Manuel Andrés Arroyo y Pinedo nació en Buenos Aires
(Virreinato del Río de la Plata) en marzo de 1778, hijo de Juan Andrés de
Arroyo, tesorero interino y Contador de la Caja Real de Buenos Aires y de Ana
Gertrudis de Pinedo y Arce. El mismo suprimió el apellido paterno, firmando
siempre Arroyo y Pinedo, por lo que es en general así conocido o como Manuel
Arroyo.
Estudio en el Real Colegio de San Carlos, pero abandonó
después de haber rendido el segundo año de filosofía por sentirse inclinado a
la carrera de las letras, tras lo que tras emplearse en la Aduana se dedicó al
comercio.
Fue iniciado en la logia masónica "San Juan de
Jerusalén de la felicidad de esta parte de América",1 fundada a fines de
marzo de 1803 por el portugués Juan Da Silva Cordeiro y se integró luego a la
dirigida por el Dr.Julián Álvarez.
Era amigo y socio de Juan Martín de Pueyrredón, y tras ser
ocupada Buenos Aires en 1806 por la primera de las Invasiones Inglesas
comisionado secretamente por el cabildo de Buenos Aires, el 9 de julio pasó con
aquel y Diego de Herrera a Montevideo para conferenciar con su gobernador
Pascual Ruiz Huidobro y Santiago de Liniers a los efectos de planificar la
reconquista.
Pueyrredón recibió el encargo de volver a Buenos Aires para
organizar fuerzas voluntarias de apoyo y juntar caballadas y víveres para la
fuerza principal que partiría de Montevideo al mando de Liniers. El 17
regresaron y tras desembarcar en San Isidro iniciaron su misión que tendría por
hitos el combate de Perdriel del 1 de agosto y la reconquista de la ciudad el
12 de ese mes. Por su actuación fue premiado por el cabildo de Buenos Aires con
un escudo de oro. Figuró en el acta del 1 de julio de 1807 como ayudante del
Virrey Liniers e informante del cabildo, siendo posteriormente ascendido al
rango de teniente coronel graduado de las milicias porteñas.
Concurrió al cabildo abierto del 22 de mayo de 1810 donde
adhirió al voto de Pedro Andrés García, propugnando el reemplazo del virrey
Baltasar Hidalgo de Cisneros por el cabildo, con voto decisivo del síndico
procurador y hasta tanto se resolvía la forma definitiva de gobierno.
Fue quien envió un barco a Río de Janeiro para facilitar el
regreso de Pueyrredón el 9 de junio de 1810. Prestó servicio en los primeros
años de la revolución en varios cuerpos del ejército patriota, hasta que por su
gran prestigio en la ciudad y la recomendación de Pueyrredón se incorporó en
1812 como regidor del cabildo.
Tras la revolución del 8 de octubre de 1812 se vio forzado a
dejar su puesto. Junto a Manuel José García manifestó "que habiendo sido
separados del Excmo.Ayuntamiento por na representación firmada por un número
considerable de Ciudadanos, en que se les tacha de sospechosos, estaban bien
seguros de haber cumplido, en cuanto estuvo a sus alcances, con los deberes que
les impone la Patria; pero que habiendo faltado la confianza pública, primera
cualidad de un magistrado en los tiempos presentes, cedían gustosos, y se
separaban obedeciendo la voluntad de sus compatriotas; mpas que cuando todo
debe ceder a a vountad pública, sólo el honor estaba excluido de este
sacrificio general; por cuya razón pedían que siempre que o tuviesen por
conveniente se examinase su conducta".
Descontento con el devenir de la revolución se exilió en Río
de Janeiro, Brasil, aunque mantuvo su amistad con Pueyrredón. En Río estableció
contacto con el ministro español, Casa Flores,4 informándolo acerca de los
colaboradores con los portugueses que ocupaban la Banda Oriental. Conocedor el
ministro español de su relación de amistad con Pueyrredón, entonces Director
Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, con el propósito de
comunicarse directamente con él e intentar un arreglo con los rebeldes, le
encargó a Arroyo una carta.5
Tras su regreso, en 1819 se despeñó como alcalde de 2° voto,
en 1821 fue nombrado representante y luego presidió la Legislatura.
Poseía campos que se extendían desde el ejido de Dolores
hasta Los Toldos y Castellanos por el oeste y sur, hoy partido de Pila, y con
Pizarro por el este. Una parte de la hacienda ocupaba parte del ejido de la
naciente población, lo que obligó a modificar su traza.
Militó en la Logia de los Caballeros de Buenos Aires, que
apoyaba al gobierno de Martín Rodríguez y su ministro Bernardino Rivadavia.
Integró la Comisión del empréstito contratado en Londres con
la Baring Brothers y se desempeñó como Director del Banco Nacional. Electo
diputado por la provincia de Tucumán junto a Alejandro Heredia, presidió el
Congreso Constituyente que sancionó la Constitución Argentina de 1826 y
consagró como presidente a Rivadavia.
Ese año el Estado instaló en Tucumán una segunda escuela que
implementaría el entonces famoso "sistema de Lancaster", bajo la
dirección de una junta presidida por el ingeniero Felipe Bertrés. El
establecimiento recibió como donación de Arroyo y Pinedo 2.602 pesos, una muy
importante suma en esa época.
En 1829 actuó como comandante del primer batallón de
milicias pasivas de infantería de la ciudad. Ese mismo año fue electo diputado
y al término de su mandato se retiró de la política.
Falleció en Buenos Aires (Argentina) el 31 de julio de 1839
en su casa quinta ubicada en las actuales Cerrito y Arroyo, cuyo nombre lleva
en su memoria. Sus restos se encuentran en el Cementerio de la Recoleta.