Nació el 2 de abril de 1804 en Chila, a 5 km de Tama,
provincia de La Rioja, Argentina. Era hija de Bartolomé Romero y de Ana María
Herrera.
El 10 de Julio de 1822, se presentó don Ángel Vicente
Peñaloza; hijo legítimo de don Esteban Peñaloza y de doña María Úrsula Rivero;
vecinos de Malanzan con Victoria Romero del mismo lugar, hija de Bartolo Romero
y de Ana María Herrera siendo testigos de la ceremonia Teodoro Pavón y José María
Vera.
De este matrimonio nació María Mercedes en 1823 y María
Facunda 1824, ambas fallecidas a muy corta edad.
Doña Vito (así llamaban a Victoria Romero) fue llamada por
el destino a luchar incansablemente junto a su marido en aquellas horas aciagas
para los riojanos. Fue estandarte y orgullo de aquellas legiones de titanes
que, en la pelea, sacan fuerzas de la nada para arrojar al sanguinario invasor.
En la batalla del Manantial, librada por el Chacho contra
fuerzas federales en 1842, Victoria realizó una hazaña que cimentó su fama,
quien, viendo el peligro en que se hallaba su esposo, reúne unos cuantos
soldados y poniéndose a su frente se precipita sobre los que atacaban a
Peñaloza, con una decisión que habría honrado a cualquier guerrero".
El gesto le valió recibir un feroz sablazo sobre su cabeza,
causándole una herida desde la frente hasta la boca. La tremenda cicatriz
desfiguró el rostro de Victoria, que la disimulaba cubriéndose el rostro con un
manto.
Después del asesinato de su esposo, ya viuda tras el vil
asesinato de su esposo Chacho Peñaloza, fue humillada por el lamentable
"prócer" Domingo Sarmiento que la despojo de sus bienes y la condenó
a barrer la plaza del pueblo, luego de la decadencia y derrota riojana que fue
su propia derrota.
Victoria Romero falleció el 21 de noviembre de 1889 a los 85
años de edad y se le dio sepultura en el oratorio de Atiles, cerca de Malazán.