Petrona nació en La Banda, en los alrededores de la capital de Santiago del Estero, siendo la penúltima de siete hijos. Su infancia transcurrió en la capital santiagueña junto a sus padres y hermanos. Su madre, Clementina, fue quien le enseñó a cocinar, comenzando con un postre de hojaldre, pero como un simple método para atraer a los hombres.
En la estancia Quebrachitos, en el Departamento Aguirre, al interior de Santiago del Estero, trabajó como cocinera y ahí fue donde conoció a Atilio Gandulfo, quien era el administrador del establecimiento y con quien se casaría tiempo después. La pareja emigró a Buenos Aires en busca de oportunidades, Atilio consiguió un trabajo en Correo Argentino pero como el salario no alcanzaba, decidió trabajar también ella, fue ahí donde consiguió trabajo en la Compañía Primitiva de Gas para enseñar a usar las nuevas cocinas a gas que, en esa época, era el artefacto doméstico más demandado en las casas argentinas.
El gas llegaba a Buenos Aires como una total novedad y la compañía Primitiva de Gas quería convencer a los argentinos para dejar de lado a las antiguas cocinas de leña y queroseno. Para dicha campaña se presentó Petrona, ella no solamente demostraba cómo funcionaban las nuevas cocinas, también se ponía a cocinar en ellas en la puerta del Bazar Dos Mundos.
La Fundación Metrogas editió un pequeño libro titulado: «Doña Petrona, la cocina y el gas», ahí describe los primeros pasos de doña Petrona en la Compañía Primitiva de Gas. Petrona promovió la cocina primero a través de cocinas a gas y más tarde a través de clases presenciales para luego empezar a publicar sus recetas en la revista «El Hogar».
Doña Petrona comenzó a incursionar en los medios con la radio, empezó en radio Argentina donde tenía una participación diaria, después pasó a radio Excélsior y radio El Mundo para luego entrar en la televisión. Fue la radio quien la llevó a la fama. Ya en 1933 se editó «El Libro de doña Petrona», una enciclopedia de la cocina con más de 500 páginas. Este libro incluía también secretos culinarios, sino también consejos para la mujer moderna que incluían organización del hogar y de tareas de mantenimiento, e incluso una sección para la mujer que trabaja y cuida de su hogar. Dicho libro fue traducido a varios idiomas, incluido el ruso, y editado más de cien veces y continúa disponible en las librerías argentinas.
Gracias a la radio también llegó a la televisión en 1952 en un programa llamado «Variedades hogareñas» que se transmitía por la TV Pública, después dicho ciclo pasó a llamarse «Jueves hogareños». Su gran salto a la fama nacional se daría en 1960 cuando se incorpora al programa «Buenas tardes, mucho gusto».56 junto a su asistente Juana «Juanita» Bordoy. Dicho programa estuvo en el aire por veinte años los días lunes, miércoles y viernes por la tarde, llegó a recibir alrededor de 400 cartas por día y tener un registro de 600 mil amas de casas.
Su libro de cocina batió récords de venta, superando a Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y hasta el Martín Fierro. Fue pionera de los programas de televisión dedicados a la cocina. En las librerías de Argentina el único libro más vendido que el de doña Petrona era la Biblia. Y fue inspiración para otras generaciones de cocineras y ecónomas como Marta Baines, Choly Berreteaga, Diana Boudourian, Emy de Molina, María Adela Baldi, Chichita de Erquiaga, Mariana Rodríguez Vimo, Chola Ferrer, Blanca Cotta y Narda Lepes entre otras.
Estuvo casada dos veces y tuvo un hijo llamado Marcelo Francisco Gandulfo, quien fue su administrador en la última etapa. Alejada de las cámaras, impartió clases de cocina en el Barrio Norte de Buenos Aires. Todas las tardes bebía un whisky on the rocks con un cigarro puro y comía picante. Pasó sus últimos momentos de vida junto a su asistente Juanita hasta que murió de un ataque al corazón el 6 de febrero de 1992 en su casa de Olivos.