de la Paja.

Lavalle avanzó hasta Merlo, lo que hizo poner sobre el disparador de sus armas a todos los soldados rosistas que se encontraban en la provincia de Buenos Aires; pero al retirarse Lavalle para el Norte, lo siguió Pacheco con su fuerza, quien fue puesto por Rosas bajo el mando superior de general Manuel Oribe. Pacheco pasó a operar sobre La Rioja y Catamarca, mientras otras divisiones federales operaban sobre otras provincias. En San Calá, el 8 de enero de 1841, el general Pacheco deshacía completamente la división unitaria del coronel José María Vilela, compuesta por unos 1.000 hombres. Un mes y medio antes, en la batalla de Quebracho Herrado, Pacheco había mandado la derecha de la línea de combate de Oribe.

Cuando a mediados de junio de1841, el general Lamadrid avanzó desde Catamarca para dirigirse a La Rioja, el general Oribe destacó a Pacheco, con una división de 2.000 hombres de tropas escogidas, para que realizara la campaña de Cuyo, mientras él marchó a Tucumán. Pacheco se dedicó a buscar a Lamadrid para batirlo. En el curso de aquellas operaciones se produjo el triunfo del general Acha en Angaco, donde el 16 de agosto, derrotó con 600 hombres a los 2.200 del general José Aldao; pero a su vez Acha fue vencido y tomado prisionero dos días después, en los arrabales de la ciudad de San Juan. Acha fue fusilado el 16 de setiembre de 1841 por orden del general Pacheco, y luego decapitado, siendo su cabeza expuesta en el Paso de la Cabra. Sin embargo documentos publicados por el Dr. Vicente Quesada en la Revista Nacional, hacen caer íntegramente la responsabilidad de este ajusticiamiento en el general José Félix Aldao.

Con posterioridad el general Pacheco penetró en la provincia de Mendoza en persecución de Lamadrid. El 22 de setiembre se encontraba en El Retamo, dístante doce leguas de la ciudad de Mendoza, y el 24 ambos ejércitos combatían en el Rodeo del Medio, siendo Lamadrid completamente derrotado, viéndose obligado a internarse en la cordillera y emigrar a Chile.

Vencido los unitarios en el interior de la República, los ejércitos federales vencedores retrocedieron hacia el Sur. Oribe cayó sobre la provincia de Santa Fe, dominándola, y ya unido a él el general Pacheco, penetró en la de Entre Ríos, donde el 6 de diciembre de 1842 se producía la sangrienta batalla del Arroyo Grande, en la cual el centro de Oribe estuvo bajo el mando del general Angel Pacheco. Fructuoso Rivera, destruido su ejército, buscó la salvación en la fuga.

Los vencedores atravesaron el río Uruguay a fines de diciembre y el 16 de febrero de 1843 se iniciaba el largo asedio de Montevideo. Pacheco mandó allí una parte de las fuerzas de Oribe y se batió en numerosas acciones contra los sitiados, especialmente, en las del 28 de marzo de 1844, en la que perdió la vida el general Angel María Núñez; en la salida general efectuada por los sitiados el 24 de abril del mismo año, en la cual Pacheco mandó las fuerzas que combatieron en las proximidades del Cerro, pues aquel general estaba a cargo de las tropas que sitiaban aquella fortaleza.

En 1845 el general Pacheco era jefe accidental de la Frontera del Centro con asiento de comando en Luján, y en los dos años siguientes organizó algunos cuerpos y estableció los fuertes de Bragado y Mulitas (hoy 25 de Mayo), realizando también dos expediciones contra los indios.

Posteriormente regresó a Buenos Aires, ciudad que lo eligió diputado a la Legislatura en 1850, y donde se encontraba en 1851 cuando el general Urquiza se levantó en armas contra Juan Manuel de Rosas; y en esta circunstancia, Pacheco se apresuró a renovar su adhesión a Rosas. Nombrado comandante en jefe de los ejércitos federales que debían afrontar al ejército aliado que mandaba Urquiza, Pacheco procedió con una inexplicable y extraordinaria lentitud, haciendo sospechosa su conducta a los demás jefes rosistas. El 26 de enero de 1852 abandonó la Guardia de Luján, que Pacheco cubría con 2.000 hombres, ante el avance del Ejército Aliado. Cuando se produjo el 31 de enero el encuentro en los Campos de Alvarez, el jefe que allí combatió, coronel Hilario Lagos, creyó encontrar apoyo de Pacheco en el Puente de Márquez, pero no fue así, pues había hecho retirar todas las fuerzas, habiendo vadeado el río de las Conchas el día anterior. El 1º de febrero Pacheco presentó su renuncia del mando en jefe, la que no le fue aceptada.

En la tarde del mismo día llegó aquél a Santos Lugares, donde estaba Rosas. “Reyes fue a anunciarlo –dice Adolfo Saldías-, y se volvió a conversar con el coronel Bustos. No habían pasado cinco minutos cuando con asombro estos jefes vieron salir de las habitaciones de Rosas al general Pacheco, cabizbajo, que pasó sin saludarlos, montó a caballo y se dirigió a la chacra de Witt, donde permaneció mientras se llevaban a cabo los hechos de armas”. Afirman personas bien informadas, que el general Urquiza había logrado que entrara la desconfianza en Rosas con respecto a Pacheco, haciendo que tropas rosistas capturaran un supuesto mensaje del primero al último según el cual estaría en connivencia con los invasores. Después de la batalla de Caseros, el general Pacheco regresó a Buenos Aires.

Cuando estalló la revolución del 11 de setiembre de 1852, el general Pacheco se incorporó al partido de Buenos Aires. El día 20 de aquel mismo mes fue nombrado Inspector y Comandante General de Armas de esta Provincia, con antigüedad del 12 de setiembre. El 7 de diciembre de igual año fue designado Ministro de Guerra y Marina, pero habiendo renunciado Pacheco a este cargo, el Gobierno, con fecha 9, aceptó su dimisión, designándolo general en Jefe de las fuerzas de la Capital, transfiriéndole todas las facultades que las Cámaras le habían concedido. El día 27 del mismo mes fue nuevamente nombrado Ministro de Guerra, puesto que desempeñó hasta el 7 de febrero de 1853, en que fue reemplazado por el coronel Pedro José Díaz.

En el comando del Ejército de la Capital, el general Pacheco organizó las fuerzas para la defensa de la ciudad, sitiada por las tropas al mando de los coroneles Hilario Lagos y Cayetano Laprida. Personalmente dirigió algunas salidas contra los sitiadores, siendo herido de bala en un brazo en la efectuada hasta San José de Flores, el 21 de enero de 1853, en la cual no obstante esta contrariedad, tuvo un éxito completo. Aún no curado de esta herida, el día 30 del mismo mes, el Gobierno le nombró Enviado Extraordinario en misión especial cerca de S. M. el Emperador del Brasil. En la defensa de Buenos Aires, Pacheco se halló, además, en los encuentros del 25 de diciembre y del 1º de enero contra los sitiadores.

La Cámara de Representantes de Buenos Aires, por ley de 25 de setiembre de 1834, como se ha dicho más arriba, nombró a Pacheco gobernador de la Provincia, conforme a lo establecido en la ley del 23 de diciembre de 1823. El Ministro de Gobierno se apersonó a Pacheco para comunicarle que debía prestar el juramento reglamentario el día 4 de octubre; persuadido el interesado de que su nombramiento tendría un fin análogo al del general Juan Ramón Balcarce, declinó el honor que se le discernía, evitando de este modo que el país se viera impuesto en una guerra civil.

A raíz de su victoria sobre Lamadrid en el Rodeo del Medio, la Legislatura de San Juan, por ley del 18 de octubre de 1841, confirió a Pacheco el grado de brigadier general de la Provincia, “en testimonio de la gratitud de ella por los eminentes servicios prestados a la Patria”.

El general Pacheco falleció en Buenos Aires el 28 de setiembre de 1869. Contrajo matrimonio en esta ciudad el 1º de octubre de 1822 con María Dolores Reinoso Más de Sexar, natural de Santa María de Palos, España; nacida el 9 de setiembre de 1801 y fallecida el 17 de agosto de 1883; hija de Domingo de Reinoso Roldán y de Agueda Más de Sexas y Gutiérrez.