El coronel, don Manuel Eduardo Arias, nació en el pueblo de Humahuaca. Su padre, don Francisco Arias Rengel, era nieto de guerreros y conquistador del Gran Chaco. Su madre, una mujer de pueblo, apodada la Coya. Esto es todo lo que sabemos por los datos biográficos que sobre él nos da el historiador salteño, don Bernardo Frías, en su obra tan importante que tituló “Historia de Güemes y de la provincia de Salta”.
La Revolución había llegado a las provincias del Norte, con máxima incidencia en Salta y Jujuy, principal teatro de operaciones en las Guerras de la Independencia en lo que respecta al actual territorio de la República Argentina. Si se tiene en cuenta que a mediados de 1810 se iniciaba la primera expedición al Alto Perú, y luego, tras el Desastre de Huaqui a mediados de 1811, hasta 1822 y algo más, las oleadas de invasiones realistas y las campañas patriotas que la hicieron frente en forma ininterrumpida por casi quince años de guerra permanente , con más de ciento setenta combates librados.
El teniente coronel Martín Güemes de solo 29 años fue designado, el 21 de Febrero de 1813, Comandante de la Línea del Pasaje (avanzada sobre el río del mismo nombre), y casi inmediatamente comandante de la Vanguardia del Ejército del Norte, dando comienzo a la que se conoce con el épico nombre de Guerra Gaucha.
Se unió a las fuerzas irregulares gauchas que organizaba el general Martín Miguel de Güemes para enfrentar la invasión realista de 1814; se le dio el grado de capitán por ser el jefe de las fuerzas de las fincas de su familia y de la villa de San Andrés.
Pronto quedó claro que era el jefe más capaz, en campaña y en combate, de todos los caudillos gauchos. En 1815 era el jefe de las fuerzas de Orán, San Andrés y Santa Victoria (la zona de Salta que actualmente queda al este de Jujuy).
El Coronel Manuel
Eduardo Arias, fue defensor del frontera norte del país, al momento en el que se produce la tercera
invasión realista en 1816 y 1817),
cuando Pezuela es nombrado virrey del Perú designa al General La Serna al mando
del ejército español .
El 19 se septiembre de 1816, se hace cargo del ejército
español el General La Serna, quien trae consigo los batallones de Extremadura y
Gerona, los Húsares de Fernando VII y
los Dragones de la Unión; todas las tropas veteranas que acaban de vencer a los efectivos
napoleónicos de la Península. Pezuela, desde Lima apura a La Serna para que
inicie cuanto antes la invasión para evitar que San Martin invada el reino de
Chile, este vacila en su avance, y ante
las órdenes terminantes del Virrey y la opinión de los americanos realistas lo
impulsa a decidirse por la invasión.
En octubre llega hasta el lugar alcanzado por su vanguardia
(en proximidades de Yavi), en esta villa conferencia con Olañeta, jefe de la
vanguardia (Destacamento de Exploración), inicia su avance hacia el Sur. Lleva
como misión conocer la situación de los patriotas, especialmente de la Quebrada
de Humahuaca. Güemes, en conocimiento de los hechos relatados y del futuro
avance de Olañeta, refuerza a Campero con 500 infernales, a la vez ordena al
Coronel Manuel Eduardo Arias que con sus tropas avance desde San Andrés hacia
Humahuaca, en un Movimiento sincronizado con Urdininea y las milicias de Jujuy
y Perico, que deben avanzar hacia el Norte.
La directiva que el virrey Pezuela entrega a La Serna es
alcanzar y ocupar Jujuy, Salta, Tucumán; reforzar sus líneas de comunicaciones
y organizar en este último punto una base de operaciones. Logrando esto debe
continuar su avance hacia el sur, sea por Catamarca o por Córdoba, para atraer
hacia el Norte al Ejercito de los Andes, a los efectos de que los españoles del
reino de Chile pudieran pasar la Cordillera y ocupar Mendoza para así llegar al
objetivo siguiente tomar Buenos Aires y aniquilar la Revolución del Rio de la
Plata.
Güemes, Gobernador de la Intendencia de Salta reúne en sus
manos el poder político y militar en la zona de operaciones. El peso de la
defensa del Norte debe ser llevado por las milicias de Salta y Jujuy. La enorme
extensión de la intendencia que debía defenderse y la falta de comunicaciones adecuadas le obligan a dividir la Intendencia en sectores:
El resto de las milicias de la Intendencia, dependiendo de
sus jefes directos, a órdenes de Güemes en Salta. Tal es el dispositivo de los
contendientes y de las fuerzas en presencia, cuando los españoles, a mediados
de noviembre de 1816, inician su avance hacia el Sur. En esas circunstancias
Güemes, en previsión de un posible avance español, ordena al Coronel Arias que avance
por Oran hacia Tarija y a Campero que se mueva hacia Cangrejos (35 km. al sur
de Yavi). Lamentablemente tales previsiones resultan inútiles con la derrota de
Campero, en la que además de los prisioneros tomados, se pierde toda la
caballada y los víveres reunidos en ese lugar. Para colmo el Comandante José
Miguel Lanza, que con un escuadrón y una carga de armas se adelantara para
promover la insurrección en Tojo, es batido al día siguiente 16 por otra
columna de Olañeta, en el paraje denominado Cachimayo. Luego de esta
acción, Olañeta continúa su avance hacia
Jujuy y ocupa sin combatir Humahuaca, que es evacuada.
En
efecto, el Comandante General de la Vanguardia, Urdininea, cede al enemigo la
entrada de la Quebrada, que no puede defender; él, con los infernales, se
repliega a Huacalera, dejando una retaguardia en Uquía al mando del Comandante
José Gabino ele la Quintana; por el Oeste, en el camino del despoblado (Ruta
Nacional N° 40) manda otras fracciones de seguridad, y por el Este (San Andrés
y Oran), destaca a Arias para que llevara a cabo acciones retardantes
especialmente al este del Abra de Zenta. Es así que sin combatir, pero vigilado
muy de cerca, Olañeta ocupa Humahuaca, y una vez asegurado este punto
importante de la Quebrada, hace avanzar una fracción hasta Hornillos. . A su
vez, el Mariscal José de la Serna avanza con el grueso del Ejército realista en
forma lenta y metódica, y el 14 de enero llega a Humahuaca
El 01 de Marzo de 1817 el comandante Arias, desde San Andrés, escribe a Güemes:
"Un indio que en la primera entrada en San Andrés por el enemigo se fue con ellos por interés de la porcioncita del ganado que le llevaban, y luego que le dieron su importe se ha escabullido y se ha venido. Me dice lo siguiente:” Ha visto y asegura ser la vanguardia enemiga corrió de 2.000 hombres bien armados, buena mozada, con 6 piezas de cañón y una caballería regularmente montada de corto número, que no pasan de cien hombres. El trozo o campo del ejército con el cuartel general se componía de otros tantos, con muy corta diferencia; tenían otras tantas piezas de artillería y dejando una "en Humahuaca, han llevado las cinco restantes, con toda la escolta del General, montada, que serán 50".
"El último trozo, que ahora mismo ha pasado de Humahuaca, son del número de 800 hombres de infantería, de ellos han quedado 100 en dicho pueblo. Allí han atrincherado, a especio de muralla, alrededor del pueblo. Han volteado la capilla de Santa Bárbara, de cuyo desbarranco han formado, sin duda, baterías, pues han colocado en esa altura en cañón que dejaron, y dice el indio que recién trabajan. Oyó dicho indio hablar y quejarse generalmente a los oficiales enemigos de la crecida deserción que sufren los regimientos, tanto que aseguran frieron 500 los que decían ellos que se perdieron en Tilcara, en los dos o tres días que pararon, Dicen vendrá el hospital de Sococha. Yo veo se me proporcionan mil lances lisonjeros para operar a mi satisfacción en casos ventajosos".
Güemes aprueba los planes del Comandante Arias, que desde su campamento de San Andrés avanzar para sorprender al enemigo fortificado en Humahuaca.
Lo que las fuerzas de Arias son 150 gauchos armados en forma heterogénea, pero profundos conocedores de la zona. Para el ataque divide sus tropas en tres grupos de 50 hombres cada uno y el 28 inicia el avance desde Cianzo para alcanzar 5 km al este de Humahuaca, el 1° de marzo a la madrugada (a las 03.00 horas), sin que los españoles tengan noticias de su avance.
Al inicia su ataque, Arias adelanta el primer grupo del Capitán Hilario Rodríguez, a quien le da como objetivo tomar por asalto la batería "Santa Bárbara"; el segundo grupo lo confía al Teniente Manuel Porta, que habiendo estado prisionero en Humahuaca conoce a fondo la villa, dándole como objetivo asaltar el cuartel de la guarnición que comunica con la iglesia y el campanario, lugar muy importante, ya que desde el campanario se domina completamente la batería.
El tercer grupo, a órdenes de Arias, avanza en un segundo escalón en condiciones de apoyar a cualquiera de los grupos de primera línea. Ante el éxito de la primera columna, Arias se dirige con su fracción a copar el depósito de pólvora y Portal ataca el cuartel.. Arias logra su objetivo en forma rápida y concurre en apoyo de Portal, pero entre ambos no pueden impedir que los españoles suban al campanario y desde allí hagan un fuego muy eficaz.
Sin embargo, una hora y media más tarde (06,30 horas) deben rendirse bajo la amenaza de ser pasados a cuchillo, ya que son los únicos que resisten a esa hora. . Como resultado de la acción quedan 4 oficiales y 20 soldados muertos y se toman 6 oficiales prisioneros con 86 soldados; sólo se salvan 20 hombres, que huyen a los cerros. Además, se toman 7 piezas de artillería, 100 fusiles, gran cantidad de víveres y materiales, así como una cierta cantidad de ganado caballar y vacuno. El triunfo de Humahuaca, obtenido el día 1° de Marzo, que el propio Arias, en su parte complementario de dicho combate dice claramente, que el triunfo fue celebrado como espléndido.
A los "valientes gauchos les fueron decretados honores, medallas de oro "a los oficiales y escudos a los soldados". Esta victoria adquiere proyecciones nacionales. Arias es ascendido por la victoria de Humahuaca a Teniente Coronel graduado, según el Decreto de 25 de abril, refrendado por el Director Supremo Pueyrredón que, además, otorgó medallas de oro a los cinco oficiales y de plata para los demás.
La tropa deberá llevar en el brazo una cinta con la inscripción: LA PATRIA A LOS VENCEDORES DE HUMAHUACA. Los premios fueron otorgados a propuesta del General Belgrano. El 4 de marzo llega la "desagradable noticia" a Jujuy, donde y de inmediato La Serna envía dos columnas para tratar de copar a los vencedores. La una, al mando de Olañeta, debe seguir por el camino de los Valles para llegar a Oran, San Andrés y Zenta.
La otra, comandada por Centeno que atravesando la Quebrada debe llegar a Humahuaca, la componen el batallón de Castro, conocido, también, por Chilotes, del escuadrón de Húsares de Fernando VII y de un destacamento de San Carlos, llevando por Jefe del Estado Mayor al Teniente Coronel, don Antonio Seoane".
El 9 de Marzo llegó esta columna a Humahuaca, cuya población se hallaba totalmente abandonada, y sólo- se veían en las calles; cajones y baúles destrozados, con algunos cadáveres insepultos que despedían una fetidez- insoportable. Dada sepultura a los cadáveres encontrados, la columna se dirigió por Cibína al Abra de Zenta, para cruzar uno de los ramales de la gran Cordillera de los Andes y siguió a la Nueva Oran, por los Molinos, San Andrés, la Maroma y Santa Cruz. . El 16 de Marzo ocupa Centeno a Oran, de donde ya había salido Olañeta, perdida la esperanza de poder alcanzar a los conductores de los prisioneros de Humahuaca. Con referencia a los prisioneros tomados en la acción del 1° de marzo en Humahuaca, el coronel Arias ordenó al oficial de su mando, don Eustaquio Medina —jujeño—, que se hiciera cargo de los mismos y los transportara hacia el sur. Medina cumplió el difícil cometido que se le había dado, con toda eficacia, dado que, una de las columnas españolas desprendidas desde Jujuy al mando del general Olañeta, debía procurar precisamente la captura de estos hombres.
El teniente Medina, con suma habilidad, destreza y conocimiento acabado del terreno, logró pasar a pocos cientos de metros de distancia del destacamento de Olañeta que debía capturarlo, sin ser ni visto ni sentido por éste, lo que constituyó una memorable hazaña digna de un verdadero jefe. Centeno descansa seis días en Oran, regresando por el mismo camino de Zenta, donde es vivamente atacado, en cuanta oportunidad se presenta, ya que activamente y sin tomarse descanso Arias vuelve al ataque, manifestándole a Güemes en su parte:
"Ya ve V. S., que mis sacrificios son grandes y que no me duermo, bato al enemigo en cualquier número que me venga y en cualquier circunstancia, no pierdo gente, ni corro precipitadamente; me sostengo e impongo al enemigo, ya que no terror, respeto”. A su paso por las poblaciones quebradeñas,
Centeno las encuentra desiertas, siendo ello un signo
significativo de cuanto en breves días había empeorado el espíritu del
país. Merced a cruentos sacrificios, La
Serna ocupa Salta, el 16 de abril, a las cuatro de la tarde. Pero acorralado
entre los muros de la ciudad capital, debe mandar gruesas partidas bien armadas
a la campaña para lograr los víveres indispensables para la manutención de sus
fuerzas. Son demasiado magros, y a costa de tremendos desgarrones de tropas y
oficiales perdidos, los pocos alimentos que se logran. Mientras, La Serna se
entera del paso de los Andes por San Martín y de sus primeros triunfos en
Chile, así como del éxito del General La Madrid en Tarija, triunfos que pueden
cerrarle el camino del regreso hacia sus bases del Perú. En tal situación
ordenó la retirada, llegando a Jujuy el 6 de mayo y desalojándola el 21del
mismo mes. Manuel Eduardo Arias lo persigue, mientras Quintana, Saravia y otros
lo hacen por otros rumbos. El General Güemes, en parte de fecha 15 de Mayo comunica
a Belgrano, entre otras cosas, que "las divisiones de Arias y Quintana
persiguen a los que han salido.
Nuevamente, Güemes le informa al General Belgrano que el benemérito
Teniente Coronel, don Manuel Eduardo Arias, ha hecho como siempre su deber, persiguiéndolos
por la retaguardia, hasta "entregarlos a las otras divisiones que los
esperaban, con lo que habrá retrocedido a obrar contra los que, me aseguran,
deben quedar "en Tilcara u otro punto con el hospital y familias que han
sacado a mejor temperamento". El 22
de Mayo, desde Cieneguillas, Arias comunica que el enemigo se halla con su
fuerza duplicada , pero que sin embargo lo tiene aislados dentro del pueblo de
Tilcara. Tomando el punto de las
Cieneguillas, y Belmonte en las caídas de la Negra Muerta con su compañía, que
desde el día 19 caen veinte prisioneros de los partidarios,
incluso tres arrieros, nueve fusiles con sus cananas y el poco ganado que
habían encontrado en estas sierras, y quitado doce muías y una tropilla de
burros. El 27 de junio, desde Abra Pampa, también comunica a Güemes haber perseguido de día y
de noche al enemigo, hostilizándolo fuertemente, que dado el pésimo estado de sus caballos, casi todos
sin poder dar un paso más, resuelve regresar a San Andrés. La Victoria Argentina
de 1817, es equivalente, por su
importancia, a cualquiera de las más grandes batallas libradas en territorio
americano, durante las guerras de nuestra independencia. Todas logradas en territorio de Salta y Jujuy. Tuvo
casi un año largo de duración, y en ella, los mejores capitanes españoles
rindieron su tributo a estas fuerzas gauchas y a sus jefes, que a un principio
despreciaron. Mal armados, sin equipos, casi desnudos muchas veces en el brazo
empuñando un palo por única arma, no cejaron en su empeño. Desde Yavi y La
Quiaca, hasta las fronteras boscosas del Tucumán al sur, fue éste un inmenso
campo de luchas diarias y sin cuartel, donde los hombres que defendían sus
tierras y sus lares, en estoicos contrapuntos de valor y de coraje, regaron sus
predios, a todo lo ancho y lo largo de sus fronteras, con la sangre valerosa de
sus venas. Belgrano le escribe a Pueyrredón: “Cábele también a su jefe Don
Martín de Güemes una parte no pequeña en los copiosos e inaccesibles laureles
que se recogieron en esta campaña memorable. Así como a los Comandantes, don
Manuel Eduardo Arias, tan honoríficamente mencionado ya en el brillante hecho
de armas de Humahuaca. "Ese año de 1817, vale tanto o más como el 20 de
febrero de "1813, para la historia patria".
La subdelegación de la Puna era una sub-circunscripción
administrativa de Jujuy, de cuyo territorio era parte integrante. Se gobernaba,
no como los demás distritos de la jurisdicción, por Alcaldes y Tenientes, sino
por un empleado electo según las reglas con que se elegía al gobernador, por
lista de varios presentada a la Junta Provincial que lo designaba. Esta
circunscripción era extensa y comprendía todos los valles altos o mesadas en la
cordillera de Humahuaca y del Despoblado.
Esta subdelegación de la Puna se organizaba y administraba políticamente
en la forma ya mencionada, teniendo en cuenta las particulares características
geográficas de la misma: su extensión, el ambiente semidesértico, falta de
población, rigores climáticos y otras. Su importancia reside en el hecho que
transpuesta la Puna por los realistas, los mismos tienen posibilidades de
subsistir aprovechando los recursos de la zona; de manera que entre Tarija y
Hurnahuaca (zona desértica o semidesértica) no tienen otra alternativa que
llevar consigo todo lo necesario para la vida; esta región representa así el
mejor sector defensivo para los patriotas. Esto obliga a que en la elección del
subdelegado se busque un individuo hábil no sólo para el gobierno de la
jurisdicción, con un acabado conocimiento de sus características, de la
idiosincrasia de sus pobladores, sino también que esté en condiciones de
conducir las operaciones regulares e irregulares que puedan desarrollarse en un
terreno particular. En 1818 la lista de
candidatos para ocupar el cargo en cuestión está integrada por los siguientes
ciudadanos: Don José Lorenzo Salverri, Don Manuel F. Basterra, Don Julián
Gregorio de Zegada, Don Antonio M. del Pino, Don Isidoro Alberti, Coronel don
Agustín Dávila, Coronel Manuel Arias, Comandante don Bartolomé de la Corte,
Comandante don José Gabino de la Quintana.
Todos los candidatos propuestos son hombres de probada
actividad patriótica, honrados y valientes; lo que decide la elección a favor
del Coronel Arias es su conocimiento de la zona, su identificación total con la
causa de la libertad, su ascendiente sobre los patriotas de la Quebrada y,
finalmente, el hecho de tener sus campos en Humahuaca y San Andrés (entre
Humahuaca y Oran, en la vertiente oriental del Abra de Zenta). Atendiendo a
todas estas razones y en cumplimiento del Reglamento de 1817 el Cabildo de
Jujuy, con fecha 25 de abril de 1818, confecciona la lista de autoridades:
"Para Teniente Gobernador de Jujuy, a don José Lorenzo Salverri. Para
Subdelegado de la Puna, perteneciente a esta ciudad de antigua erección,
nombrada la Rinconada, en primer lugar al Teniente Coronel de línea con
ejercicio
Mantiene este cargo hasta 1820, en que disgustado con
Güemes, se asila en Tucumán, donde presta servicios a órdenes del gobernador
Bernabé Aráoz, de tal manera que cuando Güemes invade aquella región, lo
derrota en el Rincón de Marlopa y posteriormente en Trancas y Acequiones.
Muerto Güemes, regresa a Jujuy y es repuesto en su cargo; interviene en las
luchas internas de Salta y Jujuy, hasta que muere asesinado en San Andrés por
los partidarios de la "Patria Vieja" el 23 de junio de 1822.