Eulalia Ares nació en Ancasti, Provincia de Catamarca en
1809, hija del español Pedro Ares y de la catamarqueña Trinidad Díaz de la
Peña, descendiente del unitario Miguel Díaz de la Peña. Se educó en el Colegio
de las Carmelitas. Mujer de carácter, acostumbrada a manejar los negocios
dejados por su padre al fallecer, en 1828 a la muerte de su madre Eulalia Ares
se hizo cargo de sus hermanas menores, Justa, Carlota y Carmen. El año
anterior, 1827, había casado con el teniente José Domingo Vildoza (o Bildoza),
hacendado de Ipizca, con quien tuvo siete hijos.
En los resultados de la Guerra entre la Confederación
Argentina y el Estado de Buenos Aires, en el norte del país las fuerzas
santiagueñas y tucumanas favorables a Bartolomé Mitre triunfaron en la batalla
de El Ceibal frente al ejército federal enviado por el presidente Santiago
Derqui.
La fidelidad a la causa federal se mantuvo algún tiempo en
Catamarca, La Rioja y Salta. El gobernador interino tucumano José María del
Campo apoyado en las milicias del sur de la provincia y las de Santiago del
Estero, Córdoba y Santa Fe se decidió a enfrentar la amenaza salteña, pero el
gobernador de esa provincia se avino a un arreglo pacífico, que terminó en la
elección de José Uriburu como gobernador provincial el 13 de mayo de 1862.
La invasión a Tucumán de Celedonio Gutiérrez apoyado por el
gobernador de Catamarca Samuel Molina en combinación con Ángel Vicente
Peñaloza, obligó a movilizar a la Guardia Nacional que con compañías de los
regimientos de Monteros y Famaillá permitió detener el ataque en el combate de
Río Colorado (Famaillá). Mitre decidió finalmente intervenir en el norte para
asegurar acuerdos con las provincias de la región y nombró comisionado al
gobernador de Córdoba Marcos Paz.
El gobernador Samuel Molina renunció el 1 de febrero de 1862
siendo electo por la legislatura en su reemplazo Francisco Ramón Galíndez.
Marcos Paz continuó sin embargo su marcha y al llegar con sus tropas a
Catamarca los últimos jefes del partido federal abandonaron la provincia.
Galíndez resignó el poder en Moisés Omill quien el 3 de marzo de 1962 convocó a
elecciones, resultando electo José Luis Lobo, quien dispuso la cesantía de
todos los funcionarios y empleados de la administración anterior y la formación
de una legislatura liberal, la que eligió el 1 de abril como gobernador
interino a Moisés Omill, con lo que Marcos Paz regresó finalmente a Córdoba.
Mientras, en Tucumán, Benjamín Villafañe envió finalmente su
renuncia formal y la legislatura provincial presidida por José Posse confirmó
como gobernador propietario a José María del Campo.
Sin embargo, la situación pronto se ensombrecería
nuevamente, motivada esta vez por la lucha por la hegemonía regional entre las
dos provincias centrales del nuevo régimen en el norte, Tucumán y Santiago del
Estero. El disparador sería la lucha por la candidatura a la vicepresidencia de
la nación.
Las opciones para acompañar a Mitre eran tres: la de Domingo
Faustino Sarmiento, la de Marcos Paz y la de Manuel Taboada. Mientras por
supuesto Santiago apoyaba a Taboada, del Campo y Posse impulsaban la de
Sarmiento. En Tucumán no había acuerdo en esto y los círculos liberales
tucumanos dirigidos por José Frías promovían la candidatura de Marcos Paz, por
lo que del Campo finalmente se alineó con Marcos Paz, ya que lo que en realidad
contaba era frenar la candidatura de Taboada.[cita requerida]
En 1862 Ramón Rosa Correa, apoyado por los Taboada derrotó
en las elecciones al gobernador provisional y candidato a titular Moisés Omill,
apoyado por del Campo. Pero Correa había obtenido 15 votos entre los electores
y Omill 13.
Apoyándose en el hecho de que Ramón Rosa Correa no había
obtenido mayoría absoluta, los dos tercios de la asamblea electoral según lo
marcaba la constitución provincial, Omill vetó la sanción de la Legislatura, y
para consolidar su posición expulsó a jueces opositores y a cinco diputados y
tras reemplazarlos por sus partidarios, hizo declarar nulo el nombramiento de Correa.
Mientras los Taboada apoyaban la elección de Correa
"por creerla de todo punto legal" e Isidoro López demandaba
intervención del gobierno nacional, y en Catamarca Omill pedía armas al
gobernador del Campo, Correa se puso de acuerdo con el Comandante General de
Armas de la provincia Domingo Vildoza y los comandantes Melitón Córdoba y Luis
Quiroga para deponer a Omill.
Antes de que pudieran reunírsele las fuerzas de Melitón
Córdoba y Luis Quiroga en Chiflón, al pie de las cuesta del Portezuelo, el 1 de
julio las tropas de Vildoza fueron dispersados por el batallón de
guardiacárceles al mando del mayor Eustafio Maturana, quien el 6 de julio
derrotó en el combate de Sumampa a Córdoba y a Quiroga.1
La intervención del gobernador del Campo en el conflicto
catamarqueño movió a los liberales tucumanos encabezados por José Frías, Julián
Murga y Pedro Garmendia a manifestar a Marcos Paz su desacuerdo poniéndolo al
tanto de que "el gobernador Campo, don Felipe Posse y el ministro Granillo
han pretendido sostener con fuerza armada al gobernador Omill de Catamarca, en
competencia al gobernador de Santiago que sostenía al gobernador Correa. Una
fuerte resistencia han encontrado en la comisión de la Honorable Sala que
prestaba su dictamen en contrario y en los ciudadanos más notables" y
afirmando que "el gobernador Campo, entusiasta por la milicia para dar
importancia a esta provincia con la fuerza, olvida que las instituciones dan
más importancia que las armas".
En respuesta, el 21 de julio del Campo manifestaba a Paz que
"Manuel Taboada (…) cuando se ha convencido de que acá (en Tucumán) no ha
de obtener votos para la vicepresidencia ha resuelto a romper (con nosotros)
con la doble furia de haber sido vencido en Catamarca después de haber prestado
auxilios al Sr. Correa. Por nuestra parte sólo hemos contribuido a favor de
Omill (…) y contamos allí con un buen amigo. Mis trabajos sobre la elección de
vicepresidente he extendido hasta Salta, Jujuy, Catamarca y La Rioja donde ha
marchado mi ministro el Dr. Granillo, como quien ejercía el oficio de
comisionado cerca del gobernador de Catamarca, para terminar la cuestión de
aquel pueblo. No se descuide de hablar con el Gral. Mitre de la conducta vil de
los santiagueños que deprimen gratuitamente a hombres de honorables
antecedentes".
Ante la falta de reacción de los partidarios de Correa, a
los que calificaba despectivamente de "gallos de corral", Eulalia
Ares fue a Santiago del Estero en procura de armas y a su regreso convocó a sus
amigas a una reunión en la que convinieron atacar la casa de gobierno.
En la madrugada del 18 de agosto 23 mujeres se encontraron
en la iglesia donde cambiaron sus faldas por ropa de hombre y dirigidas por
Eulalia Ares, secundadas por un fabricante de imágenes de santos, Daniel
Palacio, y algunos hombres del pueblo contratados a esos efectos, tomaron el
cuartel del Cabildo sorprendiendo a la guardia dormida, tras lo que acompañadas
por algunos oficiales que se les habían unido se dirigieron a la casa del
gobernador.
Pistola en mano Eulalia Ares exigió a Omill que se entregase
pero se inició un tiroteo con los guardias, el que Omill aprovechó para huir
saltando las paredes del fondo de su casa a pedir ayuda a los frailes del
convento de San Francisco, quienes le prestaron un hábito y un caballo pudiendo
huir a Tucumán.
Ya en control de la situación y mientras esperaba la llegada
de Vildoza con nuevas tropas, Eulalia Ares dispuso medidas para la defensa de
la casa de gobierno, desconociendo aún su paradero ordenó la detención de
Moisés Omill y convocó a una reunión en el Cabildo, que horas más tarde
presidía. Durante esas horas como gobernadora de hecho, ordenó rezos de acción
de gracias por el triunfo de la revolución, que se engalanaran los frentes de las
casas y que se distribuyeran limosnas a los pobres. Organizó finalmente un
plebiscito que eligió gobernador a Pedro Cano hasta el regreso del titular,
Ramon Rosa Correa, el que regresó de Santiago del Estero recién 12 días
después, asumiendo el mando el 30 de agosto de 1862.
Omil, desde Tucumán, solicitó la gestión del general
Wenceslao Paunero ante el general Bartolomé Mitre para que interviniera
Catamarca, pero la decisión ya había sido tomada. Ante la escalada de la
situación los liberales tucumanos acusaron a los gobiernos de ambas provincias
como responsables de la peligrosa situación y pidieron la intervención
nacional. Frente al estado de guerra civil en la provincia y el conflicto de
fondo entre Tucumán y Santiago, el 16 de agosto de 1862 el Congreso Nacional
había autorizado al ejecutivo a intervenir Catamarca, resultando designado el
senador por Salta general Anselmo Rojo, viejo opositor de Omil, quien contra la
previsión de éste confirmó a Correa, mientras el Congreso Nacional hacía llegar
a Eulalia Ares su agradecimiento "por su noble cooperación al
restablecimiento de la paz y el orden constitucional del país".
Pero Correa no pudo gobernar: en abril de 1863 la tropa se
amotinó y saqueó la ciudad quemando el archivo oficial, con lo que Correa tuvo
que delegar el mando en el comandante Víctor Maubecín, apoyado por los Taboada.
Eulalia Ares de Vildoza continuó interviniendo en la
política de su provincia. Con el concurso de sus hermanas apoyó también la
reinstalación de la Sociedad de Beneficencia de Catamarca (la primera había
sido fundada el 12 de agosto de 1857 por Octaviano Navarro), haciendo una
importante contribución.
Falleció en Ipizca, Catamarca, el 16 de junio de 1884.