Joaquín de la Pezuela y Sánchez de Aragón, nacido en la localidad aragonesa de Naval (Huesca) el 22 de mayo de 1761, y fallecido en Madrid en 1830, fue hijo de Juan Manuel González de la Pezuela y Muñoz de Velasco, Alférez de Guardias Españolas, Caballero del Hábito de Santiago y de Doña Ana María Sánchez Capay. Desciende del linaje Pezuela que tiene casa-palacio blasonada en Entrambasaguas (Cantabria).
Da comienzo su Hoja de Servicios con la Calidad de Noble, por lo que a la edad de catorce años ingresó en los Reales Ejércitos e hizo sus estudios en la Academia militar de Segovia, en la especialidad de artillería. En 1772 asistió al bloqueo de Gibraltar, en el que fue herido. Fue ascendido a capitán de navío y estuvo destinado en Navarra y Guipúzcoa (1793-1794).en la época en que se iniciaron las hostilidades con la Francia revolucionaria. En 1803 alcanzó el grado de coronel y dos años después partió al Perú en calidad de subinspector interino y comandante general del departamento de artillería establecido en el cuartel de Santa Catalina. En 1806 el virrey Abascal le encomendó la dirección de la fábrica de pólvora de Lima. En 1793, había contraido matrimonio, en Santander, con Ángela de Zevallos y Loaría, con la que tuvo cinco hijos.
En 1813 alcanzó el puesto de general en jefe del ejército del Alto Perú que se enfrentó a la segunda expedición rioplatense comandada por Manuel Belgrano, a la que derrotó en las sucesivas batallas de Vilcapuquio y Ayohuma. En 1815 venció a la tercera expedición argentina mandada por José Rondeau en la batalla de Viluma (sipe Sipe). Al solicitar Fernando de Abascal su relevo, la Corona le nombró virrey del Perú el 14 de octubre de 1815 y le confirió la Gran Cruz de la Orden Americana de Isabel la Católica y la Cruz Laureada de la Orden Militar de San Fernando. El traspaso de poder se hizo en Lima el 7 de julio de 1816, aunque el ingreso oficial como virrey no sería hasta el 17 de agosto.
En materia de economía su preocupación central fue revitalizar la Real Hacienda, arruinada por las deudas de guerra contraídas por su antecesor. El Consulado de Lima siguió proporcionándole los créditos que requería para mantener las tropas y dotarlas de artillería, al tiempo que la Armada del sur prácticamente había dejado de existir. El 31 de enero de 1817 fue expedido en Lima el bando del bien gobierno que prohibía las costumbres relajadas y reforzaba la seguridad interior.
En lo militar, Pezuela concentró sus esfuerzos en apoyar las expediciones hacia el norte de la actual Argentina de su sucesor en el mando del Ejército del Alto Perú, José de la Serna, y en apoyar a las fuerzas realistas de Chile. Así, durante su mandato tuvo lugar la derrota de las tropas del general Marcó del Pont ante el Ejército de Liberación del general José de San Martín y Bernardo O'Higgins en Chacabuco el 12 de febrero de 1817, cuyo desenlace condujo a la independencia de Chile. La expedición militar enviada por Pezuela a Chile, si bien obtuvo la victoria sobre los rebeldes en la batalla de Cancha Rayada del 19 de marzo de 1818, fue definitivamente derrotada en la quebrada de Maipú el 5 de abril de 1818 y Pezuela decidió replegar sus fuerzas definitivamente.
La escuadra chilena al mando del comodoro inglés lord Cochrane inició el bloqueo del puerto de El Callao. La esperanza de Pezuela de recobrar la hegemonía en el mar se desvaneció al ser capturado en agosto de 1819 el convoy naval proveniente de España. En septiembre de 1819 el virrey reconoció la pérdida definitiva del virreinato de Nueva Granada ante el ejército del general Simón Bolívar. La Expedición Libertadora, financiada por Chile y comandada por el general San Martín, zarpó de Valparaíso el 20 de agosto de 1820. El ataque se produjo el 8 de septiembre, cuando arribó a Paracas la Expedición Libertadora del Perú; desde allí, San Martín la Primera campaña de Arenales a la sierra del Perú que recorrió el territorio de sur a norte, mientras el resto del ejército se instalaba en Huaura.
A pesar de ser un absolutista convencido, Pezuela acató en 1820 el restablecimiento de la constitución liberal y convocó elecciones para representantes a Cortes y alcaldes y regidores de Cabildo. En esa coyuntura, el virrey solicitó a San Martín un armisticio militar e inició con éste unas negociaciones que se celebraron en Miraflores, pero estas fracasaron debido a que el jefe expedicionario proponía la independencia del Perú, lo que era inaceptable para el virrey. A la inacción del ejército realista siguió el traslado de la Expedición Libertadora hacia el norte del Perú, tras lo cual San Martín proclamó la independencia en el pueblo de Huaura el 26 de noviembre de 1820.
Lo propio iba a hacer en varias ciudades de la sierra peruana la expedición comandada por el general Antonio Álvarez de Arenales por orden directa de San Martín. La deserción en Lima del batallón realista Numancia el 3 de diciembre de 1820 y su paso al bando patriota fue el pretexto usado por los generales desafectos a la estrategia defensiva del virrey para dar un golpe de estado. Así, el 29 de enero de 1821 el alto mando militar, liderado por el general José de la Serna, que había sido jefe de las tropas del Alto Perú, se reunió en la pampa de Aznapuquio, al norte de Lima, y acordó deponer a Pezuela y reconocer como nuevo virrey al propio La Serna, quien después de cuatro años de férrea resistencia frente a los ejércitos de los generales José de San Martín y Simón Bolívar terminará por reconocer la independencia del Perú.
La decisión fue acatada por Pezuela, quien primero se retiró a la quinta que poseía en el pueblo de la Magdalena y luego, el 29 de junio de 1821, tras tomar la decisión de volver a España, embarcó en el pueblo de Chorrillos en un bote que le condujo hasta la corbeta "General Brun". Ya en España, Fernando VII, tras escuchar sus explicaciones, le condecoró con la Gran Cruz de la Orden Militar de San Hermenegildo.
En 1825 se le nombró capitán general de Castilla La Nueva, cargo en el que apenás duró un mes debido a las intrigas políticas, y en febrero de 1830 le fue conferido el título de marqués de Viluma.