Nació en Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos Argentina el 26 de agosto de 1858, hijo de los orientales Dorina Escalada Baldez (hermana de Marcelino Escalada Baldez y nieta de Celedonio Escalada) y de Desiderio Álvarez Gadea.
Estudió en el prestigioso Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, pueblo donde se inició como periodista.
Hizo un primer viaje a la ciudad de Buenos Aires en 1876 y luego se afincó en tal ciudad hacia 1879 cuando tenía 21 años. Era conocido por sus amigos como "Mocho”, y más tarde se agregó al seudónimo el título de “Fray” (un fraile, en la Iglesia católica).
Escribió en numerosos periódicos: El Nacional, La Pampa, La Patria Argentina, La Razón; en revistas: Fray Gerundio (de corta vida), El Ateneo, La Colmena Artística, Caras y Caretas.
Escribió ensayos acerca de la vida en Buenos Aires de la última parte del siglo XIX: Esmeraldas, Cuentos mundanos, La vida de los ladrones célebres de Buenos Aires y sus maneras de robar, Memorias de un vigilante.
En 1898, publica el libro En el mar Austral, muy interesante novela documental en la cual relata, merced a numerosos datos obtenidos por marineros y exploradores argentinos, la vida y los paisajes de la región fueguina a fines del siglo XIX.
El período más importante en la producción literaria, fue durante el tiempo de acumulación de poder de Buenos Aires. La Nación argentina finalmente se reunifica. La ciudad de Buenos Aires se une al resto del país, los Domingo Faustino Sarmiento y Bartolomé Mitre estaban vivos aún, y Buenos Aires iba adquiriendo la elegancia y prestancia para ser la “Reina del Plata” y la “París del Sur”.
Fue fundador y primer editor de la celebérrima revista Caras y Caretas; allí realizaba ilustraciones sobre sujetos nacionales y extranjeros: de la realidad social, de interés general y de moda; también publicaba literatura urbana y rural. Sus contribuciones incluyeron muchas notas sobre los mejores escritores: Roberto Payró, Horacio Quiroga, José Ingenieros, entre muchos otros. Fue el primer escritor profesional de Argentina. En sus excepcionales descripciones de las costumbres regionales, el narrador es un observador. El mechaba sus escritos con los diferentes hablas de Buenos Aires incluyendo el “lunfardo” (el argot rioplatense). Sus escritos fueron parte del naturalismo, que fue una reacción contra el "romanticismo" que prevalecía, la rigidez del castellano, y la literatura en boga, y tuvo una contraparte en el París de esos años.
Uno de sus mejores e interesantes ensayos fue En el mar Austral. Es su saga de un año de excursión, en un barco ballenero, en el extremo sur de Chile y de Argentina (la Tierra del Fuego), comenzando en la ciudad de Punta Arenas en Chile: describe con amoroso y gran detalle el escenario y la vida de esa región de Sudamérica. Lo que se sabe de la fuente de información, es que aparentemente jamás Fray Mocho se acercó ni siquiera al norte de la Patagonia (2000 km de Tierra del Fuego) y como las descripciones son extremadamente vivaces y seguras, al día de hoy se desconoce su fuente.
Fray Mocho falleció en los albores del siglo XX. Una enfermedad que le venía trayendo problemas de años, quizás fue la causa del deceso. Él dijo: «No he ofendido a nadie ni a nada, porque no quise dañar y porque tengo un corazón puro» (como testamentó en la edición de En el mar Austral), obra cuya mejor edición se realizó en 1960 por la EUDEBA.
Su deceso se produjo el 23 de agosto de 1903, tres días antes de cumplir 45 años. Sus últimas palabras fueron “Muero peleando”. Su revista por antonomasia le sobrevivió hasta 1941.