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José Segundo Roca

José Segundo Roca fue un militar argentino, que participó en la guerra de la independencia, en las guerras civiles de su país y en la Guerra del Paraguay. Recordado por ser el padre del general y presidente Julio Argentino Roca.
José Segundo Roca
José Segundo Roca

Biografía

Nació en San Miguel de Tucumán en el año 1800. Hijo de Pedro Roca, un oficial del ejército español, que también había sido regidor del cabildo de la ciudad de San Miguel de Tucumán y María Antonia Tejerina.

El 15 de febrero de 1816 formaba parte del Regimiento de Cívicos de Tucumán, con el grado de cabo primero.

Incorporado al Ejército del Norte acantonado en esa ciudad, recibió alguna formación militar, antes de pasar a Chile en 1819, como alférez del Regimiento Nro. 11, al mando del general Juan Gregorio de Las Heras. Desde allí se embarcó hacia el Perú, donde participó en la primera campaña a la Sierra y en la batalla de Cerro de Pasco.

En 1820 figura en los registros del Batallón Nº11 del Ejército de los Andes con el grado de subteniente de banderas.

En septiembre de 1820, desembarcaron en Pisco y se internaron en los Andes. En premio a su destacado desempeño en la Batalla del Cerro de Pasco, fue ascendido a teniente. 

Luego ascendido a capitán, dirigió la represión de un movimiento realista en Trujillo.

A órdenes del después mariscal Andrés de Santa Cruz luchó en Pichincha, en el actual Ecuador, y en la segunda campaña de Puertos Intermedios, luchando en la victoria de Zepita y finalmente en Junín.

En algún momento de las campañas del Perú, fue herido y dado por muerto; salvó su vida al ser socorrido por un indígena, llamado o apodado Ataliva. Años más tarde, daría ese nombre a uno de sus hijos.

De regreso en Buenos Aires, fue incorporado al ejército que debía hacer la campaña al Brasil, como ayudante del general Mansilla, luchando en Ombú, Ituzaingó y batalla de Camacuá. Se destacó salvando una flotilla de buques en la Laguna Merín del ataque brasileño.

De regreso a Buenos Aires, en enero de 1829, se incorporó a las fuerzas unitarias del coronel Isidoro Suárez, participando en la victoria de Las Palmitas (hoy Junín) y en la derrota unitaria de Puente de Márquez. Pasó a Tucumán con permiso del general Lavalle.

En su provincia natal acompañó al gobernador Javier López en su campaña contra Santiago del Estero, y luego en otra contra el caudillo federal Pablo Latorre en Salta. Ascendido a coronel, participó en algunas acciones en Córdoba a órdenes de Mariano Acha y en el desastre de Ciudadela.

A principios de 1832 ya estaba exiliado en Bolivia, donde se unió al ejército del general Andrés de Santa Cruz, dictador de ese país.

En enero de 1836 se unió a la campaña del ex gobernador Javier López contra el gobernador Tucumán, Alejandro Heredia. Derrotados los invasores, López y su sobrino fueron fusilados; tal vez Heredia hubiera fusilado a Roca, pero su ministro Juan Bautista Paz intercedió por él y fue indultado. La razón sólo quedó clara unos meses más tarde, cuando Roca se casó con Agustina Paz, hija del ministro.

Participó en la Guerra entre las confederaciones Argentina y Peruano-Boliviana bajo el mando de Heredia, pero al parecer tenía simpatías por Santa Cruz, por lo que fue enviado a Buenos Aires, sólo para controlarlo. Allí nacieron sus hijos mayores, Alejandro, Ataliva, Celedonio y Marcos.

En 1842 regresó a Tucumán, donde se dedicó a la producción rural, y donde nacieron sus otros hijos, Julio — el futuro general y presidente — Agustín, Rudecindo y Agustina.

En 1852 se unió a la revolución contra el gobernador federal Celedonio Gutiérrez. Fue nombrado jefe militar de los revolucionarios y derrotó a una pequeña fuerza al mando de Gutiérrez, que huyó a Catamarca.

En 1857 se estableció por un tiempo en Paraná y luego en Buenos Aires. Desde allí instaló a sus hijos en distintos lugares, sobre todo a los más jóvenes en el Colegio Nacional de Concepción del Uruguay. Al año siguiente volvió a Tucumán como jefe de policía.

En 1861 se unió a las fuerzas del general Urquiza contra Buenos Aires, y luchó en la batalla de Pavón. Al ver la dispersión de la infantería federal, intentó convencer de huir a su hijo Julio, artillero en esa batalla, pero éste se quedó hasta que Urquiza abandonó a su ejército. Junto a su hijo, pasó a Buenos Aires y se unió al ejército porteño que ahora pasaba por nacional.

En 1864, el general Gerónimo Espejo, que estaba tratando de recopilar la historia del Ejército de los Andes, le pidió a Roca que le redactara unas memorias en que detallara las campañas en que éste había estado y Espejo no: la primera campaña de la Sierra, la campaña de Pichincha, la de Puertos Intermedios y la de Ayacucho. Roca alcanzó a redactar sus memorias sobre la de la Sierra, documento fundamental para los historiadores, y dejó para después las otras tres. No tuvo tiempo: en 1865 estallaba la Guerra del Paraguay.

Roca fue destinado a trasladar el contingente tucumano a Corrientes, y con él fueron sus hijos Ataliva, Celedonio, Marcos y Julio; además iba también Alejandro, como proveedor del ejército. No llegó a combatir.

Murió en marzo de 1866 en el campamento de Ensenaditas, sobre el Paso de la Patria, poco antes de la invasión al Paraguay.

La guerra también afectó al resto de la familia: sus hijos Celedonio y Marcos murieron en combate, Alejandro y Ataliva se hicieron muy ricos como todos los demás proveedores del ejército, y Julio adelantó mucho en su carrera militar por sus méritos, llegando a teniente coronel.

Fue el único oficial superior que participó en la guerra del Perú, en la del Brasil, las dos grandes guerras civiles, la lucha contra el estado de Buenos Aires y la guerra del Paraguay. Sirvió a órdenes de San Martín, Bolívar, Sucre, Santa Cruz, Alvear, Mansilla, Lavalleja, Lavalle, Paz, La Madrid, Urquiza y Mitre. Muchos historiadores, comenzando por Mitre, han lamentado que haya muerto antes de poder escribri sus memorias completas.

Fue el padre de un teniente general y presidente que le dio su nombre a toda una generación política en el país.