Nació en Escocia en 1792 ; intentó ir al Río de la Plata a los catorce años, pero su viaje fue demorado por las noticias de las invasiones inglesas en esa región; arribó a Buenos Aires en 1809; fundó una de las primeras firmas mercantiles que finalmente operó en todo el país; comprando productos agrícolas y vendiendo artículos manufacturados, sal, mate y tabaco y que se ocupaba de sus propias operaciones y finanzas; viajó al Paraguay (1811) donde fue bien recibido y, con la ayuda del gobierno, logró transportar un cargamento de yerba mate (mil quinientos tercios) en botes de río españoles hacia Buenos Aires donde se hizo de una pequeña fortuna con su venta; a su regreso a Paraguay en febrero de 1813, fue testigo de la batalla de San Lorenzo, primera batalla americana en la que intervino San Martín (a quien Robertson ya había conocido en Buenos Aires).
A John se unió su hermano William Parish Robertson y practicaron el comercio con fines lucrativos en Asunción hasta que Francia los obligó a retirarse (1815); durante los siguientes cinco años, los Robertson acumularon otra fortuna con la ayuda del gaucho irlandés Peter Campbell, en el mercado del cuero, operando en sus propias estancias en Corrientes; en 1820, cruzaron los Andes para enriquecerse nuevamente con el comercio chileno y peruano; de vuelta a Buenos Aires, con bastante capital para invertir, los Robertson cooperaron con Rivadavia en su deseo de atraer capitales europeos (especialmente británicos) y de diversificar y desarrollar la economía argentina aumentando las operaciones mineras y estableciendo colonias agrícolas.
Los Robertson le adelantaron dinero al gobierno y ayudaron a garantizar el préstamo de la Baring Brothers; fueron accionistas del Banco de Descuentos y del Banco Nacional; organizaron la Compañía Minera Famatina que resultó ser un fiasco; trajeron a doscientos veinte granjeros y artesanos presbiterianos escoceses en 1825 para establecer una colonia agrícola en Monte Grande, en 16.000 hectáreas de tierra compradas cerca de Buenos Aires; la colonia progresó notablemente durante los primeros tres años pero la anarquía y los disturbios en todo el país de 1829 dieron como resultado violentos ataques a la colonia por parte de los vecinos que querían la tierra para el ganado; esto desintegró la colonia y dispersó a sus miembros, otra vez con grandes pérdidas para sus patrocinadores; poco después, los Robertson tuvieron que declararse en bancarrota debido a las desastrosas empresas mineras y de colonización y a la guerra del Brasil; sin duda, el profundo resentimiento y la violenta competencia de los empresarios criollos como Rosas y los caudillos provinciales contra tales empresas comerciales británicas, en especial en el interior, también desempeñaron un papel importante.
En 1830, John Robertson regresó a Inglaterra; permaneció algunos años en Cambridge y después se retiró a la isla de Wright para trabajar con Williams, en sus libros sobre el Río de la Plata y otras regiones de Sudamérica; por varias razones, estas obras son fuentes muy valiosas para profundizar en la historia de este período; están recopiladas en dos grandes obras: Cartas sobre el Paraguay traducido al español en 1920 y Cartas de Sudamérica traducido al español en1952.