Biografias de letra A
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Manuel Eduardo Arias

Manuel Eduardo Arias fue un militar y hacendado muerto en 1823, en las luchas por la Independencia, en las que participó valientemente. destacado participante en la Guerra de Independencia de la Argentina, en la llamada Guerra Gaucha junto al generla Guemes.
Manuel Eduardo Arias
Manuel Eduardo Arias

Primeros años

El coronel, don Manuel Eduardo Arias, nació en el pueblo de Humahuaca. Su padre, don Francisco Arias Rengel, era nieto de guerreros y conquistador del Gran Chaco. Su madre, una mujer de pueblo, apodada la Coya. Esto es todo lo que sabemos por los datos biográficos que sobre él nos da el historiador salteño, don Bernardo Frías, en su obra tan importante que tituló “Historia de Güemes y de la provincia de Salta”.

La guerra del Norte

La Revolución había llegado a las provincias del Norte, con máxima incidencia en Salta y Jujuy, principal teatro de operaciones en las Guerras de la Independencia en lo que respecta al actual territorio de la República Argentina. Si se tiene en cuenta que a mediados de 1810 se iniciaba la primera expedición al Alto Perú, y luego, tras el Desastre de Huaqui a mediados de 1811, hasta 1822 y algo más, las oleadas de invasiones realistas y las campañas patriotas que la hicieron frente en forma ininterrumpida por casi quince años de guerra permanente , con  más de ciento setenta combates librados.   

El teniente coronel Martín Güemes de solo 29 años fue designado, el 21 de Febrero de 1813, Comandante de la Línea del Pasaje (avanzada sobre el río del mismo nombre), y casi inmediatamente comandante de la Vanguardia del Ejército del Norte, dando comienzo a la que se conoce con el épico nombre de Guerra Gaucha. 

Se unió a las fuerzas irregulares gauchas que organizaba el general Martín Miguel de Güemes para enfrentar la invasión realista de 1814; se le dio el grado de capitán por ser el jefe de las fuerzas de las fincas de su familia y de la villa de San Andrés.

Pronto quedó claro que era el jefe más capaz, en campaña y en combate, de todos los caudillos gauchos. En 1815 era el jefe de las fuerzas de Orán, San Andrés y Santa Victoria (la zona de Salta que actualmente queda al este de Jujuy).

Tercer invasión realista 1816-1817

El  Coronel Manuel Eduardo Arias, fue defensor del frontera norte del país, al  momento en el que se produce la tercera invasión realista en 1816 y  1817), cuando Pezuela es nombrado virrey del Perú designa al General La Serna al mando del ejército español .

El 19 se septiembre de 1816, se hace cargo del ejército español el General La Serna, quien trae consigo los batallones de Extremadura y Gerona, los Húsares de Fernando VII y  los Dragones de la Unión; todas las tropas veteranas  que acaban de vencer a los efectivos napoleónicos de la Península. Pezuela, desde Lima apura a La Serna para que inicie cuanto antes la invasión para evitar que San Martin invada el reino de Chile, este vacila en su avance, y  ante las órdenes terminantes del Virrey y la opinión de los americanos realistas lo impulsa a decidirse por la invasión.

En octubre llega hasta el lugar alcanzado por su vanguardia (en proximidades de Yavi), en esta villa conferencia con Olañeta, jefe de la vanguardia (Destacamento de Exploración), inicia su avance hacia el Sur. Lleva como misión conocer la situación de los patriotas, especialmente de la Quebrada de Humahuaca. Güemes, en conocimiento de los hechos relatados y del futuro avance de Olañeta, refuerza a Campero con 500 infernales, a la vez ordena al Coronel Manuel Eduardo Arias que con sus tropas avance desde San Andrés hacia Humahuaca, en un Movimiento sincronizado con Urdininea y las milicias de Jujuy y Perico, que deben avanzar hacia el Norte.

La directiva que el virrey Pezuela entrega a La Serna es alcanzar y ocupar Jujuy, Salta, Tucumán; reforzar sus líneas de comunicaciones y organizar en este último punto una base de operaciones. Logrando esto debe continuar su avance hacia el sur, sea por Catamarca o por Córdoba, para atraer hacia el Norte al Ejercito de los Andes, a los efectos de que los españoles del reino de Chile pudieran pasar la Cordillera y ocupar Mendoza para así llegar al objetivo siguiente tomar Buenos Aires y aniquilar la Revolución del Rio de la Plata.

Güemes, Gobernador de la Intendencia de Salta reúne en sus manos el poder político y militar en la zona de operaciones. El peso de la defensa del Norte debe ser llevado por las milicias de Salta y Jujuy. La enorme extensión de la intendencia que debía defenderse y la falta de  comunicaciones adecuadas le obligan  a dividir la Intendencia en sectores: 

  • Tarija: Coronel Francisco Pérez de Uriondo
  • Puna: Coronel Mayor Juan José de Fernández Campero, Marqués del Valle del Tojo o de Yavi.
  • Humhuaca : Coronel Manuel Eduardo Arias  
  • Vanguardia: En Humahuaca a órdenes de Urdininea
  • Tilcara: Coronel Manuel Álvarez Prado
  • Jujuy: Comandantes Bartolomé de la Corte y José Gabino de la Quintana.
  • Perico: Coroneles Domingo Arenas y Domingo Iriarte 

 

El resto de las milicias de la Intendencia, dependiendo de sus jefes directos, a órdenes de Güemes en Salta. Tal es el dispositivo de los contendientes y de las fuerzas en presencia, cuando los españoles, a mediados de noviembre de 1816, inician su avance hacia el Sur. En esas circunstancias Güemes, en previsión de un posible avance español, ordena al Coronel Arias que avance por Oran hacia Tarija y a Campero que se mueva hacia Cangrejos (35 km. al sur de Yavi). Lamentablemente tales previsiones resultan inútiles con la derrota de Campero, en la que además de los prisioneros tomados, se pierde toda la caballada y los víveres reunidos en ese lugar. Para colmo el Comandante José Miguel Lanza, que con un escuadrón y una carga de armas se adelantara para promover la insurrección en Tojo, es batido al día siguiente 16 por otra columna de Olañeta, en el paraje denominado Cachimayo. Luego de esta acción,  Olañeta continúa su avance hacia Jujuy y ocupa sin combatir Humahuaca, que es evacuada.

 En efecto, el Comandante General de la Vanguardia, Urdininea, cede al enemigo la entrada de la Quebrada, que no puede defender; él, con los infernales, se repliega a Huacalera, dejando una retaguardia en Uquía al mando del Comandante José Gabino ele la Quintana; por el Oeste, en el camino del despoblado (Ruta Nacional N° 40) manda otras fracciones de seguridad, y por el Este (San Andrés y Oran), destaca a Arias para que llevara a cabo acciones retardantes especialmente al este del Abra de Zenta. Es así que sin combatir, pero vigilado muy de cerca, Olañeta ocupa Humahuaca, y una vez asegurado este punto importante de la Quebrada, hace avanzar una fracción hasta Hornillos. . A su vez, el Mariscal José de la Serna avanza con el grueso del Ejército realista en forma lenta y metódica, y el 14 de enero llega a Humahuaca

El Combate de Humahuaca

El 01 de Marzo de 1817  el comandante Arias, desde San Andrés, escribe a Güemes:

"Un indio que en la primera entrada en San Andrés por el enemigo se fue con ellos por interés de la porcioncita del ganado que le llevaban, y luego que le dieron su importe se ha escabullido y se ha venido. Me dice lo siguiente: Ha visto y asegura ser la vanguardia enemiga corrió de 2.000 hombres bien armados, buena mozada, con 6 piezas de cañón y una caballería regularmente montada de corto número, que no pasan de cien hombres. El trozo o campo del ejército con el cuartel general se componía de otros tantos, con muy corta diferencia; tenían otras tantas piezas de artillería y dejando una "en Humahuaca, han llevado las cinco restantes, con toda la escolta del General, montada, que serán 50".

"El último trozo, que ahora mismo ha pasado de Humahuaca, son del número de 800 hombres de infantería, de ellos han quedado 100 en dicho pueblo. Allí han atrincherado, a especio de muralla, alrededor del pueblo. Han volteado la capilla de Santa Bárbara, de cuyo desbarranco han formado, sin duda, baterías, pues han colocado en esa altura en cañón que dejaron, y dice el indio que recién trabajan. Oyó dicho indio hablar y quejarse generalmente a los oficiales enemigos de la crecida deserción que sufren los regimientos, tanto que aseguran frieron 500 los que decían ellos que se perdieron en Tilcara, en los dos o tres días que pararon, Dicen vendrá el hospital de Sococha. Yo veo se me proporcionan mil lances lisonjeros para operar a mi satisfacción en casos ventajosos"

Güemes aprueba los planes del Comandante Arias, que desde su campamento de San Andrés avanzar para  sorprender al enemigo fortificado en Humahuaca.

Lo que  las fuerzas de Arias son 150 gauchos armados en forma heterogénea, pero profundos conocedores de la zona. Para el ataque divide sus tropas en tres grupos de 50 hombres cada uno y el 28 inicia el avance desde Cianzo para alcanzar 5 km al este de Humahuaca, el 1° de marzo a la madrugada (a las 03.00 horas), sin que los españoles tengan noticias de su avance.

Al inicia su ataque, Arias adelanta el primer grupo del Capitán Hilario Rodríguez, a quien le da como objetivo tomar por asalto la batería "Santa Bárbara"; el segundo grupo lo confía al Teniente Manuel Porta, que habiendo estado prisionero en Humahuaca conoce a fondo la villa, dándole como objetivo asaltar el cuartel de la guarnición que comunica con la iglesia y el campanario, lugar muy importante, ya que desde el campanario se domina completamente la batería.

El tercer grupo, a órdenes de Arias, avanza en un segundo escalón en condiciones de apoyar a cualquiera de los grupos de primera línea. Ante el éxito de la primera columna, Arias se dirige con su fracción a copar el depósito de pólvora y Portal ataca el cuartel.. Arias logra su objetivo en forma rápida y concurre en apoyo de Portal, pero entre ambos no pueden impedir que los españoles suban al campanario y desde allí hagan un fuego muy eficaz. 

Sin embargo, una hora y media más tarde (06,30 horas) deben rendirse bajo la amenaza de ser pasados a cuchillo, ya que son los únicos que resisten a esa hora. . Como resultado de la acción quedan 4 oficiales y 20 soldados muertos y se toman 6 oficiales prisioneros con 86 soldados; sólo se salvan 20 hombres, que huyen a los cerros. Además, se toman 7 piezas de artillería, 100 fusiles, gran cantidad de víveres y materiales, así como una cierta cantidad de ganado caballar y vacuno. El triunfo de Humahuaca, obtenido el día 1° de Marzo, que el propio Arias, en su parte complementario de dicho combate  dice claramente, que el triunfo fue celebrado como espléndido.

A los "valientes gauchos les fueron decretados honores, medallas de oro "a los oficiales y escudos a los soldados".  Esta victoria adquiere proyecciones nacionales. Arias es ascendido por la victoria de Humahuaca a Teniente Coronel graduado, según el Decreto de 25 de abril, refrendado por el Director Supremo Pueyrredón que, además, otorgó medallas de oro a los cinco oficiales y de plata para los demás.

La tropa deberá llevar en el brazo una cinta con la inscripción: LA PATRIA A LOS VENCEDORES DE HUMAHUACA.   Los premios fueron otorgados a propuesta del General Belgrano.  El 4 de marzo llega la "desagradable noticia" a Jujuy, donde y de inmediato La Serna envía dos columnas para tratar de copar a los vencedores. La una, al mando de Olañeta, debe seguir por el camino de los Valles para llegar a Oran, San Andrés y Zenta.

La otra, comandada por Centeno que atravesando la Quebrada debe llegar a Humahuaca, la componen el batallón de Castro, conocido, también, por Chilotes, del escuadrón de Húsares de Fernando VII y de un destacamento  de San Carlos, llevando por Jefe del Estado Mayor al Teniente Coronel, don Antonio Seoane". 

El 9 de Marzo llegó esta columna a Humahuaca, cuya población se hallaba totalmente abandonada, y sólo- se veían en las calles; cajones y baúles destrozados, con algunos cadáveres insepultos que despedían una fetidez- insoportable. Dada sepultura a los cadáveres encontrados, la columna se dirigió por Cibína al Abra de Zenta, para cruzar uno de los ramales de la gran Cordillera de los Andes y siguió a la Nueva Oran, por los Molinos, San Andrés, la Maroma y Santa Cruz.  . El 16 de Marzo ocupa Centeno a Oran, de donde ya había salido Olañeta, perdida la esperanza de poder alcanzar a los conductores de los prisioneros de Humahuaca. Con referencia a los prisioneros tomados en la acción del 1° de marzo en Humahuaca, el coronel Arias ordenó al oficial de su mando, don Eustaquio Medina —jujeño—, que se hiciera cargo de los mismos y los transportara hacia el sur. Medina cumplió el difícil cometido que se le había dado, con toda eficacia, dado que, una de las columnas españolas desprendidas desde Jujuy al mando del general Olañeta, debía procurar precisamente la captura de estos hombres.

El teniente Medina, con suma habilidad, destreza y conocimiento acabado del terreno, logró pasar a pocos cientos de metros de distancia del destacamento de Olañeta que debía capturarlo, sin ser ni visto ni sentido por éste, lo que constituyó una memorable hazaña digna de un verdadero jefe. Centeno descansa seis días en Oran, regresando por el mismo camino de Zenta, donde es vivamente atacado, en cuanta oportunidad se presenta, ya que activamente y sin tomarse descanso Arias vuelve al ataque, manifestándole a Güemes en su parte:

"Ya ve V. S., que mis sacrificios son grandes y que no me duermo, bato al enemigo en cualquier número que me venga y en cualquier circunstancia, no pierdo gente, ni corro precipitadamente; me sostengo e impongo al enemigo, ya que no terror, respeto”.  A su paso por las poblaciones quebradeñas,

Centeno las encuentra desiertas, siendo ello un signo significativo de cuanto en breves días había empeorado el espíritu del país.  Merced a cruentos sacrificios, La Serna ocupa Salta, el 16 de abril, a las cuatro de la tarde. Pero acorralado entre los muros de la ciudad capital, debe mandar gruesas partidas bien armadas a la campaña para lograr los víveres indispensables para la manutención de sus fuerzas. Son demasiado magros, y a costa de tremendos desgarrones de tropas y oficiales perdidos, los pocos alimentos que se logran. Mientras, La Serna se entera del paso de los Andes por San Martín y de sus primeros triunfos en Chile, así como del éxito del General La Madrid en Tarija, triunfos que pueden cerrarle el camino del regreso hacia sus bases del Perú. En tal situación ordenó la retirada, llegando a Jujuy el 6 de mayo y desalojándola el 21del mismo mes. Manuel Eduardo Arias lo persigue, mientras Quintana, Saravia y otros lo hacen por otros rumbos. El General Güemes, en parte de fecha 15 de Mayo comunica a Belgrano, entre otras cosas, que "las divisiones de Arias y Quintana persiguen a los que han salido.   Nuevamente, Güemes le informa al General Belgrano que el benemérito Teniente Coronel, don Manuel Eduardo Arias, ha hecho como siempre su deber, persiguiéndolos por la retaguardia, hasta "entregarlos a las otras divisiones que los esperaban, con lo que habrá retrocedido a obrar contra los que, me aseguran, deben quedar "en Tilcara u otro punto con el hospital y familias que han sacado a mejor temperamento".  El 22 de Mayo, desde Cieneguillas, Arias comunica que el enemigo se halla con su fuerza duplicada , pero que sin embargo lo tiene aislados dentro del pueblo de Tilcara. Tomando el  punto de las Cieneguillas, y Belmonte en las caídas de la Negra Muerta con su compañía, que desde  el día 19  caen veinte prisioneros de los partidarios, incluso tres arrieros, nueve fusiles con sus cananas y el poco ganado que habían encontrado en estas sierras, y quitado doce muías y una tropilla de burros. El 27 de junio, desde Abra Pampa, también  comunica a Güemes haber perseguido de día y de noche al enemigo, hostilizándolo fuertemente, que dado  el pésimo estado de sus caballos, casi todos sin poder dar un paso más, resuelve regresar a San Andrés. La Victoria Argentina de 1817,  es equivalente, por su importancia, a cualquiera de las más grandes batallas libradas en territorio americano, durante las guerras de nuestra independencia. Todas  logradas en territorio de Salta y Jujuy. Tuvo casi un año largo de duración, y en ella, los mejores capitanes españoles rindieron su tributo a estas fuerzas gauchas y a sus jefes, que a un principio despreciaron. Mal armados, sin equipos, casi desnudos muchas veces en el brazo empuñando un palo por única arma, no cejaron en su empeño. Desde Yavi y La Quiaca, hasta las fronteras boscosas del Tucumán al sur, fue éste un inmenso campo de luchas diarias y sin cuartel, donde los hombres que defendían sus tierras y sus lares, en estoicos contrapuntos de valor y de coraje, regaron sus predios, a todo lo ancho y lo largo de sus fronteras, con la sangre valerosa de sus venas. Belgrano le escribe a Pueyrredón: “Cábele también a su jefe Don Martín de Güemes una parte no pequeña en los copiosos e inaccesibles laureles que se recogieron en esta campaña memorable. Así como a los Comandantes, don Manuel Eduardo Arias, tan honoríficamente mencionado ya en el brillante hecho de armas de Humahuaca. "Ese año de 1817, vale tanto o más como el 20 de febrero de "1813, para la historia patria".  

Subdelegado de la Puna

La subdelegación de la Puna era una sub-circunscripción administrativa de Jujuy, de cuyo territorio era parte integrante. Se gobernaba, no como los demás distritos de la jurisdicción, por Alcaldes y Tenientes, sino por un empleado electo según las reglas con que se elegía al gobernador, por lista de varios presentada a la Junta Provincial que lo designaba. Esta circunscripción era extensa y comprendía todos los valles altos o mesadas en la cordillera de Humahuaca y del Despoblado.   Esta subdelegación de la Puna se organizaba y administraba políticamente en la forma ya mencionada, teniendo en cuenta las particulares características geográficas de la misma: su extensión, el ambiente semidesértico, falta de población, rigores climáticos y otras. Su importancia reside en el hecho que transpuesta la Puna por los realistas, los mismos tienen posibilidades de subsistir aprovechando los recursos de la zona; de manera que entre Tarija y Hurnahuaca (zona desértica o semidesértica) no tienen otra alternativa que llevar consigo todo lo necesario para la vida; esta región representa así el mejor sector defensivo para los patriotas. Esto obliga a que en la elección del subdelegado se busque un individuo hábil no sólo para el gobierno de la jurisdicción, con un acabado conocimiento de sus características, de la idiosincrasia de sus pobladores, sino también que esté en condiciones de conducir las operaciones regulares e irregulares que puedan desarrollarse en un terreno particular.   En 1818 la lista de candidatos para ocupar el cargo en cuestión está integrada por los siguientes ciudadanos: Don José Lorenzo Salverri, Don Manuel F. Basterra, Don Julián Gregorio de Zegada, Don Antonio M. del Pino, Don Isidoro Alberti, Coronel don Agustín Dávila, Coronel Manuel Arias, Comandante don Bartolomé de la Corte, Comandante don José Gabino de la Quintana. 

Todos los candidatos propuestos son hombres de probada actividad patriótica, honrados y valientes; lo que decide la elección a favor del Coronel Arias es su conocimiento de la zona, su identificación total con la causa de la libertad, su ascendiente sobre los patriotas de la Quebrada y, finalmente, el hecho de tener sus campos en Humahuaca y San Andrés (entre Humahuaca y Oran, en la vertiente oriental del Abra de Zenta). Atendiendo a todas estas razones y en cumplimiento del Reglamento de 1817 el Cabildo de Jujuy, con fecha 25 de abril de 1818, confecciona la lista de autoridades: "Para Teniente Gobernador de Jujuy, a don José Lorenzo Salverri. Para Subdelegado de la Puna, perteneciente a esta ciudad de antigua erección, nombrada la Rinconada, en primer lugar al Teniente Coronel de línea con ejercicio 

Ultimo años y asesianto

Mantiene este cargo hasta 1820, en que disgustado con Güemes, se asila en Tucumán, donde presta servicios a órdenes del gobernador Bernabé Aráoz, de tal manera que cuando Güemes invade aquella región, lo derrota en el Rincón de Marlopa y posteriormente en Trancas y Acequiones. Muerto Güemes, regresa a Jujuy y es repuesto en su cargo; interviene en las luchas internas de Salta y Jujuy, hasta que muere asesinado en San Andrés por los partidarios de la "Patria Vieja" el 23 de junio de 1822.