Hijo del español Antonio García y de la francesa Olimpia Mérou, pasó su infancia en la provincia de Entre Ríos, y cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Allí comenzó su carrera literaria, al ganar un concurso por una composición y comenzar a publicar folletines en el diario La Nación.
Inició estudios en derecho en la Universidad de Buenos Aires, pero prefirió dedicar su tiempo a la literatura, publicando sucesivos tomos de poesías. Perteneció al Círculo Científico y Literario y publicó en el periódico Álbum el Hogar, editado por el poeta Gervasio Méndez.
A los diecinueve años acompañó como oficial de legación a Miguel Cané, en la embajada argentina en Colombia, y poco después en Venezuela, donde también fue encargado de negocios interino. En 1883 fue secretario de la embajada en Brasil y al año siguiente en España. Hizo un largo viaje a París, desde donde acompañó a Nicolás Avellaneda en el viaje de regreso a su país, durante el cual se produjo el fallecimiento del expresidente.
En 1885 fue secretario privado del presidente Julio Argentino Roca, quien al año siguiente lo nombró embajador en Paraguay. Presidió las exequias de Domingo Faustino Sarmiento, fallecido en Asunción. Fue sucesivamente embajador en Perú, Brasil y Estados Unidos.
Durante su larga carrera diplomática mantuvo correspondencia con el diario La Nación, que publicaba sus artículos, y con su director, Bartolomé Mitre. Fue un firme admirador de los Estados Unidos5 y un ferviente creyente en los beneficios del panamericanismo, y colaboró activamente en el establecimiento de relaciones cordiales entre su país y la potencia norteamericana, que habían pasado por un período de fuerte rivalidad.
En 1901, el presidente Roca lo nombró Ministro de Agricultura de la Nación, aunque no tuvo ninguna actuación de relevancia, ya que enseguida se puso al frente de la delegación de su país en la Conferencia Panamericana de México, donde propuso establecer como norma obligatoria para todas las diferencias entre países el arbitraje por gobiernos de terceros países; tuvo la firme oposición del delegado estadounidense. Por eso mismo, solicitó y obtuvo del presidente su reposición como embajador en ese país, para continuar su campaña en favor de la postura del arbitraje.
En 1905 fue nombrado embajador en el Imperio Alemán, con cargo de ministro plenipotenciario ante Rusia y el Imperio Austrohúngaro. Falleció pocos días después de su llegada a Berlín, en mayo de ese año.