Gerónimo Luis de Cabrera nació en 1586 en Córdoba y era nieto del fundador de esa ciudad, Jerónimo Luis de Cabrera y sobrino de Hernandarias. Fueron sus padres Miguel Gerónimo de Cabrera y Martel, caballero de la Orden de Santiago, y de doña María de Toledo, de la casa de los duques de Alba. Trágicamente huérfano de padre, creció bajo la tutoría paternal de su tío Pedro Luis de Cabrera.
En 1612 lo eligieron alcalde de 2º voto y alférez real interino del Cabildo de Córdoba; así como en 1615 y 1618 ocuparía, respectivamente, los cargos de teniente de gobernador y procurador general de esa ciudad.
Se casó con Isabel de Saavedra y Garay Becerra —una hija de Hernandarias y de Jerónima de Garay— con quien tuvo por lo menos cuatro hijos documentados
Aventurero y militar, por herencia y estímulos del ambiente, en 1621 emprendió, con la aprobación de las autoridades de la provincia, una expedición sin éxito hacia el legendario país de los Césares, que se creía repleto de oro y plata.
En 1630, Gerónimo Luis de Cabrera secundó al gobernador del Tucumán, Felipe de Albornoz, en la campaña destinada a sofocar el alzamiento calchaquí. Fue comandante general en el Tucumán y manifestando su valor y pericia militar, combatió y derrotó a los calchaquíes. Cabrera, con un contingente de vecinos de Córdoba, La Rioja y San Juan de la Ribera de Londres, salió a combatirlos incursionando por el valle catamarqueño de Yocavil y la zona de Aconquija. Estableció los fuertes de Famatina y del Pantano y por último repobló a Londres el 15 de septiembre de 1633, aún bajo el nombre de San Juan Bautista de la Ribera, entonces en el valle de Pomán. En todas partes impuso el orden con mano dura, al extremo de hacer descuartizar al cacique rebelde Coronilla.
En 1640 asume el cargo de lugarteniente general de la provincia del Tucumán y el año 1641, el virrey Pedro Álvarez de Toledo y Leiva lo nombró gobernador del Río de la Plata,
Este cargo lo desempeñó hasta 1645, entre sus medidas en Buenos Aires, se llevó a cabo el registro, desarme y expulsión de los portugueses avecindados o residentes en dicho puerto, y en Santa Fe y Corrientes, por mandato del virrey del Perú, a raíz del levantamiento europeo de Portugal para separarse de España. Tambien reforzó la guarnición y el fuerte de la ciudad ante el temor de agresión de los portugueses. Suspendio a los portugueses en los empleos públicos, desterrándolos a 20 leguas del puerto
Asimismo, el acostumbrado rigor de Cabrera se puso de manifiesto en un escarmiento contra los indómitos charrúas, que intraquilizaban la comarca santafesina.
En 1646, lo trasladaron al gobierno de Chucuito, en el Perú, de donde retornó al Tucumán, en 1660, con la jerarquía de gobernador y capitán general de esa provincia, encargado de liquidar la guerra calchaquí que desatara Bohorquez. Ocupado en tales preparativos bélicos le sobrevino la muerte, el 18 de junio de 1662, a consecuencia de un cáncer a la garganta. Había testado en Santiago del Estero el día 22 del anterior mes de mayo.
Cabrera asumió en enero de 1660, atendió los negocios de Estado, sin descuidar el problema de los indígenas.
En ese mismo año, debido a un requerimiento porteño, debió enviar soldados santiagueños como refuerzos para defender la plaza de Buenos Aires ante el peligro de invasión de piratas holandeses.