Nació en Santa Fe de la Vera Cruz el
19 de marzo de 1784. Sus padres fueron el vasco Salvador Ignacio de Amenábar
Iturriaga, de origen noble, y María Bonifacia Quiroga y Humeres, criolla.
Entre 1799 y 1802 fue colegial del
Convictorio Carolino de Nobles de Santiago de Chile). Bachiller en teología, se
doctoró en cánones y leyes en la Real Universidad de San Felipe, donde fue
opositor a la cátedra de moral en 1806. En 1807 fue abogado de la Real
Audiencia. En 1808 fue cura párroco de Combarbalá. Fue designado canónigo de la
catedral de Buenos Aires.
Ferviente partidario de la
emancipación americana, representó a su ciudad natal en la Asamblea del año
XIII, de la que fue vicepresidente.
Como hombre del interior defendió el
sistema federal y las autonomías provinciales, en contraposición al sistema
unitario que propiciaban los miembros de la Logia Lautaro, quienes
hegemonizaban la Asamblea. También representó a su provincia en el Congreso General
desde 1824 hasta 1827.
Integró la misión Amenábar-Oro en
1829, que intentó dar fin a los enfrentamientos civiles entre unitarios y
federales. Fue gobernador delegado interino de su provincia en dos
oportunidades.1856-60. Fue hombre de consulta del caudillo santafesino
Estanislao López.
Sus convicciones marcaron fuertemente
a su familia, la cual tuvo sobresaliente actuación en el proceso emancipador
del país, la autonomía provincial y la organización nacional. Precisamente su
sobrina María Bonifacia Lassaga y Amenábar contrajo matrimonio con Juan
Francisco Seguí (padre), revolucionario en Chuquisaca 1809, participante en el
cabildo abierto del 22 de mayo de 1810 y ministro de Estanislao López, y el
hijo de estos, Juan Francisco Seguí (hijo), secretario de Justo José de
Urquiza, fue constituyente en 1853.
Falleció en Santa Fe en 1863. Sus
restos descansan en la Catedral de Santa Fe. Una humilde lápida de mármol
señala el lugar donde descansa para siempre. A la tumba donde reposan sus
últimos despojos van los que le conocieron y le amaron a derramar una lágrima y
a consagrar un recuerdo a su memoria. Ese es el premio a que aspira la virtud
sobre la tierra, los que vivieran sembrando beneficios, recogen bendiciones más
allá de la tumba.
Una de las calles de la Capital de
Santa Fe perpetúa su nombre, modesto premio de una población agradecida hacia
uno de sus ilustres hijos. También lleva su nombre una localidad del
departamento General López, en la Provincia de Santa Fe y en la Ciudad de
Buenos Aires, lo recuerda una calle que pasa por el barrio de Saavedra, el
barrio de Núñez, el barrio de Belgrano y el barrio de Colegiales. En la ciudad
de Pontevedra, al oeste de la provincia de Buenos Aires, también existe una
calle que lleva su nombre